abril 02, 2009

No dejemos de ser un país cristiano

Fue solo hace como unas ochenta a cien generaciones, o sea nada, que la gran mayoría de los venezolanos fuimos de hecho montados en la cresta de esa perfecta ola salvadora que significó la crucifixión de nuestro señor Jesucristo. Las enseñanzas de Jesús, interpretadas tanto con aciertos como de seguro con errores, forman la esencia de lo que hoy somos como cristianos durante nuestra breve y efímera presencia terrenal. En otras palabras Venezuela es y ha sido un país de tradición cristiana… y hasta nuestros ateos, quiéranlo o no, tienen más de cristianos que de ateos.

El elemento central de la tradición cristiana, aun cuando con frecuencia logramos hacernos los locos sobre ello, es el amor al prójimo, sea quien sea el prójimo. En tal sentido es aparente el riesgo que existe que Venezuela abandone el cristianismo, cuando más y más todos caemos en aceptar como nuestros prójimos solo a algunos de los prójimos. ¿De verdad queremos que nuestra generación sea la culpable que Venezuela aparezca definida mañana como una nación pagana?

Cuando aquí me refiero a un país cristiano no es si a es católico o protestante, como tampoco si los ciudadanos expresan su cristianismo acudiendo fielmente a misa todos los domingos. De nuevo, me refiero a un país donde los ciudadanos son capaces de expresar el amor al prójimo respetando las opiniones distintas del prójimo y lo que por supuesto también incluye el respeto a sus distintas religiones.

¿Que en muchas ocasiones anteriores se ha irrespetado al prójimo en nuestro país? Muy cierto, pero la irresponsabilidad y la falta de cristiandad de una generación no exime para nada a la otra.

¿Que nuestro sistema de gobierno predica la separación entre la religión y la política? Cierto pero igualmente Bolívar dijo, a cuenta de su herencia cristiana, que "la religión [...] es de naturaleza indefinible en el orden social y pertenece a la moral intelectual. [...] La religión es la ley de la conciencia" (ver nota) y con lo que él igualmente aceptó que la religión tiene un significado que va mucho más allá que el de una simple Constitución.

Y aquí entre nosotros los herederos y los portadores de la antorcha del cristianismo, de qué nos hubiésemos preocupado si Bolívar se hubiese desprendido de todo cristianismo, si al fin y al cabo todos sabemos que tanto Bolívar como nosotros, comparados con Jesucristo, somos todos unos absolutamente insignificantes figurines.

Digo lo anterior por cuanto asusta observar cómo permitimos que nuestro país se desvíe de todo lo que lo trajo hasta aquí, tal como también asusta pensar en los falsos ídolos que adoramos o permitimos ser adorados. Hablemos claro, como defensores de nuestra tradición cristiana, nuestra generación se está convirtiendo en un verdadero payaso.

Venezolanos, el cristianismo nos une a todos mucho más de lo que los distintos mandatarios del diablo puedan querer desunirnos. Actuemos en consecuencia.

Nota: Simón Bolívar. Discurso al Congreso Constituyente de Bolivia del 25 de Mayo de 1.826.