diciembre 14, 1999

La constituyente eléctrica

De acuerdo a la recientemente promulgada Ley del Servicio Eléctrico, se crea una Comisión Nacional de Energía Eléctrica CNEE, que será responsable de proteger los derechos e intereses de los usuarios del servicio eléctrico.Entre otros aspectos, le corresponde a la CNEE identificar la mejor teoría, métodos y modelos para lograr la asignación óptima de los recursos energéticos primarios y de su estructura tarifaria.
La importancia de la energía eléctrica para el mundo moderno es indiscutible, todos la necesitamos y todos la pagamos. Asegurar la participación ciudadana en tal proceso es importante y de hecho, la Ley le asigna a la CNEE la obligación de asegurar la permanente discusión pública y hasta menciona la figura consultiva de cabildos abiertos.
Para que tal discusión pública tenga sentido, es necesario que se comprendan algunas de las principales interrogantes que deben de ser respondidas. De manera muy simplificada, me permito asomar algunas de éstas.
En la mayoría de los países el problema de la energía eléctrica se resuelve simplemente con buscar la manera mas barata de generar, transmitir y distribuir electricidad. En un país como Venezuela, que cuenta con inmensas riquezas energéticas, apuntaladas en el caudal hidroeléctrico del Caroní y en los ingresos petroleros, que han hecho posible financiar su desarrollo, se debe además responder el cómo lograr distribuir tales riquezas de la manera más justa y productiva posible.
A nivel de políticas eléctricas mundiales, la fórmula o mecanismo más usado para establecer el precio de la energía primaria, consiste en que un agente central (despachador), en función del precio, compra electricidad hasta satisfacer las necesidades totales. El precio al cual hace su última compra, será el precio que cobra al consumidor y que paga al generador. Esto se conoce como fijar el precio en función del generador menos eficiente - el más costoso.
Por supuesto, en la vida real, lo anterior es algo más complicado teniéndose que incluir otro tipo de costos, como el de transmisión, el de servicios auxiliares que puedan necesitarse y una recompensa a aquellos generadores que sin vender, por razones de seguridad, guardan cierta parte de su capacidad a la disposición del mercado.
Analicemos entonces, para Venezuela, algunas de las implicaciones de aplicar el mecanismo anterior. ¿Qué precio se debe cobrar al consumidor y qué precio se debe pagar al generador? ¿Cómo funciona el sistema?
Para fines de ilustración, vamos a que el costo de producción de un Kw del Caroní sea de 1 céntimo de US$, el Kw generado con gas 1.5 cts. y el Kw generado con petróleo 2 cts. de US$. También supongamos que la hidro alcanza satisfacer el 70% de la demanda, la del gas el 20% y la generada con petróleo el 10%. `
De acuerdo a este escenario inicial, dado que se necesita de energía de petróleo para cubrir la demanda total, la fórmula indica que toda la energía primaria será cobrada y pagada a 2 cts. por Kw. En tales circunstancias, el Caroní, en vez de ser un proveedor de energía barata, se convierte en una efectiva maquinaria de recaudación de impuestos.
Lo anterior, de acuerdo a la teoría, es sólo temporal. En la medida en que se paga el precio de 2 cts. por Kw, precio nada atractivo para la generación con petróleo, pero muy interesante para la generación hidro o con gas, se efectúan nuevas inversiones en estas áreas y muy pronto, el 100% de la demanda se satisfacerá con hidro o gas, bajando el precio a por lo menos 1.5 cts. por Kw.
El nuevo precio de US$ 1.5 cts. por Kw desincentivará, por su parte, la realización de nuevas inversiones en gas, a menos que su tecnología mejore. Por otro lado, mientras que la hidro pueda desarrollarse a un costo inferior a este precio, su oferta aumentará y el precio seguirá bajando y, vivieron felices para siempre.
No siempre. El Estado puede tener un interés en usar la energía como medio para generar ingresos fiscales y en tal sentido, tomar la decisión de no invertir más en hidro o en gas, asegurándose un precio de 1.5 a 2 cts. de US$ por Kw.
Si Venezuela piensa establecer sus ventajas comparativas sobre la base de la energía barata, lo de usar la energía como instrumento de cobro fiscal, sería negativo. Por el contrario, si nadie es capaz de usar tal energía para desarrollar una actividad económica de importancia y tales ingresos fiscales son usados en la educación, buscando una ventaja distinta, esto, no necesariamente es malo.
Lo anterior nos indica la existencia de conflictos y la Ley, si bien indica la clara obligación de garantizar un suministro al menor costo posible, también exige que esto ocurra en concordancia con el desarrollo económico y social del país.
También es cierto que, cuando el Estado contribuye con una generación de energía primaria barata y si no existen los controles adecuados, puede que el resultado sólo sea abrir el espacio que permite ineficiencias aguas abajo, en la distribución y hasta en el consumo. En tal sentido la CNEE tendrá la obligación de crear estándares que permitan comparar la eficiencia de nuestra industria con la de otros países. Lo anterior, que se conoce como benchmarking, requiere de mucha habilidad para "apretar sin estrangular".
El guiar el futuro desarrollo del sector eléctrico es un campo minado con todo tipo de incertidumbres. Creo que la principal característica de los integrantes de la CNEE debe ser independencia y flexibilidad de criterios. Independencia para lograr navegar entre los diversos intereses y flexibilidad por cuanto en esta materia no hay dogmas ciertos y permanentes.
En el sector eléctrico también nos enfrentamos a un proceso constituyente.



noviembre 30, 1999

No, no y no... en Seattle

Desde finales de 1997, yo y algunos otros pocos economistas hemos venido rogando públicamente y casi de rodillas que no se permita aumentar más la brecha entre el valor del bolívar, como divisa, y su valor como reflejo de paridad de compra. El mesianismo que predica el frenar la inflación, al costo que sea, resultó mas convincente y hoy enfrentamos una brecha cuya magnitud es tan grande, que temblamos ante las posibles consecuencias de su super-ajuste.
Aceptando que la fortaleza del bolívar de hoy también se basa en los recientes aumentos reales de los ingresos petroleros, así como en la recesión que de por sí contrae las importaciones, no resulta fácil recetar una macro-devaluación forzada, casi anti-natura, aún cuando la actual emergencia nacional, con su alto y creciente desempleo, pudiese justificar medidas heroicas.
En tales circunstancias no es ilógico especular sobre las posibilidades de medidas de corte proteccionista, transitorias, tales como aumentar aranceles, limitar importaciones y gravar con impuestos prohibitivos a, por ejemplo, los servicios profesionales efectuados por extranjeros no residentes. 
Por cuanto este tipo de medidas son contrarias a las actuales políticas de salón, calificables como de poco gentleman o pas comme il faut, en Venezuela, donde nos deleitamos en ser mas papistas que el Papa, cuesta mucho asomarlas al debate público. Si observamos lo que pasa en el mundo, no debería ser así.
La semana pasada leí un escrito del francés Jacques Attali, quien fue presidente del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo, ente que, entre otras responsabilidades, estaba encargado de venderle a Europa Oriental las ventajas y bendiciones que se derivan de una apertura comercial. El artículo me dejó atónito y, asegurándoles que no son simples citas fuera de contexto, les transcribo algunas de las frases del artículo.
El Sr. Attali dice: "La amenaza de la Ronda del Milenio para Europa es una batalla de magnitud totalmente diferente a la de anteriores disputas comerciales. Si no nos cuidamos contra el dominio de América en las nuevas tecnologías de telecomunicaciones y de su poder virtual sobre las imágenes, íconos e información globales, causará un caos para los intereses de Europa. …"
"En lenguaje claro, la liberalización significaría que todas las compañías del extranjero tendrían las mismas ventajas y los mismos subsidios que los productores nacionales. Esto se aplicaría a los servicios comerciales, hoteles, telecomunicaciones, bancos, obras públicas, obras editoriales, servicios de recreación y cultura, transporte, educación y servicio para la salud. Necesitamos considerar cuidadosamente las consecuencias. No sólo llevaría esto a la desregulación y privatización obligatoria de todos los servicios públicos, sin importar lo que hubiesen decidido los ciudadanos de ese país, sino también la desaparición de muchos instrumentos de la soberanía nacional. …."
"Lo que hay en juego es decididamente mucho más profundo que una guerra comercial. A diferencia del comercio internacional en bienes de manufactura, la liberación sin límite de los servicios puede significar el fin de las naciones y de la democracia". Termino las citas.
Si alguien en Venezuela se hubiese atrevido a escribir lo anterior hubiese sido acusado de retrógrado, ignorante, traidor a su clase y no sé de qué más. Sólo la última frase, la que coloca la apertura de mercados en abierto conflicto con la democracia, sería suficiente para expulsar, por extremista, a cualquiera de nuestros actuales constituyentes.
¿Qué debemos concluir de lo anterior? Ante nada, y así consideremos al Sr. Attali loco, lo primordial es que debemos estar claros que, como país, no tenemos el derecho a tomar a la ligera nuestras negociaciones y participación en la ronda del Milenio.
A Seattle va todo el mundo a defender a capa y espada sus derechos. Otro francés, un agricultor radical llamado Bové quien, según la revista Newsweek, estuvo preso tres semanas por destruir un local de McDonalds como protesta ante la política comercial de Estados Unidos, recibió el mismo día de su liberación, las credenciales oficiales para atender las reuniones en Seattle.
Si Francia, un país desarrollado, un país con un inmenso proteccionismo agrícola, un país que participa en privatizaciones en todo el mundo, pero que mantiene un control estatal sobre la mayoría de sus propios servicios públicos, un país que aplica una política similar al dos por uno en toda su programación de radio y televisión, en resumen, un país pecador y aprovechador de los actuales tratados comerciales, se siente en el derecho y el deber de ir a defenderse en Seattle, qué no debería hacer un país como Venezuela.
Venezuela, respondiendo al llamado que se le hizo para colaborar con el crecimiento económico mundial, sobre la base de la apertura comercial, cumplió. Con Venezuela, el mundo ha incumplido de manera vergonzosa. Los impuestos que los países consumidores, de manera discriminatoria aplican a los derivados del petróleo, tal como la gasolina, y que a veces han llegado a ser hasta el 800% de lo que percibe el productor, son causa directa de que el país obtenga sólo una fracción del ingreso petrolero, que le debería corresponder en virtud del verdadero valor que el consumidor le ha asignado al petróleo 
Sin meterme en el fondo del debate, de sólo pensar en la energía que, por un lado, habrán de invertir los del SI y los del NO en el duelo del 15 de Diciembre, mientras que, por el otro lado, existe una total indiferencia del país con respecto a las reuniones en Seattle, que se inician hoy y donde se encuentra nuestro verdadero campo de batalla, se me hace un nudo en la garganta.




