mayo 27, 2010

¡Pague la deuda pues!

El Presidente dijo el domingo 23 de mayo de 2010, que Venezuela podría pagar fácilmente su deuda externa con las reservas internacionales, dado que "prácticamente no tiene deuda externa". ¡Pague la deuda pues! La legítima. 
En junio 2003, en "Una insostenible sostenibilidad", en El Universal escribí: "Un país en desarrollo, con necesidades reales, francamente no puede darse el lujo de cancelar ni un céntimo en intereses por un nivel de deuda surgido de una serie de créditos, que en promedio son improductivos.... El día en que el país se coloque firme e irrevocablemente sobre la senda de cancelar totalmente su deuda, ese día se le abrirá un espacio inmenso de oportunidades al país". 
En abril 2003, en "El hándicap financiero", en El Universal escribí: "Cada mañana cuando un venezolano sale a construir su futuro y el de su patria, bien sea servidor público o privado, carga sobre sus hombros el peso del riesgo país que ese día hayan fijado los mercados financieros. Un riesgo país alto es una contaminación económica, que tapa todo y que impide respirar con normalidad. El riesgo país tiene muchas causas y muchos orígenes pero la principal está generalmente relacionada con la capacidad de servir la deuda pública del país". 
Y en el 2010, el problema de las deudas de los países soberanos se ha hecho mucho más agudo, especialmente por cuanto éstas han crecido vertiginosamente cuando los Gobiernos de algunos países han decidido asumir muchas de las pérdidas por la crisis financiera, en lugar de dejarles éstas a los inversionistas, como deberían. 
Entonces, si tenemos las reservas con qué pagar, no se justifica que sigan considerando a Venezuela entre los deudores malosos, aplicándole altas tasas de interés, como si estuviese financiándose con una tarjeta de crédito. 
Provoca llorar pensar en que Venezuela no haya podido ganarse unas buenas calificaciones de crédito durante toda su última bonanza petrolera; a la máxima que llegamos fue a una BB... "un alto riesgo de incumplimiento... incertidumbre ante condiciones económicas y financieras". Sin duda que nosotros, los cachicamos, gracias a un gobierno inepto, trabajamos para los "especuladores", las lapas. 
Provoca llorar pensar en los intereses adicionales que innecesariamente pagó y sigue pagando el país... por mantener unas reservas supuestamente superfluas en lugar de cancelar su deuda... algo así como un 10 y pico largo por ciento más en intereses de lo que hoy paga ese "imperio" que según nuestro cacique de turno está quebrado. 
Provoca llorar pensar en lo que puede haber perdido el país últimamente, a cuenta de que nuestro cacique de turno no quiera tener parte de las reservas en dólares. 
Imagínense qué maravilla, una Venezuela con una deuda de solo mil dólares, calificada AAA. 
Por cierto, dado que nuestro cacique de turno no es banquero, esperemos que unos banqueros chinos no le metan la coba que un dinero recibido por el cual no hay que pagar intereses, sino sólo barriles de petróleo, no es un préstamo. Cada barril hipotecado, es un barril robado a la Venezuela de nuestros hijos. 
Ahora bien, si en verdad no tenemos las reservas como para pagar la deuda de Venezuela, o la de Pdvsa, ni siquiera un poquito de ellas, es mejor quedarnos callados para no perder más credibilidad y con ello solo terminar pagándole más intereses a esos especuladores a los cuales se nos ha ordenado detestar.

mayo 13, 2010

La bomba AAAtómica

Lo sabiondo no tiene hogar fijo. Permítame dejar al lado la crisis causada en Venezuela por el sabiondo sobre-primitivismo para explicarles la crisis financiera internacional que resulto de un sabiondo sobre-sofisticación, impuesta arrogantemente por los reguladores de la banca del Comité de Basilea.
Esos reguladores, con un solo objetivo, el de eliminar las quiebras bancarias, como si el no quebrar fuese el único objetivo de un banco, impusieron, arbitrariamente, unos requerimientos de capital a la banca que discriminaban sobre la base del riesgo de incumplimiento, tal como éste fuese percibido por las tres humanamente falibles agencias calificadoras de crédito.
En tal sentido, por ejemplo, si un banco le presta a una empresa mediana, de aquellas que no pueden darse el lujo de pagar por una calificación de crédito, se le requiere tener un 8 % en capital, pero, si el banco le presta a una empresa calificada como AAA, o a un país soberano que como Grecia clasificaba durante los últimos años entre A+ y A-, entonces bastaba con el 1.6 % de capital.
Por cuanto los créditos percibidos por el mercado como de poco riesgo ya son beneficiados con menores tasas de interés, lo anterior sólo subsidio el natural sesgo adverso al riesgo y provocó, como era de esperarse, una gran demanda por instrumentos calificados como AAA. Como lo que unos reguladores deberían haber intuido, si hubiesen pateado las calles, si el mercado demanda AAA, pues el mercado suple AAA, así sea de una calidad inferior.
Como consecuencia, trillones de dólares cayeron sobre el precipicio de los instrumentos colateralizados con hipotecas pésimamente otorgadas al sector “subprime” en los Estados Unidos. Que el desastre no haya sido mayor, aún, sólo es el resultado de que el gobierno de los Estados Unidos les lanzo a los en caída libre un paracaídas inmenso. Ese paracaídas fue comprado, financiado, y falta ver si hay con qué pagarlo.
Y a causa de esas mismas regulaciones, las deudas públicas de muchos países, como los de Grecia, explotaron. Vale la pena destacar que al prestarle a “soberanos” calificados como AAA, la banca, increíblemente, no tiene requerimiento de capital alguno.
Y no es que el desastre no se veía venir. Ya en noviembre 1999, en Economía Hoy, escribí: “El Big Bang que más temo, es el que puede ocurrir el día en que aquellos genios reguladores de la banca en Basilea, jugando a dioses, logren introducir un error sistemático en el sistema, que cause la quiebra del UBM (Único Banco Mundial) u otro dinosaurio financiero sobreviviente.”
En enero de 2003 termine una carta publicada por el Financial Times de Londres diciendo “Todo el mundo sabe que, tarde o temprano, las calificaciones emitidas por las agencias de crédito son solo una nueva variedad de riesgos sistémicos listos a ser propagados por el mundo a velocidades modernas”
Y en Octubre de 2004 en el Banco Mundial, como Director Ejecutivo, advirtiendo sobre la calidad de los análisis de crédito dije: “Creo que muchos de los mercados financieros están siendo peligrosamente sobre-extendidos a cuenta de una exagerada dependencia en modelos financieros intrínsecamente débiles basados en series estadísticas muy cortas y en dudosas premisas de volatilidad.
Y así como yo, hubo otros que advirtieron, por lo que dejo constancia que es todo un mito aquello que la crisis resulto por causas impredecibles... o por una desregulación.

