Nuestro país, para muchos fines prácticos, está muerto. Para levantar la esperanza de quienes la ruegan viva, y para combatir a los zombies-zamuros quienes solo quieren aprovechar su cadáver, Venezuela debe enviarnos una esperanzadora Fe de Vida. De lo contrario mejor enterrarla, rezando que lo tanto maravilloso que tiene logre florecer, sin malas-hierbas y culebras.
Cada quien es libre de indicar lo que desearía ver en tal Fe de Vida. He aquí algunas de mis esperanzas.
Antes que nada, que refleje haber profundamente comprendido la necesidad de más nunca permitir la acumulación de tanto poder económico en tan pocas manos, como lo que hoy ocurre con nuestras resultas petroleras.
Que en cuanto al petróleo aclare que los sembradores somos los ciudadanos y no los burócratas, y muchísimo menos solo quien ocupa la posición de presidente.
Que cada ciudadano tenga el derecho de recibir una cuota parte de sus resultas petroleras, y el honroso deber de pagar un porcentaje de éstas al fisco nacional, para así aclararle a sus gobernantes, que aquí los ciudadanos son sus jefes.
En materia de planificación económica, que reconozca que nuestro futuro depende de darle oportunidades a los que tienen la voluntad y la capacidad para aprovecharlas, creando valor añadido; esforzándose evitar que éstas caigan en manos de los aprovechadores, que solo consumen parasitariamente el valor que ya existe.
Ruego que indique la voluntad de asegurar que los meritos y los conocimientos reconocidos, no sean aquellos sustentados en destrezas para alabanzas bobaliconas, o en la simple pertenencia a unos círculos de admiración mutua.
Debe brotarle transparencia por todos lados. Por ejemplo, en la Junta Directiva de Pdvsa, deberá existir una sólida representación ciudadana elegida de manera democrática.
Debe restablecer la absoluta fe en la propiedad privada. Como una señal inicial de buena fe, debe aceptar devolver de inmediato a sus propietarios originales, todas aquellas tierras agrícolas que demostrativamente producen menos que antes… para luego, por supuesto, solventar todos los demás reclamos que se presenten.
Debe aclarar que no es por oposición a lo privado que Pdvsa se maneja como algo público, sino por cuanto abrirlo a lo privado, crea una peligrosa trecha por la cual futuros demagogos pueden transitar… y por cuanto en el mundo de hoy, por ejemplo con sus impuestos a la gasolina, la OPEC se hace necesaria, a menos que queramos venderle el petróleo al mundo a precio de costo marginal de extracción, sin asignarle valor adicional alguno.
En materia de justicia social deberá requerir que toda propuesta regulatoria dirigida a mejorar la situación de los pobres, contenga un análisis detallado sobre cuanto tal propuesta, en realidad, puede beneficiar más a los menos necesitados.
Debe establecer la férrea voluntad de asegurar la posesión real de toda nuestra Guayana, con el fin de ponerle un total y absoluto freno a su destrucción ambiental.
Para refundar la fe en la democracia, debe asegurar que el Consejo Supremo Electoral refleje variedad de opiniones y no uniformidad de obediencia, así como descartar las capta-huellas, por el solo hecho de emitir unas señales odiosas.
Debe querer a toda costa recuperar, para todos los venezolanos, las calles que hoy se encuentran en posesión de la delincuencia.
La Fe de Vida que yo quiero, establece el día del Petróleo, para que aprendamos a respetar y agradecer el recurso que la providencia nos ha legado.