noviembre 16, 1999

La CNV, el factor humano y el big bang

Hace unos días la Comisión Nacional de Valores (CNV) dio una declaración, donde confesó que su Caja de Ahorros había sido defraudada por una sociedad de corretaje, perdiendo Bs. 92 millones, lo cual ha causado que la actual Presidenta de la CNV se declare apesadumbrada.
Igualmente, leímos hace días sobre la nave espacial Mars Climate Orbiter que, a un costo de US$ 125 millones y controlada por la NASA, sufrió pérdida total a causa de una confusión entre los científicos, al aplicar uno de los equipos medidas del sistema métrico y el otro medidas inglesas. Ni más ni menos.
Si lo ocurrido a la NASA le sirve de consuelo a nuestra CNV, o lo de la CNV a los de la NASA, que lo disfruten, pero no es mi intención el ofrecer un hombro para las lágrimas de la burocracia, por eficiente que ésta sea, sino sólo la de recordarles acerca de la necesaria humildad que todos los humanos debemos tener, a la hora de estimar nuestro poder para controlar nuestro alrededor.
Lo traigo al caso por cuanto en el mismo momento en que la CNV declaró sobre sus pérdidas (desconozco si existe una relación de causa y efecto), anunció que, para combatir los recientes fraudes, ha establecido nuevas y mayores exigencias de capital a las casas de bolsa y sociedades de corretaje. En términos del actual lenguaje político, esta solución de echar dinero sobre el problema, se encuentra enmarcada dentro de una pura tradición Punto-Fijista.
Creo que el ejercicio correcto de actividades de naturaleza fiduciaria, tan sensible como la de intermediación de valores y administración de carteras, no tiene nada que ver con capitales y todo que ver con la ética de las personas involucradas. En tal sentido, objeto fuertemente a la CNV cuando dice que "los débiles tendrán que fusionarse para permanecer. Vamos a sacar a las manzanas podridas para que se renueva la confianza". Estableciendo esta declaración una falsa y peligrosa relación entre manzanas débiles y podridas.
De hecho, el corredor financieramente más débil del sistema puede brindar los servicios más honestos y correctos, mientras que la empresa de corretaje con mayor fortaleza financiera y que presumimos sea la que realice más operaciones, simplemente, por su tamaño, puede causar la caída de todo el sistema. A mí siempre me ha extrañado como en Venezuela y en el resto del mundo, los órganos de supervisión, al mismo tiempo que pregonan las virtudes de la diversificación, actúan de forma tal que día a día quedan menos actores.
La CNV no debería buscar satisfacer la necesidad de ética con capitales. Tampoco debería permitir que los fraudes se oculten tras empresas anónimas y que no se persiga a los responsables. En esta última tarea debe recordar que la sanción social es el elemento de control más importante que existe.
De existir una relación entre la debilidad y una manzana podrida, es justamente en el sector oficial, cuando organismos supervisores, como la CNV, se quejan por un lado de la falta de recursos necesarios para hacer un buen trabajo, a la vez que transmiten, sin la menor pena, mensajes para dar a entender que están cumpliendo con sus funciones.
De ser Presidente de la CNV en Venezuela, jamás permitiría publicar la leyenda, "Emisión autorizada por la Comisión Nacional de Valores" lo cual sólo transmite un falso sentido de seguridad al mercado. Por el contrario, exigiría publicar algo en el sentido de "Alerta, las inversiones en el mercado de valores, por buenas que parezcan, siempre representan riesgos, los cuales son imposibles de controlar por una CNV, tenga o no tenga los recursos."
De ser Presidente de la CNV le expresaría además a mis colegas de Gobierno, que dentro de las circunstancias actuales del país, la gestión de la CNV francamente carece de sentido, dado que la poca influencia que pudiera, si acaso, tener para lograr una reactivación económica, tiene un costo directo que resulta, con toda seguridad, altísimo al compararse con el bajo volumen que hoy se transa.
Si por cualquier consideración política o de otra índole, se requiere conservar la estructura supervisora de la CNV, creo que más sentido tendría el usarla para supervisar lo que, por su movimiento, sin duda debe ser el verdadero mercado de capitales en la Venezuela de hoy, las loterías. 
Esta semana, en Newsweek, se publicó un artículo relativo a la sorpresiva caída, de casi 20%, que en un día tuvo una de las acciones más negociadas del mundo, la de IBM. Dicha caída se atribuye a factores normales que, en la opinión del articulista, no debería haber sorprendido a ningún analista que se respete. 
El propósito del mencionado artículo fue "Enseñar a no tomar la capacidad investigativa de Wall Street muy en serio y de recordarse de reír la próxima vez que alguien les diga que el mercado de acciones es un sitio racional, donde los grandes inversionistas saben lo que hacen". Recomiendo también reírse, la próxima vez que un ente supervisor salga a presumir que puede hacer su trabajo.
Finalmente, deseo comentar sobre otro riesgo de la regulación. Al leer noticias sobre accidentes en plantas nucleares de Japón y el riesgo de una proliferación de armas nucleares, no hay duda que renacen los temores de un Big Bang tradicional, es decir, uno nuclearmente inducido. No obstante, el Big Bang que yo más temo, es el que puede ocurrir el día en que aquellos genios reguladores de la banca en Basilea, jugando a dioses, logren introducir un error sistemático en el sistema, que cause la quiebra del “UBM” (Unico Banco Mundial) o dinosaurio financiero sobreviviente para ese momento.
Hoy en día, todas las fuerzas del mercado favorecen a las entidades mientras mayores sean éstas, bien sean bancos, bufetes, empresas de auditores, sociedades de corretaje, etc. Quizás una de las cosas que podrían hacer las autoridades, para asegurar la diversificación de riesgos, es imponer unos impuestos por tamaño.




