En épocas de elecciones parlamentarias la atención naturalmente se centra en decidir quién es el mejor candidato por quien debemos votar. No obstante a veces más importante es decidir a quién se debe impedir que sea electo. La Venezuela sufrida y agotada por la violencia, tiene que lograr encontrar en sí la capacidad para enviar el 26 de septiembre un claro mensaje de castigo a quienes alimentan la violencia.
En otras palabras, cuando hay tanta necesidad de unirnos como país para buscarle solución a problemas urgentes, antes que tales problemas nos descuarticen como nación, debemos reducir el poder de todos aquellos divisionistas que intuitivamente sabemos que son simplemente unos mala gente.
¿Qué es un mala-gente? Alguien que no quiere reconciliación entre los venezolanos, es un mala gente. Alguien que usa su poder de gobierno no para gobernar sino para gobernarnos, es un mala gente. Alguien que fomenta el odio por cuanto el odio constituye su base de poder, es un mala gente. Alguien que no se atreve a dar la cara y debatir su gestión con quienes la objetan, es un mala gente.
Alguien que se vende de buena gente con la sola intención de volcar toda su bondad sobre sí mismo, es un mala gente. Alguien que doblega todo su propio pensamiento para servir sin distinción y criterio las órdenes de un jefe, e importándole un bledo todo lo demás, es un mala gente… y estoy seguro que Ustedes pueden ampliar mucho la lista de la mala-gente.
¿Cómo podemos evitar que la mala gente siga o entre a la Asamblea?
Todos, de lado y lado y del medio, deberíamos pensarnos un listado de los diez peores mala-gente entre los que aspiran a entrar a la Asamblea y hacer de todo para que no lo logren. Estoy seguro que los que yo pensaría en mi lista aparecerían en las listas pensadas de la gran mayoría de los venezolanos, tanto en las de los de lado y lado como en las de los del medio.
Es más, si yo observase que un mala-gente puede ser electo en una circunscripción que no es la mía, de repente dedicaría más tiempo a convencer a los de esa circunscripción a no votar por el mala gente, que al darle apoyo al no mala gente de mi propia circunscripción.
Es más, si yo observase que un mala-gente puede ser electo en una circunscripción que nos es la mía, de repente ofrecería un trueque. "Señor, ofrezco liberarlo del compromiso de voto que Usted puede sentir que tiene y que le haría votar por un mala gente, votando por quien Usted me indique en mi propia circunscripción".
En fin, si queremos a nuestro país no permitamos el 26 de Septiembre que mala gente accedan cargos de poder. Además, cantemos con Juanes:
Mala gente… Te burlaste de mis sentimientos y ahora te lamentas
Mala gente…Vas a pagarla caro porque a mí tú ya no me interesa
Mala gente… Porque tú eres una mentirosa y una mala gente
Tú me pides que regrese ahora… y ahora es a mí a quien lo le importas
Tú me pides que seamos más que amigos… y amigos para qué si no hay cariño
Me he dado cuenta de tu engaño… de tu mala calaña y tanto mal que me hiciste tú
¿Con tanta buena gente en Venezuela, cómo nos permitimos darle poder a unos que simplemente no tienen nada más en su currículum que el certificadamente ser mala gente?