diciembre 30, 2004

¿Ley Taparrabo?

EN UN ARTICULO, que escribí en 1998, me refería al rito de protesta de los Maoríes de Nueva Zelanda, llamado Whakapohane, que simplemente consiste en mostrarle el trasero desnudo a la persona objeto de la pro testa.
No obstante lo primitivo de tal tradición, intuitivamente parece ser un método civilizado y eficiente de protesta. Civilizado, por cuanto no le hace daño a nadie (excepto a aquellos que puedan tener un sentido estético demasiado desarrollado y delicado) y eficiente, porque logra concentrar en un solo gesto una verdadera sanción social.
Decía entonces que ante la frustración por las tantas estupideces, que afectaban a nuestro país, provocaba conformar un grupo de ciudadanos, padres de familia, profesionales, trajeados en flux y corbata, para que saliéramos a whakapohanear a los sinvergüenzas.
Entre los posibles merecedores de una whakaponeada, me recuerdo haber propuesto a los puritanos que se dedicaban a apretar las tuercas de la solvencia financiera de la banca, buscando evitar una crisis, sin importarles para nada las demás funciones de la banca, como la de fomentar el crecimiento económico y distribuir las oportunidades.
Igualmente sugerí que quienes aplaudieron la forma como se privatizó la Cantv, sin darse cuenta que era un truco para cobrar unos impuestos por adelantado, que serían cancelados por bolsillos privados con el pago de tarifas telefónicas exageradas, también se merecían una buena whakapohaneada... por brutos.
Por supuesto opinaba que todo el sistema político económico, sustentado en la centralización de ingresos y en la descentralización de parcelitas de intereses; debería recibir la Madre de todas las whakapohaneadas...
Al mes de mí artículo (no insinúo relación) aparecieron unos jóvenes desnudos y pintados en azul protestando en la Plaza Venezuela y me dije. ¡Ajá, he aquí unos guacapojaneadores criollos!
Hoy pueden haber nuevos motivados. Por ejemplo, quienes participaron en la constituyente, albergando la esperanza de que la nueva Constitución fuese como una ducha que regase de participación comunitaria al país, seguramente deberán tener unas tremendas ganas de whakapojanear al observar cómo la instituyente, volteándola, la está convirtiendo en un embudo.
En vísperas de un año nuevo, puede haber quienes teman que una futura Ley Taparrabo les coarte una vía de expresión. Esperemos que no ocurra, ya que tal ley sí que sería un espectáculo bien feo. ¡Feliz año!

diciembre 16, 2004

Enfermeras bilingües certificadas

LA ENFERMERIA es una de las profesiones cuyo valor relativo está aumentando vertiginosamente como consecuencia de su globalización. Cambios demográficos y un cierto desinterés por la profesión en los países desarrollados dibujan una bonanza para la profesión por lo menos en cuanto a posibilidades de trabajo.
Para quien dude de lo anterior, lo invito a estudiar los programas de inmigración que se ofrecen en el mundo y comparar la dificultad que tiene un economista, un ingeniero, un abogado y un administrador comercial para conseguir visas, aun asesorado por costosos abogados, con la facilidad con la que una enfermera puede conseguirla, ella solita. Es más, ya se conoce de médicos filipinos, que descienden a la enfermería para así lograr acceso a mejores condiciones de trabajo.
Por supuesto hay quienes critican tal evolución con el argumento de la "fuga de cerebros", sosteniendo que sólo permaneciendo en su país puede la enfermera devolverle a la sociedad lo que la sociedad invirtió en ella. ¡Pamplinas! ¿Por qué hemos de alegrarnos cuando unos jugadores de beisbol compatriotas tienen éxito y alcanzan las ligas mayores y al mismo tiempo lamentarnos cuando unas enfermeras obtienen una mejor posibilidad profesional? La fuga de cerebros jamás me ha preocupado, es la fuga de los corazones la que me duele. Siempre que no se olviden de donde vienen y a donde quieren regresar, sólo podemos alegrarnos por el éxito de nuestras compatriotas.
Su éxito aumentaría además nuestras posibilidades locales. Una vez que el país se dé a conocer en el mundo como una fuente de buenas profesionales en la enfermería, más fácil será atraer una clientela internacional para las otras actividades relacionadas, tales como hogares de cuidado para la tercera (y cuarta) edad.
Las universidades tienen ahora el reto de buscar incluir en sus respectivos pensa de estudios de enfermería el aprendizaje de otros idiomas, así como lograr los intercambios académicos con universidades internacionales, que le faciliten a estas profesionales obtener las certificaciones que verdaderamente las pondrían a valer en otros países.
Como es normal, el principal obstáculo a nuestras posibilidades de éxito se encuentra en los acomplejados politiqueros que prefieren, o más bien requieren, mantenernos en la ignorancia.

diciembre 02, 2004

Real o virtual

TUVE LA OCASION de visitar el impresionante campus universitario del Tecnológico de Monterrey en la ciudad de México. Es apenas uno de los treinta que posee esa universidad privada, en la cual estudian más de 100.000 personas. Por cuanto el TM también opera una de las más importantes universidades virtuales del mundo, el conflicto entre lo real o lo virtual, debe estar presente al presupuestar.
Ya me imagino las discusiones. De un lado los tradicionalistas, los que abogan por más aulas, quienes de seguro aún constituyen la mayoría del profesorado. Del otro lado, los virtuales, quienes probablemente pelean por servidores más rápidos y por mayores asignaciones publicitarias con las cuales asegurar que puedan permanecer en la lista de las universidades virtuales sobrevivientes. En esto último tienen razón, ya que será en los próximos años... o meses, que se definirá quiénes serán los líderes virtuales de las próximas décadas.
Hasta la fecha, los tradicionalistas con seguridad habrán fundamentado sus solicitudes sobre la base que una universidad con presencia física, es la única universidad capaz de producir los resultados esperados... y la mayoría de nosotros tenderíamos a estar de acuerdo. Pero, por los corredores ya se comienza a oír el rumor de que los análisis de las primeras camadas de estudiantes virtuales, sorpresivamente están demostrando una superioridad académica muy real. Lo anterior no me consta, pero como para obtener un título académico estudiando por una vía virtual, seguramente debe requerir de mucha motivación, de repente termina siendo cierto.
¿Qué pasaría si en pocos años los graduados virtuales son considerados como los mejores? Para comenzar, debemos recordar que al mercado de trabajo lo que le importa es la calidad profesional del graduado y para nada el hecho de que si éste lo haya pasado bien durante sus años universitarios. Por lo tanto, si las empresas comienzan a solicitar graduados virtuales, pues a estudiar virtual todo el mundo... así sea desde las aulas.
Entre los profesores, que no cunda el pánico. El estudio virtual requiere de asistencia individual, por lo que no solamente seguirán siendo necesarios, sino que quizás hasta puedan dar sus clases desde la playa. Considerando que un cierto roce físico entre los estudiantes parece importante, también se podrá dar uso a las tantas aulas actuales, convirtiéndolas en cuartos hoteleros que puedan recibir a los virtuales durante unas semanitas de contacto físico.