noviembre 02, 1999

Privaticemos el sector eléctrico... pero con calma

Desde muchos lados, incluyendo a Fedecámaras, se oyen solicitudes para que se imprima celeridad en los procesos de privatización de las empresas del sector eléctrico. ¡Señores, por Dios, mucha calma con eso!
La privatización del Sistema Eléctrico de Nueva Esparta (Seneca), bajo la dirección del Fondo de Inversiones de Venezuela, FIV, es un buen ejemplo de que del apuro sólo viene el cansancio. Hoy, la Isla de Margarita enfrenta una estructura tarifaria que no puede pagar y el inversionista de Seneca tampoco puede cobrar. La situación es dramática, hace falta un nuevo cable de suministro de energía de tierra firme o un gasoducto y no se sabe de dónde vendrán los recursos para ello.
Es absurdo que el inversionista al cual se le adjudicó Seneca, cuando presenta en público su plan de inversiones prioritarias por US$ 157 millones, tenga que aclarar que los primeros US$ 63 millones desembolsados no tenían nada que ver con la electricidad de la Isla. El único fin de tal pago fue alimentar la voracidad fiscal del gobierno central.
Es absurdo el haber privatizado Seneca sin antes haber contemplado como obligatoria la inmediata inversión en un nuevo cable submarino. Puede resultar útil y satisfactorio para la Isla el tener autonomía eléctrica e, igualmente, un acceso a gas, pero, lo que más necesita, desea y merece, como todo el resto de Venezuela, es energía hidroeléctrica económica.
No deseo implicar que el FIV haya hecho un mal trabajo, todo lo contrario. Por cuanto su objetivo debe haber sido el de maximizar el precio de venta, podemos decir que cumplió con excelencia. El error fue de quien asignó la responsabilidad de privatizar un servicio público al FIV, un ente ajeno al sector, que poco conoce cómo satisfacer los requerimientos eléctricos de la comunidad.
Por lo antes expuesto creo, que antes de proseguir con las privatizaciones eléctricas, es necesario corregir el proceso y reasignar las responsabilidades. Igualmente, para asegurar la calidad de sus resultados, debemos propiciar mayor claridad sobre algunos aspectos fundamentales, como serían los siguientes:
1. Conociendo que la energía en Venezuela, ante nada proviene del Caroní y su principal complemento es el gas, es importante fijar criterios a largo plazo relativos a cómo se distribuyen tales recursos al país y a qué precios. En estas discusiones es vital que la perspectiva del usuario esté representada.
2. Una empresa eléctrica, que puede usar hidro-electricidad, obviamente puede ofrecer una tarifa menor que aquélla que tiene que usar electricidad generada con gas o fuel oil. La oportunidad de la privatización también incide en las tarifas. Es distinto privatizar cuando el precio del barril de petróleo está en US$ 30, que cuando está en US$ 10. Lo anterior, hace obligatorio crear mecanismos compensatorios que resuelvan las posibles injusticias regionales.
3. Después de décadas de espera, finalmente existe una Ley del sector Eléctrico. ¿No sería lógico esperar un poco, hasta tener algunos de sus reglamentos, antes de otorgar concesiones cuasi-monopolísticas por 25 años?
No soy contrario a las privatizaciones, precisamente por creer en ellas es que pido calma y cordura, para tratar de evitar que todo el proceso se desacredite. Creo que sólo haciéndolo bien, tenemos la posibilidad de solventar las urgentes necesidades del sector eléctrico. En tal sentido es necesario que diferenciemos entre lo que significa privatizar negocios normales, tipo aluminio o petroquímica y privatizar servicios públicos. 
Un país debe buscar que los servicios públicos sean suministrados de la manera más económica y eficiente posible para, facilitarle el desarrollo económico a los demás sectores. De allí que cuando vemos que en Venezuela las acciones más negociadas en los mercados de capitales son las del sector de los servicios públicos, nos hace pensar que alguien perdió la brújula.
Igualmente, hay que encontrarle solución al problema de la Isla de Margarita. 
En la privatización de Seneca el Precio Base, por el 100%, rondaba los US$ 30 millones – o sea, éste era el precio al cual Cadafe/FIV estaban dispuestos a entregar todos los activos eléctricos de la Isla. Seneca se vendió valorada en US$ 90 millones, dando lugar a una Prima de US$ 60 millones. Al sólo haberse vendido el 70% de Seneca, concluimos que los US$ 63 Millones recibidos por Cadafe/FIV, se dividen en US$ 21 Millones como parte de precio base y US $ 42 Millones por concepto de Prima.
El origen natural de la Prima es el de haber establecido una estructura tarifaria más alta que la necesaria. Por cuanto esas tarifas habrán de ser pagadas por el usuario margariteño, bien podemos argumentar que la Prima –no le corresponde a Cadafe/FIV. ¿Calificará esto como una apropiación indebida?
Fedecámaras, debe apoyar cualquier solicitud que hagan sus representados margariteños con el fin de solicitar que Cadafe/FIV le devuelvan a la Isla los US$ 42 millones, a fin de que Margarita adquiera un nuevo cable (aéreo o submarino). Logrado esto, debe renegociar sus tarifas con los dueños de Seneca, considerando a tal fin que el inversionista es corresponsable de la situación, al no haber efectuado un adecuado proceso de due diligence.
En verdad considero que Cadafe/FIV debe reintegrar la totalidad de los US$ 63 millones recibidos, ya que los activos enajenados ya pertenecían a la Isla a cuenta de su cuota parte de la renta petrolera, fuente original para su pago.






septiembre 21, 1999

La ausencia del quid-pro-quo en el mantener el status quo

Una inmensa porción de todo el ordenamiento jurídico económico, que hoy día rige el comercio internacional, se encuentra dirigida a garantizar los derechos de la propiedad intelectual, sean éstos marcas, patentes o de otra índole.
En principio, no hay nada malo con lo anterior, pues suena lógico y justo que quien con trabajo haya logrado generar los valores, que tales bienes intelectuales representan, ciertamente debería ver compensado sus esfuerzos. De seguro, el mundo también habrá de verse beneficiado por todas las mejoras o satisfacciones que de ahí se deriven.
No obstante, debemos recordar que hoy la propiedad intelectual no se refiere, tanto a las creaciones individuales de un Benjamin Franklin, un Shakespeare o un Mozart, sino más bien representan, en su mayoría, propiedades corporativas, resultados de esfuerzos que han requerido de un gigantesco pool de conocimientos dominados, grandes técnicas de coordinación, inmensos capitales y un tremendo poder de difusión. En tal sentido, cuando hablamos de derechos de propiedad intelectual en verdad estamos hablando del derecho económico del status-quo.
Que el derecho económico del status-quo impere, no tiene nada de novedoso y mucho menos estoy buscando replantear un debate en términos ya superados, como los del Norte-Sur. Lo que sí me atrevo a preguntar es si un país como Venezuela ha logrado negociar un quid-pro-quo razonable, que le justifique firmar convenios internacionales, que sin duda son de mayor interés para el mundo ya desarrollado.
Para empezar, creo que la historia económica está llena de ejemplos, que demuestran la validez de la pillería como elemento de desarrollo. Un país que se encuentra en los peldaños inferiores de su desarrollo económico y que puede derivar beneficios de robar y copiar buenas ideas o marcas, no necesariamente debería renunciar formalmente a tal opción, sin nada a cambio. 
Como ejemplo, veamos el caso de un buen padre de familia, que no tiene con qué comprarle unos jeans Calvin Klein originales a su hijo, pero que sabe que con una copia puede satisfacerle. Si la copia cuesta la quinta parte del precio original, de verdad, pocos de nosotros vacilaríamos en recomendarle, en términos criollos, que “le eche pichón”. Por supuesto, en este sentido debemos recordar, que tampoco fue invento del padre, introducir en la televisión de su hogar, la campaña pro Calvin Klein.
Si en el ejemplo anterior, en vez de pantalones estuviésemos hablando de medicinas vitales, el argumento antes indicado sería aún más contundente.
Tampoco es fácil que, a corto plazo, Venezuela pueda generar sus Bill Gates criollos pero, probablemente, de lograrlo, le sería casi imposible evitar que éstos vendan sus inventos a los capitales del mundo desarrollado y hasta se muden del país. En fin, las perspectivas de que Venezuela logre equilibrar la balanza de comercio intelectual, se vislumbran como pobres.
En los Estados Unidos hoy trabajan dos millones de salvadoreños y un millón de guatemaltecos, quienes le producen a sus países de origen, mediante remesas familiares, ingresos que superan lo obtenido por la exportación de café. No es mi intención discutir lo negociado por otros países pero, de pronto, El Salvador y Guatemala tienen un quid-pro-quo que les satisface. 
En el caso de Venezuela, nuestros negociadores internacionales parecen haberse dejado convencer por los bellos cuadros, que les han pintado de una Venezuela próspera sobre las bases del turismo, la agricultura, la industria y servicios. A mí, esto no me convence. Como mínimo y antes de seguir discutiendo, Venezuela debería exigir que a su principal producto de exportación, el petróleo, que es su ventaja comparativa por excelencia, se le dé un tratamiento justo. 
Hoy, los gobiernos de la casi todos los países del mundo desarrollado, han decidido utilizar al petróleo y sus derivados como un vehículo para cobrar impuestos. Por ejemplo, en Europa durante este año hubo ocasiones donde si bien al consumidor se le cobraban Bs. 661 por litro de gasolina, sin embargo, al productor, aquél que tuvo que vender un activo no renovable, sólo se le entregaban unos míseros Bs. 68, apenas un 10% del precio. El distribuidor, por su parte, recibía 42 Bs. (un razonable 6%), mientras que el Fisco Europeo confiscaba Bs. 552, un obsceno 84%.
Los Bs.552 cobrados por el Fisco, al compararse con los Bs. 68 recibidos por el productor equivalen, para todos los fines prácticos, a un arancel comercial superior al 800%. Sin duda, de no aplicarse estos impuestos, el productor petrolero sencillamente vendería más petróleo a mejores precios. Para Venezuela, esto pudiera fácilmente significar más de US$ 15.000 millones anuales. ¡En menos de dos años pagaríamos la deuda externa total!
Hay que ver lo que en Venezuela habría que trabajar para generar vía el turismo, la agricultura, la industria y los servicios, un monto similar al antes mencionado. Y que no vengan con el cuento de que todo es para salvar a Venezuela de un amoral rentismo. La protección de la propiedad intelectual tiene el mismo origen, el defender la renta.
No hay derecho que Venezuela coopere, sin pelear, en remunerar los bienes intelectuales, fruto de ideas renovables, cuando a ella se le reconoce sólo una fracción del valor de sus activos no renovables. Por favor, antes de que sólo nos quede la opción de negociar unos cuantos millones de visas de trabajo en el extranjero a favor de nuestros ciudadanos .... ¡Vuelvan caras!



