Imagínense el haber ganado las elecciones del 2012, con lo que ello debe haber creado expectativas al país, y al reunir al nuevo gabinete en su primera sesión tener que iniciar preguntando: “¿Cómo hacemos para aumentar la gasolina… urgentemente… como unos 1.000 por ciento… por lo menos? ¿Alguien conoce algunos de los que perdieron las elecciones y que quieran ayudarnos en venderle al país ésa realidad? ¿Cuál será su precio por colaborar? Si sí, yo conozco todos los argumentos, tal como que el regalo presente en solo dos tanques de gasolina supera el valor de una beca… pero… ¿cómo le explicamos a la nación que no dijimos ni pío sobre esto antes?”
Para lograr salir de la actual maraña de complejos e ineptitudes que obstaculizan la ruta del país hacia un futuro mejor, no solo se necesita de ganar las elecciones del 2012, sino además asegurar que ese triunfo no termine siendo pírrico a causa de la ingobernabilidad del país.
En tal sentido no me cabe dudas que el candidato que se necesita, tanto para ganar como para gobernar, debe ser uno que no le disguste, en demasía, a los desilusionados con la cuarta y con la quinta. Y digo “no les disguste, en demasía” por cuanto, para los desilusionados, no creo que haya un sólo venezolano que pueda gustarles en demasía… entre otras razones por cuanto nuestras elecciones sólo siguen siendo un mediocre quítate-tú-para-yo-administrar-mejor-el-petróleo.
Si yo fuese candidato, lo que no soy, haría lo siguiente:
Primero: Anunciaría que delegaría todos los poderes presidenciales, por todo el periodo, en una Junta Reconciliadora integrada por 5 miembros. Uno por los que conocemos como la oposición, otro por lo que conocemos como el oficialismo, dos honorables Ni-Ní y el presidente.
Segundo: Anunciaría la intención de efectuar un referéndum constitucional para lograr imponer un límite estricto sobre el monto de nuestras resultas petroleras que anualmente puede ser apropiada directamente por el gobierno. Ese límite sería el monto menor de: el 25% de lo que el Estado recibe en pagos de impuestos de sus ciudadanos; el 15% de las exportaciones; o el 5% del PIB. Todas las resultas petroleras que sobrasen serían depositadas en un fondo manejado por una Junta apolítica y sólo podrían usadas mediante pagos directos y en partes iguales a la ciudadanía.
Tercero: Anunciaría el final de todos los subsidios ocultos, tales como los presentes en el actual sistema cambiario, sustituyéndolos por subsidios directos debidamente contabilizados y aprobados vía el presupuesto de la nación.
Cuarto: Anunciaría el aumento de la gasolina, 1000%, comprometiendo a invertir el 30% de los recursos obtenidos en sistemas de transporte público que puedan competir con los logrados en muchos otros países hermanos.
Quinto: Anunciaría que hasta que no tuviésemos la mejor educación primaria del mundo no me interesa mucho la secundaria y que luego, mientras no tuviésemos la mejor educación secundaria no me interesa mucho la educación universitaria. El país se construye de abajo hacia arriba y no tapando desde arriba los huecos con resultas petroleras.
Sexto: Iría a la iglesia a rezar porque el país me acompañase por esta ruta, o a otro por una ruta similar; lo cual sería lo único que pueda hacer de Venezuela un país grande y querido por todos; así como hacer de sus ciudadanos unos ciudadanos de primera… en lugar de los pobres mendigantes de favores petroleros que hoy somos… todos.
El Universal