mayo 06, 2010

Aporrea y Oswaldo

Articulistas de Aporrea, a ustedes, con frecuencia, vía internet, les envío el artículo semanal que publico en El Universal.
La mayoría de ustedes me ignoran, otros me dicen cosas no publicables, en horario alguno, pero unos no tan pocos me responden, a veces asintiendo, a veces esgrimiendo argumentos contrarios… todo por cuanto abrazan el debate. Además sé que me responden por cuanto saben que es verdad lo que les he dicho sobre que, en una Venezuela tan polarizada, sentí orgullo el día que me publicaron el mismo artículo simultáneamente en El Universal y en Aporrea.
Es a ustedes, mis algunos algo conocidos de Aporrea, a quienes hoy les escribo para solicitarles su ayuda en asegurar que el dialogo sea posible y que ayuden remover esos obstáculos que el oiligarga o petrócrata de turno, insiste en colocar en nuestro camino para evitar que nos hablemos.
Y con ello me refiero muy puntualmente al encarcelamiento de Oswaldo Álvarez Paz. Ni los articulistas de la oposición, ni los del chavismo, ni los del sin-chavismo, ni los que como yo nos identificamos como extremistas del centro, nos podemos dar el lujo que nos callen… los unos a los otros. Para nosotros, la libertad de opinión es y debe siempre ser un oxigeno vital.
Y no estoy colocándoles una concha de cambur. En el mundo, las cosas se están complicando de manera tan acelerada que si no logramos hacer un inteligente frente común, simplemente no lograremos defender el futuro de nuestros hijos, nietos y bisnietos y nos van a descuartizar como nación.
Estamos cercanos a que los sistemas financieros del mundo a causa de las tantas insostenibles deudas públicas se derrumben. Una de las primeras víctimas serán los precios del petróleo... no solo por cuanto su demanda se vea afectada por una recesión sino por cuanto los gobiernos estarán en necesidad de imponer severos impuestos al consumo de la gasolina. Por ejemplo si bien tales impuestos eran hace poco impensables en los Estados Unidos, ya es frecuente observar editoriales ahí que argumentan a favor de ellos... y no solo por razones ambientalistas.
Mis algunos algo conocidos articulistas de Aporrea, envíenle una carta al cacique de turno y pídanle que suelte a Oswaldo Álvarez Paz, sin más ni menos, por cuanto el país ya está dividido mucho más allá de lo prudente y el mundo no está como para jugar.
Y ustedes saben perfectamente, en sus sinceros adentros, que Oswaldo Álvarez Paz es igualmente una persona que se sienta a conversar con ustedes, y eso aún cuando se encuentre mucho más alejado de ustedes que quien como yo fue educado para tenerle fobia a los extremos, y que por lo tanto siempre busco hablar con ambos extremos, para hacerlos menos extremos.
Y ustedes saben bien, en sus sinceros adentros, que Oswaldo Álvarez Paz y la mayoría de los articulistas de El Universal, responderíamos favorablemente a un ruego similar que cualquiera de la mayoría de los articulistas de Aporrea podría hacernos el día de mañana... y digo “la mayoría” por cuanto es evidente que de lado y lado, también tenemos quienes quieren suprimir esa libertad de opinión que les molesta y les obliga.
Ustedes que pregonan un Socialismo del Siglo XXI... ¿Ese socialismo, lo quieren libres o presos? Como entenderán, lo que tendremos depende, por lo menos en estos momentos, más de los de Aporrea que de los de El Universal. ¿Escriben o callan?