 

septiembre 10, 1999

Información global – creciente confusión

Hace aproximadamente una semana, tomé un humilde y destartalado taxi desde el aeropuerto hasta la ciudad capital de un pequeño país centroamericano. Durante el viaje, el igualmente humilde taxista me dio una lección magistral sobre la globalización. Después de haberle informado de mi procedencia, preguntó en una larga fase sin aliento: “¿Ha logrado el Comandante Chávez deshacerse del Magistrado Sosa? Por cierto, ¿dónde está Venezuela exactamente? Cerca de España, ¿no?
El taxista había demostrado simultáneamente un conocimiento sorprendente sobre la política interna de Venezuela y una ignorancia casi vergonzosa sobre la geografía básica. Este incidente me impulsó a reflexionar sobre el tema de la información global. Para empezar, es evidente que cuando se habla de este tema confuso, más no es necesariamente mejor. Una mayor cantidad de información puede simplemente significar más datos irrelevantes, la mayoría de las veces a expensas de la pertinencia. Asimismo, demasiada información puede confundir las cosas y plantar tantos árboles que se vuelve imposible ver los bosques.
En Venezuela, por ejemplo, y sin entrar en detalles, sorprende ver cómo la mayoría de la nación sigue ciega a las terribles implicaciones que tienen sobre nuestro país los impuestos a los productos petroleros que cobran las naciones consumidoras.
El ejemplo mencionado hace que sea tentador establecer prioridades. Sin embargo, quiénes somos para determinar si la política interna de un país es más o menos relevante para alguien como mi taxista que la ubicación geográfica de ese mismo país. Es más, cuando lo piensas, podría ser que en un mundo globalizado, la geografía como la estudié ya no es realmente relevante.
Al observar lo rápido que crece el volumen de información, recuerdo que hace unos años sostuve la tesis de que la falta de información en realidad podría ser valiosa como promotora del desarrollo. En ocasiones, el desconocimiento de ciertos asuntos mantuvo vivo el sueño de encontrar el valle más verde.
Estos sueños son los que llevaron a los estadounidenses a invertir en Italia, a los italianos a mudarse a Venezuela y a los venezolanos a buscar trabajo en Estados Unidos. Esto generó un crecimiento económico en todos lados.
La velocidad cada vez mayor del flujo de información actual también plantea algunas dudas.
Aunque ciertamente es ventajoso asegurar que la información correcta y relevante, así como las buenas noticias, se transmitan rápidamente, también es cierto que esta misma velocidad se suele aplicar cuando se propaga información incorrecta e irrelevante, así como cuando se incrementan los volúmenes de malas noticias.
Por alguna razón no totalmente identificada, creo que el efecto de aumento de la velocidad sobre la mala información es de alguna manera mayor que sobre la buena información. Hacer las paces, por ejemplo, requiere un tiempo que a menudo no está disponible. Provocar la guerra a menudo toma solo unos segundos.
También es digno de reflexión quiénes son los creadores y receptores de información. No cabe duda de que los inversores extranjeros que más desea atraer el país son los que traen consigo una visión de largo plazo y que, por tanto, crearán muchos puestos de trabajo permanentes.
Lamentablemente, sin embargo, frecuentemente confundimos las políticas económicas que son positivas y adecuadas para el país con la información que el capital de corto plazo quiere ver. El principal motivo de esto es que son precisamente esos inversores a corto plazo los que más presionan por una información urgente y globalizada.
Como resultado de esto, a menudo vemos esquemas económicos basados ​​en altas tasas de interés, una moneda fuerte, equilibrio fiscal y puritanismo económico. Sin embargo, todo lo que los inversores a largo plazo realmente quieren y necesitan es una buena demanda interna y un tipo de cambio competitivo.
Escribo artículos, y para lograrlo utilizo con frecuencia fuentes de información que, a pesar de ofrecer mucho detalle, no son necesariamente relevantes ni completas. Mi taxista me recordó este riesgo. Puede que haya salido como un idiota en muchos de mis artículos y probablemente ni siquiera lo sepa debido a la cordial discreción de mis lectores. Si este fuera el caso, gracias. Recuerda que mi ego no es tan fuerte como el del New York Times, y si he pecado, prefiero no saberlo.

septiembre 07, 1999

La Constituyente y la deuda y los impuestos

Lo he dicho antes y lo vuelvo a repetir. Una vez sea aprobada la nueva Constitución, las aguas del río regresarán a su cauce y con ello volveremos a ver a los mismos políticos con distinto cachimbo administrando el quehacer diario del país. Es por ello que debemos aprovechar la redacción de una nueva constitución, momento en el cual la sociedad civil tiene básicamente su único chance para verdaderamente lograr reglamentar la gestión de los políticos.
De la misma manera que me ilusiono con las posibilidades de que Venezuela, con su Constitución del Milenio, logre reformas fundamentales, debo prepararme para una posible desilusión ante una Constitución, tipo más de lo mismo. Para alguien que estaba esperando una constituyente anti política, los primeros pases parecen indicar la presencia de un constituyentismo demasiado político. Ojalá esté equivocado pero, hasta la fecha, el debate poco ha tocado temas de fondo como los que siguen.
En una empresa donde, conforme a sus estatutos, los administradores (politícos) deben obtener la previa autorización de los accionistas (ciudadanos) para asumir cualquier tipo de endeudamiento, parecería existir menos riesgo de quiebra que en el caso donde el administrador esté autorizado para firmar toda clase de deudas, así sea con el único propósito de aumentar sus propios sueldos. De la misma manera funciona el país. 
Tradicionalmente se ha argumentado que la mejor vía para enfrentar los abusos es la división de poderes. Opino que esta tesis ha sido sobrevendida, por cuanto la mayoría de los integrantes de los distintos poderes pertenecen todos a la secta de administradores políticos y en tal sentido, por instinto gremial, les resulta difícil ejercer un autocontrol. 
Por lo antes expuesto, creo importante que la ANC dedique tiempo y voluntad a tratar de lograr desarrollar un articulado que, sin ahogar, impida que la Nación nuevamente se endeude y vuelva a cometer el mismo error del pasado. Hay que tener siempre presente que si no se hubiera contraído la injustificada y pesada deuda, que hoy nos agobia, con toda seguridad hoy todos iríamos mejor al supermercado. 
Igual o mayor cuidado aún debemos tener con la creatividad que suelen desplegar los políticos a la hora de inventar nuevos impuestos. Su inventiva en esa área es ilimitada y en tal sentido, basta con reflexionar cómo la sociedad, supuestamente pensante, aplaudió con entusiasmo hechos como la privatización del Sistema Eléctrico en Nueva Esparta (SENE).
El caso del SENE es un patético ejemplo, que ilustra la capacidad de generar nuevos impuestos, por cuanto a mi juicio no existen dudas acerca del hecho de que los fondos pagados al Estado por los inversionistas, constituyen impuestos anticipados, que serán soportados por varias generaciones de margariteños, quienes como consecuencia de dicha privatización deberán pagar tarifas eléctricas excesivamente altas. Otra hubiera sido la historia, si en lugar de ofrecer una estructura tarifaria tan generosa, como la usada como anzuelo para cobrar aprox. US$ 90 millones, se hubiera seleccionado a quien ofreciera estandares de servicios garantizados y tarifas más económicas.
Si yo fuera constituyentista, ante la ya anunciada amenaza de seguir con las privatizaciones de servicios públicos, trataría de darle rango consitucional al siguiente articulado: 
(a) Toda privatización de empresa de servicios públicos o el otorgamiento de una concesión para brindar estos servicios, sólo podrá incluir en los términos de adjudicación, los aspectos relevantes para ofrecerle al usuario mejores servicios a mejores precios. Se le prohibe al Estado cobrar ingresos directos por la venta de tales empresas o tales concesiones. 
(b) Se prohibe toda cláusula que pueda reforzar la naturaleza monopolística de los servicios públicos y que impida todo acceso inmediato a cualquier mejora o innovación tecnológica.” (Supongan que se invente un nuevo sistema de comunicación que permita hablar a locha la hora pero que, por existir concesiones otorgadas en base a tecnologías viejas, el país no pueda lograr estos ahorros.)
(c) Igualmente el Estado otorgará la exoneración de toda clase de impuestos a las empresas que brinden los servicios públicos antes mencionados.” (De esta manera se le evitaría a los políticos el molesto conflicto de abogar públicamente por unas tarifas bajas, cuando secretamente desean unas altas que maximizen las ganancias de la empresa y así les permitan cobrar más impuestos.)
Tradicionalmente, en Venezuela, el Estado vía la prestación de ciertos servicios públicos a menos de su costo, redistribuía algo de los ingresos petroleros. Por cuanto el Estado lamentablemente resultó ser demasiado malo como gerente, se consideró conveniente abrir espacios a la inversión privado. Por supuesto que al principio, al ver reducido su campo de acción, todos los políticos se oponían fuertemente a las privatizaciones. 
Poco a poco, ellos fueron cambiando de actitud. Su actual entusiamo se debe a que han descubierto la posibilidad de un Shangrila político, donde se quedan con todo el ingreso petrólero, transfieren todas sus responsabilidades al sector privado y encima de todo cobran por esto. Es deber ineludible de la Asamblea Nacional Constituyente asegurarse de que en la búsqueda de nuestra criolla versión de Shangrila, ésta sea para los ciudadanos y no para los políticos.



