En 2005, después de retirar sus candidaturas para las elecciones parlamentarias, por desconfiar del sistema electoral, y consecuentemente quedar electa, con solo el 25% del voto popular, una Asamblea 100% rojo rojita, la oposición incomprensiblemente aceptó la electa como legitima, cuando lo lógico era considerarla ilegítima y actuar acordemente.
Espero que los asambleístas electos entre los que se oponen, o entre quienes no quieren ser lacayos del cacique, y que representan hoy una mayoría del voto popular, ahora no vayan a repetir tal tontería y se vayan a sentar como una minoría en sus curules, para proceder a legitimar lo ilegitimo del pasado, o lo ilegítimo del futuro, sin antes haber por lo menos exigido una cuantas rectificaciones y auditorias previas:
Primero: Exigir rectificar el corto-circuito causado por el poder electoral rojo-rojito que resultó en una exagerada discrepancia entre el solo 48% de votos recibido por el cacique de turno en su auto-convocado referendo revocatorio, y una representación del 60% de sus intereses en la Asamblea.
Segundo: Auditar detalladamente todos los contratos de endeudamiento público, gravámenes sobre el petróleo y asistencias a países, para que no se nos aparezca mañana un acreedor, un inversionista o un regalado por ahí, a reclamar lo que legítimamente no se le debe deber.
Tercero: Establecer reglas de conductas claras que le pongan freno a las vulgares caricaturas de asambleístas que se especializan en violar la majestuosidad de la Asamblea… al no saber qué otra cosa hacer para congraciarse con su cacique.
Nadie le puede negar a los de Podemos su inmenso esfuerzo en buscar controlar los excesivos excesos de una absolutamente ilegitima totalidad. No obstante "las organizaciones con fines políticos que hacen vida en la mesa de la unidad" y que ahora formalmente sí incluyen a Podemos, no pueden aceptar terminar siendo sólo el Podemos de la próxima Asamblea.
El sistema democrático requiere de una Asamblea legítima que legitime los actos de los demás poderes, y ser legítimo no implica solo un derecho a jugar a ser parlamentario. Al final del día, lo único que legitima una Asamblea es la actuación de los asambleístas. En tal sentido, asambleístas nuevos, recuerden que siempre tienen la opción de ocupar sus sillas y emitir un continuo y silente voto de protesta.
A mis compatriotas electos entre quienes se oponen al cacique o entre quienes no quieren ser sus lacayos les ruego: Aun cuando su representación en la Asamblea sea minoritaria ustedes representan una mayoría, así que todos quienes de una manera u otra los elegimos esperamos que actúen como tal, desde antes de cobrar su primera quincena. El que la nueva Asamblea no se haya instaurado no importa, una mayoría actúa como una mayoría desde el momento en que es una mayoría de-facto.
Por cierto, lo de aquí va igualmente dirigido a todo nuevo asambleísta rojo-rojito, y quien naturalmente debe tener el mismo interés en no legitimar lo que él jamás hubiese legitimado.
Siempre hay riesgos y uno siempre puede estar montándose en un Titanic, por lo cual lo menos que se debe hacer es buscar asegurar que el barco en que uno se monta, no esté ya impactado por un iceberg… muy especialmente cuando el capitán desde su camarote vocifera que eso le importa un bledo y que sigue rumbo firme en búsqueda del próximo iceberg.