abril 26, 2007

Necesitamos sumar más que cero

Recientemente tuve la oportunidad de oír, en una conferencia organizada por el Banco Mundial, a la actual presidenta de Liberia, H.E. Ellen Johnson-Sirleaf, exponer sobre lo que necesitaron hacer en su país para lograr salir de los conflictos que lo tenían sumergido en una guerra civil. Su exposición emocionó, especialmente a quienes estamos observando no la construcción sino la destrucción de nuestros respectivos países. Al llegar a casa encontré el siguiente apunte y que seguramente lo base en algo que dijo ella o un comentarista: "Las visiones no producen entendimiento, las grandes visiones, que pueden implementarse, resultan de un proceso de entendimiento".

Una sociedad totalmente polarizada entre quienes están a favor de algo y quienes se oponen a ello, simplemente suma cero. En tal sentido parece ser que la única manera que tenemos de salir de las nefastas circunstancias en las cuales todas la partes aceptan nos encontramos sumergidos, es lograr sentar, en una misma mesa, tanto a los que adoran a Hugo Chávez como a quienes con igual pasión lo detestan, en el convencimiento que Venezuela vale muchísimo más que una sola persona.

Si no logramos resolver con urgencia la absoluta incomunicación que existe entre las partes y damos inicio a un proceso de colaboración constructiva, por ejemplo vía una asamblea nacional paralela, jamás lograremos suficiente confianza entre las partes para poder actuar con racionalidad, ni siquiera en los asuntos donde existen consensos. Ausente tal entendimiento, al país no le quedaría sino el comunicarse por la vía de los incomunicados, o sea, la violencia.

La Presidenta de Liberia, cuando habló mencionó que lo hacía no solo como Presidenta, sino además como madre y abuela. A la pregunta si las mujeres eran mejores para buscarle una salida en este tipo de circunstancias, respondió con un sí rotundo. Sus argumentos iban en el sentido que las mujeres tenían más capacidad de equilibrar las necesidades de hoy, el pan, con las necesidades del futuro, la educación, sin perderse en el resto de los asuntos intermedios que solo ofuscan y que supuestamente son de mas interés para los hombres. No me toca hoy debatirle ese punto, pero en lo que sí estoy totalmente de acuerdo es cuando a la pregunta sobre qué era lo mas necesario para un país frágil respondió lo siguiente: "Más que comida y alimentos lo que necesitamos son buenas y esperanzadoras fuentes de empleo para nuestros jóvenes".

En lo personal naturalmente creo que los hombres tenemos mayores facilidades de entendernos que las mujeres, con su mayor emotividad, pero por cuanto puedo estar equivocado (como esposo y padre de tres muchachas más me vale aceptar esa posibilidad) de repente lo que debemos es pedirle a Marta Colomina y a Lina Ron que cada quien de ellas se busque cinco madres y abuelas entre los de su lado y luego que debatan abiertamente, una semana seguida, mínimo seis horas por día, en televisión, sobre las necesidades inmediatas y futuras del país, con una sola regla, el que les sea prohibido mencionar el nombre de esa barrera divisiva que se llama Hugo Chávez. Si quieren, para el bien del debate, podrían incluir a otros nombres como innombrables.

