Y ahora resulta que lo que se conoce como oposición, a falta de algo mejor que hacer, se ocupa con dividirse entre quienes consideraron que los resultados del referéndum del 15 de febrero traían buenas noticias, por cuanto la diferencia entre quienes están con el cacique de turno y quienes no se redujo en dos años de tres a un millón de votos y quienes consideraron los resultados como una absoluta y clarísima derrota.
Como sin duda me ubico más cerca de lo que se conoce como la oposición pero como tampoco me gusta que me tengan pena ajena, de nuevo aclaro que la línea que separa la verdadera oposición, en la cual creo y a la cual pertenezco, del verdadero oficialismo, tiene muy poco que ver con quien será elegido el próximo cacique de turno.
El verdadero oficialismo en Venezuela está representado por quienes quieren entregarse y someterse a su cacique de turno predilecto mientras que la verdadera oposición está representada por quienes desean que el cacique de turno, quien quiera sea elegido, sea reducido de ser El Gran Hacendado a ser un simple servidor de los ciudadanos.
El verdadero oficialismo en Venezuela está representado por quienes prefieren que el Estado siga siendo el sembrador de las resultas petroleras mientras que la verdadera oposición está representada por quienes consideran que tras de casi 100 años de fallidos intentos ya es hora que sea el ciudadano quien tenga el derecho de aprender a sembrar su propia siembra.
El verdadero oficialismo en Venezuela está representado por quienes siguen vendiéndonos la idea que las resultas petroleras deben estar concentradas en manos del Estado, por el bien nuestro, mientras que la verdadera oposición está representada por quienes opinan que tal concentración sólo resulta en darle al Estado una excesiva capacidad para abusar y subyugar al ciudadano.
El verdadero oficialismo en Venezuela está representado por quienes creen que una Constitución se redacta con el fin de otorgarle poderes al Estado mientras que la verdadera oposición está representada por quienes saben que la única razón de una Constitución es la de limitar los poderes del Estado.
El verdadero oficialismo en Venezuela está representado por quienes le agradecen al Gran Hacendado la gasolina regalada mientras que la verdadera oposición sostiene que la gasolina no es del Gran Hacendado para regalar.
La verdadera oposición se encuentra temporalmente alineada con una pseudo-oposición sólo a cuenta de que el actual cacique de turno representa un obstáculo demasiado grande para lograr abrir un debate que les permita hacer una oposición de verdad. ¿Quién tiene tiempo para discutir el futuro cuando el presente tiene tan mal semblante?
La verdadera oposición sabe que a la larga se opone tanto a quienes buscan la permanencia, para siempre, del actual cacique de turno o quienes quieren imponernos, como siempre, otro cacique de la tribu de los quítatetú- paraponermeyo.
La verdadera oposición busca conversar con todos quienes aun cuando pertenezcan al actual oficialismo o a la actual pseudo-oposición quieren encontrar la manera de librar a nuestra querida Venezuela de ese Gran Hacendado al cual siempre debemos pedirle cacao aun a sabiendas que el cacao es nuestro.
La verdadera oposición sabe que actualmente tiene muy pocos votos pero eso le importa un bledo sabiéndose triunfador por el solo hecho de ir en la dirección correcta y que, como dicen, más importa el viaje que el destino.