agosto 31, 1999

La responsabilidad histórica de los "expertos" petroleros.

Como país petrolero, nuestro principal problema es la creciente carga de impuestos, que los países consumidores aplican al petróleo y sus derivados y que tiene el efecto de que por cada día que pasa, como productor, nos toca menos de su valor. 
Como ejemplo observamos, que en Inglaterra, tomando los precios vigentes para Junio de 1999, de los Bs. 661 que el consumidor pagó por cada litro de gasolina, el distribuidor recibió Bs. 42, el Fisco inglés confiscó la exhorbitante suma de Bs. 552 por litro y al que suministra el producto, un activo no renovable, sólo le quedaron Bs. 68, apenas un mísero 11% del total.
Acabo de leer un artículo publicado en Julio de 1998 en la revista Middle East Economic Survey, escrito por el Dr. Paul Stevens, Profesor de Petróleo y Economía en el Centro de Legislación y Política de Energía, Petróleo y Minería de la Universidad de Dundee en Escocia. En él su autor sostiene que, por el sólo principio de equidad, hay que examinar muy bien a quién de verdad le debe corresponder el valor del petróleo, al gobierno de un rico país consumidor o la población de un pobre país exportador.
El Profesor Stevens indica que la negligencia de los productores, al no actuar en contra de este tipo de impuestos al consumo petrolero, tiene como consecuencia el restarle recursos a sus necesitados ciudadanos, para entregárselos a los ricos gobiernos consumidores. Su acusación no puede ser más directa cuando expresa "que la historia juzgará muy fuerte a quienes permitieron que se revirtiese la fórmula de distribución de ingresos de Robin Hood - robar al pobre para dárselo al rico".
Lo anterior equivale a una clara acusación, por traición a la Patria, en contra de todos aquéllos que, de una u otra forma, han tenido algo que ver con la industria petrolera.
Reconozco que no es lógico esperar que los asesores internacionales que utiliza el país y la industria petrolera, por iniciativa propia, formulen una advertencia sobre el problema de los impuestos al consumo del petroleo, mucho menos cuando nadie se lo pide. Es más, de preguntárseles, no sería extraño que su corazoncito de país consumidor, les impida dar una respuesta objetiva. 
Más difícil aún resulta explicar el por qué nuestros ilustres "expertos" petroleros, aquéllos que todas las semanas ocupan página tras pagina en la prensa nacional y quienes en verdad tienen una responsabilidad histórica ante el país, estén todos callando el problema. 
Una posible explicación radica en la dificultad que humanamente debe estar presente cuando una persona, que ha derivado toda su posición en la sociedad del hecho de calificar como experto, de pronto se dé cuenta que su experticia, aún cuando perfectamente válida, sólo le alcanza para ver los árboles, pero nunca para ver el bosque.
La única otra razón posible, estaría situada en el terreno especulativo de una conspiración internacional tan sofisticada que, mediante un intrincado proceso de desinformación, ha logrado ocultar la verdad durante años.
Francamente, al ver cómo los agentes del FMI recorren el mundo en su afán de mercadear los impuestos petroleros y observar cómo ciudadanos se ocultan bajo el manto del ambientalismo para justificar que, en nombre de la salvación de la tierra, sus respectivos gobiernos cobren los impuestos que nos empobrecen, lo de la teoría conspiradora no parecería tan imposible.
La desinformación sin duda que existe y su gran éxito puede que se deba a que los países consumidores, en vez de desinformar a los productores, se han dedicado a desinformar a sus propios ciudadanos. Como ejemplo notamos que, en Europa, la mayoría de los consumidores están convencidos de que los únicos culpables de los altos precios de la gasolina son los "bandidos de la OPEP", hasta el grado de considerar mentiroso a quien les informe que sus respectivos gobiernos son los verdaderos petro-rentistas del mundo, al recibir hasta ocho veces más ingreso por la venta de la gasolina que el mismo productor.
Dentro de este mismo orden de ideas, me llamaron la atención unas declaraciones aparecidas la semana pasada en la prensa de Honduras del presidente de la Cámara de Comercio de Tegucigalpa, quien manifestó que "los sectores que se pronuncien en contra del alza al precio de los combustibles, si conocen de algún lugar donde se regalan esos productos, deberían decirlo al gobierno porque éste no tiene dinero para subsidiar más los carburantes". Claro está, en ese artículo no se decía nada acerca del hecho que de los US$ 0.50 que paga el consumidor en Honduras por cada litro de gasolina, el gobierno, en lugar de otorgar subsidios, cobra una modesta fortuna en impuestos.
Hace unos meses formé, junto a unos amigos, PETROPOLITAN. Se trata de una ONG cuyo propósito es informar sobre el inmenso daño que los impuestos petroleros le causan a nuestro país. He recibido apoyo de muchas partes con la sola y casi total excepción del sector de "expertos". 
Considerando, que Venezuela atraviesa por una etapa, que sin duda puede calificarse como revolucionaria, nos sentimos en el deber de apretar las tuercas en nuestro llamado a la responsabilidad. ¡Ojo pelao señores! Existen hoy Petropolitanos revisando todos los escritos y declaraciones de los expertos petroleros con el fin de verificar quién es quién en la defensa de los intereses de Venezuela.


agosto 10, 1999

La economía en época constituyente

Como de todos es sabido estamos en los inicios del período de gestación de nuestra nueva Constitución. De decidirse incluir consideraciones económicas dentro de la misma, pienso que probablemente algún economista podría aventurarse a proponer la consideración del siguiente Artículo Único:

