febrero 11, 2016

Mantengamos bien lejos las sanguijuelas y los especuladores del negocio de la redistribución

Para algunos, los buenos, la redistribución de la riqueza buscando mayor equidad es bueno e indispensable para la estabilidad social y para el crecimiento de la economía… siempre y cuando no distorsione la economía.
Para otros, los malos, la redistribución de la riqueza, dizque buscando mayor equidad, es bueno para el crecimiento de sus propias economías… siempre y cuando logren distorsionar la economía en su favor.
El gran problema es que por cuantos ambos grupos anuncian buscar lo mismo, resulta muy difícil separar los buenos de los malos.
Si los mercados mundiales comienzan a preguntarse si el modelo económico de los Estados Unidos, y que ya hoy no es tanto el modelo que nos imaginamos, pueda comenzar sufrir mayores distorsiones, antes de haber reencontrado una ruta para un solido crecimiento económico, pueden ocurrir tragedias.
Eso por cuanto para los mercados Estados Unidos es hoy el último puerto seguro, con Alemania y Japón siguiéndole a bastante distancia. Ése puerto ya se encuentra peligrosamente atiborrado con deudas e incipientes dudas. Y si tales dudas comienzan agravarse, sospechándose por ejemplo de que demasiados malos se van a pegar al negocio de la redistribución, entonces cundiría un pánico con todos buscando la salida.
Y olvídense entonces de un mundo capaz de lograr institucionalizarse lo suficiente como por ejemplo para combatir los problemas del ambiente. No, lo que entonces tendríamos es el mundo del sálvense quien pueda, con todos buscándose ampararse a la sombra del más fuerte/malo pran que consigan.
Estamos jugando con pólvora… y la única posibilidad que tenemos los “buenos” es mantener a los “malos” bien lejos del negocio de la re-distribución de riquezas. 
Y además, a la hora de la chiquita, jamás nos olvidemos que mas puede valer un pran regular conocido que un pran bueno por conocer.

febrero 07, 2016

Consideraciones sobre un país cualquiera, analizado como un campo de concentración.

Supongamos a un país como un campo de concentración, por lo menos para sus tantos ciudadanos que no tienen otra alternativa real que el de quedarse en ese país. 
Y supongamos que los guardias de ese campo, aparte de robar muchos de los ingresos derivados de la venta de recursos naturales no renovables de los que cuenta el propio campo, imponen locuras como controles de cambio, expropiaciones de propiedades privadas y regalarle la gasolina a los presos que poseen vehículos… aún cuando hay muchas otras necesidades muchisimo más vitales insatisfechas en el campo. 
Y se entiende que todo eso, tarde o temprano, habrá de causar verdaderas tragedias como falta de alimentos y medicinas, y lo cual debería evidencia ante todos que en verdad se han estando cometiendo crímenes económicos contra la humanidad. 
¿Se podría llevar a los guardias de ese campo ante los tribunales internacionales por cometer crímenes económicos contra la humanidad? 
Y supongamos que muchos financistas, a cambio de altísimos intereses, le prestan recursos adicionales a los guardias, pero de cuyo repago quedan responsabilizados todos los prisioneros del campo. 
¿Se podría entonces denunciar esas deudas ante los tribunales internacionales como odiosas cuotas de participación en el desangramiento del país y solicitar que se declaren nulas? 
¿No es entregar un crédito a unos guardias, para que éstos hagan lo que le parezca con esos recursos, a cambio de unos altísimas primas de riesgo, en esencia lo mismo que un pago de sobornos?

"Venezuela como campo de concentración" El Universal, Marzo 2014.

PS. ¿Y quienes son los boli-acreedores de Venezuela?

EN VENEZUELA LOS HORNOS NO SON DE GAS... ¡SON DE HAMBRE!