Hace años tengo como costumbre enviarle mis artículos tanto a unos articulistas de El Universal, como a unos de Aporrea. Aparte de dialogar con ambos lados, midiendo sus reacciones, logro entender más de lo que pasa en este poco sabroso mondongo de país en que nos hemos convertido.
Las últimas semanas se me está haciendo claro que si bien ambos lados sienten muchas rabias, los oposicionistas, aun cuando desearían mayor firmeza por parte de Capriles y su unidad, andan como tranquilos, sin demasiada prisa, sintiendo que el tiempo les dará la razón; mientras que los oficialistas, teniendo que tragarse una explosión de problemas y la ineptitud de Maduro y combo, andan frustrados al rojo-rojito vivo.
Y lo digo no solo por los comentarios que recibo. En El Universal, el sábado pasado, Vielma Mora, publicó "Nicolás Maduro". En ese artículo se desplayo en alabanzas del titulado, pero se le lee clarísimo que estas, más que corresponder a lo que él piensa de Maduro, corresponden a como él desea que Maduro fuese. Igualmente, al describir Vielma Mora una evolución socio-económica sumamente favorable, queda claro que esa no corresponde a como él piensa que le va al país, sino a como él desea que al país le fuese.
La mayoría de los aporreados aporreístas reconocen la existencia de una corrupción endémica, y aceptan que sostener como lo hace Maduro que "todo corrupto es antichavista", ya de por sí es corrupción. Los creo sinceros cuando ruegan eliminar el flagelo, pero lamentablemente andan aterrorizados. Una cosa era Chávez defendiendo su movimiento de algunos criollos engendros de Pol Pot, y otra, muy distinta, defenderlo ellos, con y contra de manipuladas memorias de Chávez.
Igualmente reconocen que para arreglar la economía, ni remotamente bastan las palabras de Vielma Mora: "en el marco del Mercosur... estructurar las Áreas de Economía Productiva para aquellas regiones seleccionadas por su vocación y capacidad de adaptación para la generación sostenida de divisas". Saben muy bien que, para ello, tendrán que ejecutar acciones que programáticamente decretaron detestables.
Y ni hablar de cuando a quienes más les gusta levantar la bandera de la justicia social les recuerdo que "la buena alimentación, la buena salud y la buena educación para nuestros niños es más importante que regalar gasolina". Ahí sí que se retuercen, por saber que tal como están las cosas, son ellos que tienen la responsabilidad de aumentar la gasolina unos cuantos cientos por cientos.
Sin duda que los aporreados aporreístas se sienten frustrados al rojo-rojito vivo. Entrelíneas les leemos "¿por qué tenemos que calarnos estas... y no Capriles y sus escuálidos que más se lo merecen?".
En fin los aporreados aporreístas se encuentran ante la realidad de un testamento donde su jefe no solo se equivocó nombrando su sucesor, sino que cada día van surgiendo más gravámenes sobre los activos legados, lo que les diluye la herencia. A ellos les toca resolver sus problemas.
Pero Venezuela, para lograr salirse de la esquina donde se encuentra encerrada, siendo golpeada, necesita de muchas conversadas entre buenos interlocutores. Y para que tales interlocutores sean aceptables para todos, no importa de qué lado provengan, estos no pueden ser de los que andan quemando naves y entregándose a radicalismos absurdos.
PS. Quien argumente que gobiernos administran mejor que los ciudadanos las resultas petroleras, es solo un vulgar e interesado corruptor de intelectos.