De la economía: Por obra de la Providencia, Venezuela es, ante nada, un país petrolero, responsable de maximizar los ingresos provenientes de la venta de tales activos y de asegurar que tales proventos sean correctamente utilizados para el bien de la Nación y de las futuras generaciones de venezolanos.
Al analizar el texto anterior, los constituyentistas probablemente sólo acogerían lo relativo a la correcta utilización de los ingresos. Desgraciadamente, la identificación de Venezuela como un país petrolero, responsabilizado de maximizar los ingresos que de ahí se deriven, quizás sea considerada hasta como una impertinencia del economista. ¿Por qué? Simplemente porque en Venezuela sufrimos de esquizofrenia económica.
Tenemos un país que vive del petróleo, en donde, si hubiera mayor coherencia y voluntad para defenderlo, los venezolanos podríamos hasta vivir como reyes del petróleo. No obstante, todo discurso político y económico actual, que se respete, incluye una obligada referencia a la necesidad de liberarnos del yugo de la dependencia petrolera.
Mientras persista tal confusión, es muy difícil para Venezuela definir un rumbo que le permita un desarrollo económico. En tal sentido, el país actúa mucho como un bailarín superdotado, que abandona su sueño artístico, por una carrera profesional mediocre, al dejarse convencer de que el baile es sólo para los del otro lado.
Sostengo que la función primordial de una ANC, al redactar una nueva Carta Magna, debe se la fijación de límites de actuación a los administradores de la Constitución, es decir, a los políticos. No obstante, deseo significar que el propio proceso constituyente nos brinda una oportunidad única para reflexionar sobre la naturaleza real del país y, en especial, sobre su naturaleza económica.
En tal sentido, de sugerirse incluir la calificación de "Bolivariana" a nuestra Nación, con las buenas intenciones de fortalecer el tan necesario sentido de Patria, yo igualmente me considero con el derecho de proponer que constitucionalmente se le reconozca a Venezuela su condición de Nación Petrolera. Si es difícil lograr crear un sentido de Patria en un mundo globalizado, más aún lo es lograr generar un crecimiento económico en un país que ignora o hasta se avergüenza de su principal recurso.
Para los que consideren que estoy exagerando, someto a su consideración la siguiente lista de hechos: 
Nadie protestó cuando Florida, principal receptor de nuestro dispendioso gasto, prohibió sin razón el uso de la Orimulsión.
Tampoco se protesta cuando en Europa de los 100 que se le cobran al consumidor por la gasolina, el Fisco de allá confisca 85, el distribuidor cobra 5 y al productor, aquél que vendió un activo no renovable, sólo le quedan 10. 
Nuestros intelectuales, en lugar de sembrar un sentido de agradecimiento por el petróleo, que estimule al pueblo a exigir una rendición de cuentas por su buen uso, llegan hasta el extremo de calificarlo como "excremento del diablo". 
Nadie arrugó la frente cuando se inició la apertura petrolera, otorgándose acceso a la crucial área de extracción, por una supuesta falta de recursos y luego aparecieron mágicamente fondos para invertir en insignificantes gasolineras.
Qué poco se cuestionó que esa apertura reduciría la capacidad del país para limitar su producción petrolera y consiguientemente su poder geopolítico.
Hay días festivos para todo en Venezuela, pero ni uno dedicado al petróleo. 
Todos los constituyentistas, como venezolanos, tienen la experiencia de vivir del petróleo, pero en su seno no hay ni uno con la experiencia de vivir para él.
El pueblo sabe que existen problemas reales derivados del petróleo, entre éstos, el poco empleo que genera y el inmenso poder que, sin haber sido limitado en la Constitución, se le adjudica a quien controla la chequera petrolera. Sin embargo, me resisto a creer que, como solución, el pueblo estaría dispuesto a renunciar al ingreso petrolero. En tal sentido, el verdadero mandato económico del Soberano para la ANC, no es que el país se desentienda del petróleo, sino que el país aprenda a convivir con el petróleo. 
Si Venezuela logra combatir la tendencia, casi mundial, de gravar con exagerados impuestos a la gasolina y demás productos petroleros, nuestros ingresos aumentarían de manera astronómica.
Soy venezolano, economista, MBA y con 25 años de actividad profesional en el país, por ello me considero con derecho de enviar la siguiente reflexión económica a la ANC: Señores Constituyentistas, ¿Somos o no somos un país petrolero? Si no llegan a la conclusión de que los somos, les imploro, de rodillas, que ni mencionen la palabra economía en la nueva Constitución.



 

mayo 07, 1999

All Bureaucrats Should Be Created Equal

In the second volume of his autobiography titled “The Invisible Writing”, the European intellectual Arthur Koestler (1905-1983) writes about the time during the early thirties when a primitive town, in the area of Pamir in the south of Central Asia, received the visit of a Russian patrol unit mounted on bicycles. The local folk ran away in total terror. During their lives they had seen many airplanes, but never a bicycle. The planes were seen to be simple machines and so they seemed quite normal. However, the fact that a person could glide along on two wheels without touching the ground could only be explained by the intervention of Satan himself.
Thirty years have gone by since I read about this incident which I believe illustrates in a curious way a less than harmonious development. Since then, I have been repeatedly reminded of this by living in a country such as ours, where the modern lives together with the antiquated without any complex whatsoever. Obviously, our public administration has been a fertile area in this sense.
Last year I had the opportunity to visit both the recently created Banco de Comercio Exterior (Bancoex) as well as the National Institute for Minors (INAM). Without going into which of the two entities is of more importance for the country, the differences between the two were so great that they seemed abominable to me.
I cannot faithfully express the magnitude of the surrealism, but it should be sufficient to say that Bancoex has modern offices, systems employing the latest technologies and an organization with staff selected with the assistance of an international advisory firm while the INAM, accessible only by means of a rickety elevator which takes of every half an hour towards the 42nd floor of one of the towers of Parque Central, has papered its walls with wall to wall Oslo type files labeled with things like “Invoices – Meat Purchases Month of February 1994”.
If a government determines that it must assume the direct responsibility of fulfilling two specific functions, whichever they may be, it should at least try to do both with the same enthusiasm and with the same service standards. We are constantly harping about the fact that we should fight to narrow the social gap in income distribution that creates first class and second class citizens. Likewise, it is equally as important to avoid creating first class bureaucrats and second class bureaucrats. Sometimes I believe we even have third class bureaucrats.
This does not mean I am promoting automatic and irrational equality as far as salaries of public officials is concerned. It has much more to do with the identification of the role and the social support given each public servant in order to stimulate his or her pride.  He who thinks or feels that other believe his work is not important, or who is actually doing work that is indeed not important and should therefore be eliminated is as incapacitated emotionally as a baseball player who has lost his arms.
Likewise, as we head towards the Constituent Assembly which initiates the debate on the role of the State, it is of utmost importance to establish the norms and regulations that require the State to comply with its actual responsibilities before it is permitted to accept new ones. Should we not do this, we should not be surprised about the capacity of certain sectors to negotiate resources that allow them to incur in new initiatives that normally possess noteworthy or glamorous characteristics at the expense of other that, although no less important, require quite dedication, day after day, from 9 to 5.
I now wish to share with my readers a nightmare I have over and over again. During the last decades, the Venezuelan State has frittered away an immense amount of resources. Thank God that in spite of this, most of the spending occurred in public service sectors and that therefore it did actually leave something, however small, for posterity. Does this mean that if the State actually goes full tilt into privatizing public services (at the behest of ourselves) without having previously negotiated a corresponding reduction in their income, 100% of public spending will be wasted?
The town folk in Pamir did not bat an eyelash when airplanes roared overhead. They did not know that human beings were strapped inside at the controls. Had they known this, the panic would have been absolute. I sometimes think about the high expectations we have of the privatization processes in Venezuela. Are we by chance also ignorant of the fact that there are human beings in these private companies?
Evidently, doubts about one issue are not translated in certainty about another. In this sense, I cannot resist finalizing with a quote that I underlined almost thirty years ago in the before mentioned book by Koestler. “I automatically learned to classify all that is repugnant as an »inheritance from the past», and all that is attractive as the »seed of the future». With the aid of this automatic classification it was still possible for a European in 1932 to visit Russia and continue to be a communist.”
The Daily Journal May 1999

