HE PUBLICADO MAS DE 100 ARTICULOS sobre el petróleo desde una perspectiva totalmente independiente puesto que, a diferencia de la mayoría de opinadores en la materia, jamás he tenido una relación formal o informal con la industria petrolera, en otras palabras, la industria jamás ha puesto ni un solo bolívar en mis bolsillos. Considero que lo anterior me da cierto derecho a opinar en épocas donde evidentes vientos de cambio pueden soplar, tanto a favor como en contra.
Por lo tanto, en cualquier reestructuración de la industria petrolera... les ruego que consideren lo siguiente:
1. Es necesaria la designación de un observador independiente, un Defensor Petrolero, para que a nombre del resto de la sociedad, evalúe la actuación tanto del Ejecutivo como de la meritocracia, para buscar limitar los despropósitos, que por simple naturaleza humana, siempre habrán de ocurrir si estos actores son abandonados a su propio designio. El Defensor debería ser preferiblemente elegido por voto popular o, como mínimo, nombrado por la Asamblea.
2. Son discusiones estériles las que versan sobre las divisiones parciales y verticales de la industria, entre el Estado y los privados, 49-51% o 51-49% cuando, en verdad, la división debe ser absoluta y horizontal. La actividad productiva primaria, mientras usemos a la OPEP como nuestro instrumento de mercadeo, tiene que ser 100% del Estado, mientras que todas las demás actividades petroleras, donde las limitaciones operativas propias de un Estado harían que se perdieran parte de las ganancias antes obtenidas, deberían ser 100% privadas. Espero que más nunca debamos oír cómo una PDV del Estado gasta fortunas para promocionar a través de los medios la venta de gasolina venezolana.
3. La OPEP le ha servido fabulosamente bien al país para generar ingresos y nunca debemos confundir esto con nuestra demostrada incapacidad para darle buen uso a tales ingresos. Hoy, la única alternativa a la OPEP que podría ser evaluada, sería un contrato de compra firmado irrevocablemente por Estados Unidos, a muy largo plazo, por un volumen considerable y a buenos precios.
4. No debemos seguir administrando nuestras fuentes energéticas de forma independiente, cuando sabemos que todas ellas se encuentran relacionadas. Por ejemplo, no debemos permitir la producción de un gas, que pueda desplazar la demanda petrolera internacional, cuando por la ausencia de una 'OPEG', los márgenes de rentabilidad en el gas son infinitamente menores a los del petróleo.
5. Debemos asegurar que el pueblo de Venezuela está unido alrededor del petróleo y sepa defenderlo. La desidia del no reaccionar cuando la Florida prohíbe la orimulsión y cuando Europa aplica impuestos de más del 400% a la gasolina, mientras nosotros le aplicamos aranceles menores del 20% a su agua mineral, es sencillamente imperdonable.
6. Para asegurar la unidad petrolera nacional, deberíamos instaurar de inmediato un sistema de precios automático, que elimine del debate público todo lo combustible de los precios de la gasolina doméstica.