abril 19, 2007

Crecientes dificultades para gozar el botín

Durante las recientes reuniones del Banco Mundial lamentablemente algunos asuntos fueron relegados a un segundo plano como consecuencia de los líos de su presidente el señor Wolfowitz.
Uno de ellos se refiere al anuncio de la Iniciativa para la Recuperación de Activos Robados la cual, junto a otros acuerdos como el de la OECD en contra de la corrupción, evidencia cómo el mundo avanza, muy lento pero parece que muy seguro, en el camino de una mayor gobernabilidad global.
Resulta vergonzosa la facilidad con que hasta ahora los ladrones logran ocultar su botín, a veces hasta frente a las narices de sus víctimas y por supuesto falta mucho para que una iniciativa como esta se convierta en un instrumento eficaz… pero quizás menos de lo que se sospechan los forajidos en el mundo.
Paralelo a las iniciativas oficiales, los avances tecnológicos que permiten acceder, archivar y enviar información están convirtiendo a las sociedades civiles, gústenos o no, en unos investigadores en tiempo real. No es que los anden buscando, pero cuando los ven y tienen su celular con cámara en mano, tomarán la foto del corrupto en sus momentos de disfrute, la cual pasará a engrosar expedientes de la verdad, que reventarán por grandes.
De igual manera, todos esos servicios de ocultamiento de bienes mal habidos, a cuya corrupta explotación se han dedicado algunos países con fama de poco corruptos, se están encareciendo en la medida en que se desarrolla esa comunidad internacional de sociedades civiles que entienden que todos tienen que remar en la misma dirección, si han de tener chance de sobrevivir en un planeta que se achica.
Finalmente y observando cómo en Canadá en una corte ordinaria recientemente se dio inicio a un juicio por violación de los derechos humanos (genocidio en Ruanda), tampoco debe estar muy lejos el día cuando alguno de los millones de emigrantes en el mundo, de aquellos que se han visto obligados a emigrar como consecuencia de los actos corruptos de sus gobernantes, demandará con éxito a un corrupto si lo encuentra gozando un dinero mal habido en su nuevo país alternativo. Las pruebas que necesitará para introducir su demanda, le serán todas enviadas por la red.
¿Lo anterior atenta contra la soberanía de las naciones? ¡Tristemente sí! Por lo que siempre es mucho mejor que las naciones se libren ellas mismas de manera soberana de sus soberanos corruptos.
Uno de los 4.292.466 ciudadanos del país sombra. (Insolentemente todavía quedan actas por escrutar)

abril 12, 2007

Todos somos indígenas

Zimbabwe lleva tiempo metiéndonos el dedo en el ojo a todos quienes profesamos el derecho de los países a decidir sus asuntos internos de manera soberana sin que el resto del mundo se entrometa, por cuanto nos recuerda que hay límites a tal principio.
Qué haríamos por ejemplo si ese gran pulmón de nuestro planeta Tierra que conocemos como el Amazonas estuviese ubicado en Zimbabwe y ese Mugabe se hubiese dedicado a su tala y su quema. Por supuesto nadie le puede negar a Zimbabwe sus derechos prioritarios como indígenas locales de hacer lo que quieren pero llega el momento en que sus derechos coliden de manera directa con los nuestros, también legítimos derechos como indígenas del planeta Tierra que somos y por lo menos yo estaría en tal caso vociferando "paren a ese loco… como sea". Por cierto hablando de este tema ambiental considero que el resto del mundo tiene todo el derecho de exigirle a países como Estados Unidos y Venezuela, que le pongan un parado a su consumo desenfrenado de gasolina.
El que un autócrata como Mugabe que lleva 27 años en el poder haya destrozado por completo a un país que tenía de todo para lograr un puesto respetable en la comunidad internacional y que le haya traído tantos sufrimientos irreversibles a por lo menos dos generaciones de seres humanos en Zimbabwe, quizás no sea cosa nuestra, "que se j…. pero la soberanía hay que respetarla". No obstante parece que ya Mugabe-Zimbabwe esta llegando a un límite y muchos de los más respetuosos de la soberanía, ya reclaman que se haga algo.
Uno de los instrumentos que más ayuda evitar que se nos coloque en esa incomoda situación de necesitar elegir entre el respetar la soberanía de los pueblos y defendernos de sus soberanas bestialidades, es asegurar que los mecanismos internos que permiten frenar las locuras de manera interna funcionen, muy especialmente el de las elecciones. En el caso de Zimbabwe hay muchos que sostienen que de sólo haber existido el mecanismo de unas elecciones verdaderamente transparentes, hace tiempo que el mismo pueblo de Zimbabwe ya se hubiese soberanamente librado del Mugabe.
Lo anterior me trae a comentar sobre la falta que verdaderamente hace en el mundo una definición sobre en qué consisten unas elecciones verdaderamente transparentes, ya que no puede ser igualmente de legítimo quedar electo en unos sufragios de cuya transparencia nadie duda y quedar electo en una elección donde la mayoría duda.
¿Cuál es el porcentaje de credibilidad que debe tener un sistema electoral para ser legítimo? No creo que se requiera el 100%, ya que siempre existe un porcentaje que dudará de todo, casi como por religión, pero tampoco creo que ese porcentaje deba bajar del 80%. Por supuesto en la medida que los resultados sean más anormales, más creíble debe ser el sistema electoral. En casos donde un Mugabe resulta reelecto durante 27 años o en el caso donde en unas elecciones parlamentarias en un pueblo dividido salen 167 a favor de uno y cero a favor del resto, la credibilidad que el pueblo debe tener en su sistema electoral tendría que ser del 98%, por lo menos.
Uno de los 4.292.466 ciudadanos del país sombra. (Todavía quedan actas por escrutar)