abril 20, 1999

Tratando de minimizar los peajes a la red

Tocando las puertas del próximo milenio, es indiscutible que el mundo del Internet, red o web, como quiera llamársele, se vislumbra, en todas sus facetas: comunicación, información y comercio, como uno de los elementos más importantes para sustentar las expectativas de desarrollo de un país. De la manera como se regule, dependerán nuestras posibilidades para aprovecharlo.
Hoy, cuando en Venezuela observamos la posibilidad de una nueva Ley de Telecomunicaciones y próximamente enfrentaremos el (ansiado) final del período monopolístico de la CANTV, sin duda nos encontramos ante una encrucijada. En nombre del usuario, frecuentemente ausente en la toma de decisiones, deseo plantear de manera algo cruda la problemática presente.
De un lado, se encuentra todo el universo de jóvenes venezolanos, futuros empresarios, profesionales y obreros calificados, para quienes un acceso eficiente y gratuito a la red pudiese, con toda seguridad, significar mucho más que una Fedecámaras, una Universidad y un INCE, por representativos, buenos y eficientes que estos entes puedan ser.
Del otro lado, encontramos aquéllos para los cuales la posibilidad del cobro de un peaje por el acceso a la red conforma el negocio principal. Me explico.
Si el derecho de proveer el acceso a la red, la concesión, se otorga de manera gratuita, lo único que hay que asegurar, en materia tarifaria, es que éstas cubran los costos operacionales, la recuperación de la inversión directa y la generación de un cierto margen que incentive proveer al usuario del mejor servicio posible. 
Pero, y como ha sido costumbre en nuestro país, si por el derecho de proveer el servicio, la concesión, el Fisco desea cobrar una gigantesca prima, a las tarifas anteriores, habrá que añadirle las exigencias de rendimiento que la misma prima genera. 
Por cuanto es obvio que el usuario desea pagar lo menos posible y la empresa de comunicaciones no tiene un interés intrínseco de invertir más de lo necesario, resulta claro que los únicos beneficiados del esquema basado en captar una prima alta son el Fisco, los bancos que mercadean oportunidades de inversión y los capitales ávidos por rendimientos.
¿Qué puede hacer un usuario para defenderse de estas primas? En mi opinión, la única posibilidad que tenemos, es descubrirle el juego a los actores.
Las primas son, en todo el sentido de la palabra, impuestos entregados al Fisco por adelantado y que serán pagados a través de la aplicación de tarifas más altas que las necesarias, durante toda la vigencia de la concesión. 
De igual manera, podemos sostener que las primas equivalen a una deuda que contrae el Fisco ya que éste gasta (malgasta) los fondos y deja que el contribuyente sirva la deuda. Por supuesto, debemos hacer caso omiso a los débiles de mente que sostienen que en este caso no se trata de una deuda por cuanto, si no usamos la comunicación, no la tenemos que pagar.
La prima que recarga la inversión necesaria, especialmente cuando el país atraviesa dificultades con un limitado acceso a capitales, con frecuencia resulta financiada en mercados marginales, que presentan exageradas expectativas de retorno.
Igualmente, debemos aceptar que el Estado, siempre falto de recursos fiscales, simplemente no puede, por conflicto de intereses, cumplir de manera adecuada con el rol de representar o defender los intereses del usuario. En este contexto es indispensable para la sociedad civil imponer la figura del Ombudsman, de manera voluntaria o vía la Constituyente.
Debemos hacer algo urgentemente, por cuanto las recientes experiencias privatizadoras (de servicios públicos) no parecen favorecer a los usuarios. Basta citar, a título de ejemplo, el caso de la CANTV y el de la privatización eléctrica en Margarita. En el primero, sabemos que la CANTV se vendió sobre la base de generar altos ingresos para el Fisco y en cuanto a Margarita, ya los margariteños conocen que el precio por el “éxito” de la venta de la concesión eléctrica, no es otro que tarifas altas. 
El bien que un Ombudsman capaz puede hacer es grande. Como ejemplo y seguramente para frustración de los usuarios de celulares en Venezuela, me permito mencionar el caso de Israel, en donde las tarifas son 10 veces menos que en Venezuela. ¿La explicación? En ese país le otorgaron la concesión al que más líneas y menor tarifas ofreció. En Venezuela, al que más le pagó al Fisco.
Lo que sí es cierto es que El Defensor, el Ombudsman o como quiera que lo llamen, obligatoriamente debe provenir de un sector no tradicional. Aquellos representantes del sector privado o de los usuarios, que se dedicaron a aplaudir la “maravillosa” operación de la CANTV y los que hoy lloran (con razón) las posibilidades de que a Margarita le impongan un IVA, pero ayer aceptaron sin quejas una hipoteca eléctrica sobre la Isla, para remitirle al Gobierno Central una prima por millones de dólares, se encuentran descalificados para ocupar tal cargo.
Por Dios. No le robemos a nuestros jóvenes la posibilidad de tener un acceso lo más libre posible a la red. Si hay que cobrar impuestos, encontremos una manera menos regresiva para el futuro del país. Si no protestamos hoy, el día de mañana, algún genio, con la bendición de ese moderno Sheriff de Nothingham, el Fondo Monetario Internacional, se le ocurrirá la posibilidad de que el Gobierno venda una concesión de aire puro – oxígeno. ¿Cuántos recursos no se levantarían al considerar lo que el consumidor pagaría por respirar?
Economía Hoy 20 de abril de 1999


abril 11, 1999

Asemaster

Nueva directiva de Asemaster
La Asociación de Egresados del Master del IESA, Asemaster, eligió a su nueva junta directiva para el período 1999-2001. Como miembros de la asociación fueron designados Luis Soto, presidente; Blanca Garzón, vicepresidente; Ana María Guevara, tesorero; Amelia Crespo, secretario. Como vocales fueron electos: Juan Aguilera, Christian Burgazzim Nelson Belfort, Agustín Cangas, Valery Cohen y Per Kurowski.
Luis Soto señaló que la nueva junta directiva se propone el fortalecimiento de la asociación para servir mejor a los intereses de los egresados del master, del IESA y del país con una actitud de responsabilidad y solidaridad social.

abril 06, 1999

El petróleo, el ausente en la Cumbre de Comercio y Ambiente

Durante los días 15 y 16 de Marzo, la Organización Mundial de Comercio (OMC), organizó en Ginebra un seminario sobre Comercio y Ambiente, de extraordinario interés para un país como Venezuela, que por ser petrolero, es víctima por excelencia del “proteccionismo verde”. Para los lectores que no conocen el origen de mis planteamientos en los próximos tres párrafos hago un breve resumen. 
Conocemos que el valor de algo es lo que el consumidor está dispuesto a pagar por él. Hoy, de cada 100 unidades monetarias que un consumidor europeo paga por un tanque de gasolina, al productor de la gasolina refinada le tocan 10, al distribuidor 5 y al fisco del país donde se expende 85. El hecho de que el fisco ajeno perciba 85, en relación a los 10 del productor, equivale a la aplicación de un arancel comercial del orden de los 850%, lo cual es la causa fundamental de una demanda petrolera deprimida. 
De igual manera, en artículos anteriores hemos llegado a la conclusión de que es falso que los actuales precios del petróleo sean bajos, todo lo contrario. En realidad, nuestro problema consiste en que de unos precios altos, como productor, cada día nos toca menos.
Lo anterior, no se limita a Europa sino que aupado entre otros por el Fondo Monetario Internacional, pronto abarcará todo el globo terrestre y sólo irá de mal en peor. Ya varios países han oficializado planes para duplicar los impuestos, lo cual, a precios de hoy, implicaría un precio de gasolina en muchas partes del mundo de $ 2.50 por litro y correspondiéndole al productor, salvo que los países petroleros hagamos algo al respecto, sólo $0,125. 
El seminario de la OMC sobre Comercio y Ambiente constituía un excelente foro para iniciar la defensa de nuestros intereses.
En sus palabras de apertura, el Director General de la OMC, el Sr. Renato Ruggiero, explicó que el objetivo de la OMC es el de disminuir barreras, evitar la discriminación y, en fin, crear un sistema de comercio internacional basado en las reglas y no en la fuerza. Dijo: “tenemos que … garantizar que la pelea en contra de la degradación ambiental no tenga implicaciones proteccionistas” ¡Qué oportunidad más clara para denunciar a los impuestos petroleros como el ejemplo más vil de todos los proteccionismos!
El Sr. Schorr, del World Wildlife Fund, una de las organizaciones ambientalistas más prestigiosas del mundo, se refirió, dentro del marco del mencionado Seminario, a los subsidios pesqueros, cuya cuantía estimó en decenas de billones de dólares anuales y opinó que éstos contribuyen, directa o indirectamente, a generar un exceso de capacidad en la flota pesquera mundial, causa principal de la pesca excesiva que está agotando los mares. ¡Qué ejemplo más oportuno para recordarle a una audiencia la teoría del “cuero seco”: lo pisas en una esquina y se levanta en la otra, indicando que gran parte de esos subsidios son financiados por los impuestos a la gasolina!
La delegación de Canadá declaró: “No puede haber desacuerdo sobre el hecho de que el comercio genera desarrollo y crecimiento económico. La riqueza así generada provee los recursos necesarios para sostener nuestro ambiente”. ¡Qué oportunidad para exponer que con una reducción de los impuestos al petróleo, habrá más crecimiento de la economía mundial y, por ende, más recursos para defender el ambiente!.
El Sr. Klaus Topfer, Director Ejecutivo del UNEP (Programa Ambiental de las Naciones Unidas) señaló que el comercio y la política ambiental no pueden estudiarse de manera aislada de los problemas de las deudas internacionales y de la necesidad de aliviar la pobreza. ¡Qué oportunidad para reclamar el hecho que Venezuela, por recomendación de la banca internacional, se endeudó y hoy no puede servir tal deuda, encontrándose sumergida en la pobreza a causa de la confiscación de sus ingresos petroleros!
Argentina expresó, también dentro del seminario, que los países que se presentan como los campeones del ambiente necesitan remover subsidios que distorsionan el comercio y que crean pobreza alrededor del mundo. ¡Qué oportunidad para informar a quien podría llegar a ser nuestro socio en Mercosur, sobre nuestro problema cuando ellos, como tantos otros países, siguen las “recomendaciones” del FMI y aceptan aumentar los impuestos petroleros!
La Cámara Internacional de Comercio sostuvo que no necesariamente deberían haber conflictos entre el comercio y las normas destinadas a proteger el ambiente, siempre y cuando la OMC asegurase que éstas fuesen aplicadas de manera no discriminatoria. ¡Qué buen momento para protestar por la discriminación a la que, como fuente energética, está sujeta el petróleo! ¿Quién ha oído hablar sobre impuestos del 850% a la energía nuclear (Chernobil), carbón (sucio) o hidroelectricidad (desviando los causes naturales de las aguas)?
Portugal sostuvo que el problema ambiental es un problema global, que requiere de una solución global si se desea evitar el proteccionismo. ¡Qué oportunidad para expresar nuestro acuerdo y dejar claro nuestro desacuerdo sobre el hecho de que los mayores “costos ambientales” hoy recaen, de manera injusta, sobre los productores del petróleo!
En fin, el mundo ante nuestro continuado silencio podrá seguir argumentando su ignorancia. Es urgente que ante la OMC y, de manera formal, denunciemos al proteccionismo “verde-fiscalista”, que se encuentra presente en los actuales impuestos a la gasolina y a otros productos petroleros. No creo que logremos resultados inmediatos, la pelea es larga pero, al menos, quedará establecido oficialmente, que de ese día en adelante, los daños que nos causen, ya serán con dolo.
Economía Hoy 6 de abril de 1999

 

marzo 23, 1999

Es tiempo para la cédula hipotecaria en dólares

En nuestros países, muchos son los que en carne propia han sufrido pérdidas cambiarias derivadas de la inflación. Entre éstos destacan: las empresas que se endeudaron a plazos relativamente cortos (uno a tres años); los bancos que tuvieron que reflejar de inmediato dichas pérdidas en sus balances sin poseer activos compensatorios y, finalmente, los individuos con obligaciones a muy corto plazo, tales como las derivadas de las tarjetas de crédito.
De allí la razón de que, intuitivamente, suframos de una gran aversión a contraer deuda en dólares, lo cual es lamentable. Las siguientes observaciones van dirigidas a demostrar una de las oportunidades que se pierde a causa de tales prejuicios.
Por cuanto hoy existe un debate muy activo sobre los pro y los contras de una dolarización de la economía, comienzo por aclarar que los comentarios, que hago a continuación, no tienen nada que ver con ese tema y se limitan, estrictamente, al análisis de accesar a fuentes de financiamiento denominadas en esa divisa.
Supongamos que existiera un programa de adquisición de vivienda que ofreciese créditos en dólares a 20 años a una tasa del 10%. Una joven pareja profesional, que para enero de 1989 tuviese un ingreso mensual de Bs. 72.000, equivalentes en esa época a 1.930 dólares, podría haber contraído una deuda de 80.000 dólares, bajo la premisa de que no deberían destinar más del 40% de sus ingresos al pago de la vivienda.
El crédito anterior resultaría en una cuota mensual de 770 dólares, equivalentes, en su inicio, a unos Bs. 29.000. Si los ingresos de nuestra pareja hubieren aumentado de manera similar a la inflación, podría afirmarse, de acuerdo a cálculos basados en datos reales sobre la evolución de la inflación y de la tasa cambiaria en Venezuela , que no habrían tenido problema alguno para cumplir con el servicio de su deuda. 
Para febrero de 1999 el saldo del crédito estaría en 58.700 dólares y la cuota mensual, equivalente a Bs. 443.000, representaría sólo un 10% de su salario indexado. Aún para el caso de que el bolívar, que hoy la mayoría considera sobrevaluado, se devaluase en un 50% el pago resultante sólo equivaldría a un 15% de su sueldo indexado.
Lamentablemente para muchos, que no pudieron adquirir su vivienda, esta posibilidad de créditos en dólares no estuvo disponible. Hoy, cuando la necesidad de viviendas, de reactivar la economía y de encontrar en qué invertir los próximos fondos de pensiones es mayor que nunca, estamos en un momento muy propicio para liberarnos de prejuicios y desarrollar una cartera de créditos inmobiliarios en dólares.
Lograr crear un fondo en dólares, con recursos venezolanos y de entes multinacionales, para financiar en esa moneda, a largo plazo y a unas tasas de interés razonables, la adquisición de nuevas viviendas por parte de jóvenes profesionales, debería ser una de las medidas económicas más oportunas para una Venezuela necesitada.
En poco tiempo tal fondo podría acumular una sana cartera de crédito, que le permita, vía la emisión de Cédulas Hipotecarias en dólares, captar directamente sus fondos del mercado. Por cuanto la cartera estaría compuesta por operaciones que respondan a la mayor racionalidad económica, como lo es el financiar viviendas a la juventud, no me sorprendería que, con el transcurrir del tiempo, la captación se haga a tasas bastante competitivas, de la misma manera que PDVSA logra obtener mejores condiciones que la República de Venezuela.
Por supuesto, especialmente en su inicio, habría que otorgar ciertas garantías que permitan estimular el interés del mercado, tales como facilitar su redescuento y garantizarle al deudor, que en el supuesto de un control cambiario, tendría acceso especial a las divisas necesarias para servir las cuotas. De igual manera, resulta importante evitar errores, como el garantizar la recompra a una tasa fija, que significaron la muerte de la tradicional Cédula Hipotecaria venezolana, que tanta vivienda financió.
Si yo tuviera la responsabilidad de decidir en qué invertir los fondos de pensiones, para que en 30 ó 40 años puedan indemnizar, de forma adecuada, a los viejitos del mañana, para evitar que sufran las realidades de los viejitos del hoy, no creo que podría encontrar una opción más válida que la de las Cédulas Hipotecarias denominadas en dólares.
Por supuesto, el programa para garantizar su éxito, habría que iniciarlo una vez que el bolívar haya liberado en algo su ridícula sobrevalorización. Por cuanto tal hecho debería estar a la vuelta de la esquina, podríamos iniciar, desde ya, los preparativos del Fondo.
Para que lo anterior pueda llegar a ser una realidad, obviamente se requiere de la colaboración del Estado Venezolano para lograr la normativa necesaria, pero también, y me atrevo a decir que más aún, que los responsables por el Fondo lo cuiden como el precioso árbol que puede ser y no simplemente, sigan con la tradicional actitud de darle palos como a cualquier piñata.
Economía Hoy 23 de marzo de 1999


marzo 12, 1999

Sobre mangos y bananos

Por varias razones, el debate sobre la economía mundial recientemente me ha recordado la fruta. El sabio Henri Pittier escribió su Manual sobre plantas comunes en Venezuela en 1926. En él escribió lo siguiente sobre el mango:
"Se cosecha en abundancia, y son muchos los que, durante la época en la que están maduras, dedican todo su tiempo a la búsqueda de esta fruta, que durante algún tiempo se convierte en su única fuente de alimentación, muy a menudo en detrimento de su salud. Uno puede vacilar, a continuación, en decidir si la introducción de este árbol [de Asia] ha sido una bendición o una maldición. El autor de estas palabras se inclina a creer que este último ya que el mango conduce al ocio, a la invasión de otro es la propiedad y de la vagancia; además, no importa lo bueno o saludable que sea, cuando se ingiere con moderación, a veces provoca trastornos digestivos y está lejos de ser la comida sana. Altera, entonces, tanto la moral, así como la salud pública. "
Esta cita interesante nos muestra que, además del petróleo, los mangos deben ser clasificados en la lista de culpables que han sido la causa de nuestro pobre desarrollo económico. De cierto, además del mango y del petróleo, también hay que añadir a esta lista el sol, las playas y todas aquellas variables que, sin duda, hacen que sea más fácil para sobrevivir una recesión económica en Caracas tropical que en un Moscú invernal.
Puesto que parece evidente que la simplicidad de la vida en los trópicos conduce a la pereza, mientras las penurias del invierno promueve la disciplina y la ética del trabajo que han inspirado en última instancia, el desarrollo económico global de hoy, nos corresponde para ver el calentamiento global con renovada preocupación y de una forma totalmente nueva ángulo.
He hecho mis propias observaciones empíricas acerca de la evolución del calentamiento global. Cada fin de semana de Carnaval, por ejemplo, me paseo mi playa en Margarita, la isla venezolana tropical en el mar Caribe, y tomo nota de la anchura de la costa desde la línea de agua a la calzada. Incluso cuando tuve terribles dificultades para encontrar un lugar en el que anclar sombrilla de playa, nunca preocupe realmente por eso. Simplemente me atribuí esta dificultad a la creciente popularidad de la isla y no a una invasión de los océanos.
Hoy, sin embargo, albergo serias dudas sobre la validez de mi método de medición puesto que desde dondequiera que miro me parece poder ser una evidencia nueva y concreta de un avanzado estado de calentamiento global.
¿Cómo si no, que no sea asumiendo un cierto desplazamiento hacia el norte del paralelo de las repúblicas bananeras, podemos explicar los actuales enormes déficits fiscales y comerciales que actualmente se desarrollan en los Estados Unidos.¿Cómo si no, que no sea asumiendo un cierto desplazamiento hacia el norte del límite geográfico de las repúblicas bananeras, podemos explicar las posiciones opuestas recientemente sufridas por superpotencias como Europa y los Estados Unidos sobre la cuestión de los plátanos, como si fueran alguna moderna versiones de Lilliput.
¿Cómo si no, otros que al asumir la creación de las condiciones climáticas propicias para el cultivo de mangos, podemos entender por qué Japón no ha sido capaz de combatir la ociosidad y estimular la reactivación de su economía? Todos hemos leído que el Japón ha reducido las tasas de interés a un ritmo anual del uno por mil. ¿Te imaginas lo impresionó como un botánico Henri Pittier sería al observar este ejemplar único de un mango?