Los que se oponían a la reforma constitucional perdieron por haberse ocupado demasiado en discutir el referéndum en lugar de ganarlo. Si bien con eso el Presidente se ganó el desmerecido derecho de nuevo a lanzar su candidatura en el 2012, igualmente perdió la excusa perfecta para no presentarse a ser derrotado.
En las elecciones para Presidente de diciembre de 2006 y las que sin duda eran mucho más importantes que unas sólo relativas a la posibilidad de poder reelegir a los electos, el actual Presidente sacó 7.300.000 votos y el candidato de la oposición 4.300.000. Tres millones de votos de diferencia.
En el referéndum del domingo, aun cuando el Presidente imploró y lloró, el lado oficialista sólo sacó 6.300.000 votos mientras que la oposición obtenía 5.200.000 votos. La diferencia se redujo a poco más de un millón de votos. ¿Quién rayos se ve perdiendo en el 2012?
El Presidente, angustiado, buscó ocultar la realidad calificando los resultados como "Una contundente victoria de la revolución popular". ¡Qué bríos! En el mundo de las victorias electorales de las revoluciones populares el 53% no es nada. Por ejemplo, un Fidel Castro jamás ganaba sus elecciones con menos del "99%" del voto.
Y todo esto después de diez años disfrutando la madre de las bonanza de resultas petroleras. Y todo esto antes de tener que tomar medidas como devaluar al bolívar "fuerte" y aumentar el precio de la gasolina. Y todo esto antes que la inflación se le dispare a las nubes. Y todo esto antes que los que aspiran a su propio poder político se le vayan y tenga que quedarse él, solo solito, con sus entregados y sus chupadores.
No hay duda, el cacique de turno está metido en un tremendo lío. Lamentablemente, nosotros, la otra mitad del país, también.
¿Qué debe hacer la oposición? Desarrollar las banderas propias alrededor de las cuales pueda reunirse y pelear desde ya sin tener que esperar las próximas elecciones. ¿Porqué perder nuestro tiempo peleando las propuestas del cacique de turno cuando hay tantas propuestas mejores que hacer?
Primero, una enmienda constitucional que debe incluir: la doble vuelta electoral para no tener que desgastar al país en primarias inútiles; y para que el 80% de cada dólar recibido por la nación en resultas petroleras sea entregado directamente a los ciudadanos para que sean éstos los verdaderos responsables por la siembra del petróleo.
Segundo, para evitar que la dizque revolución, buscando salvar su pellejo, hipoteque nuestro país de manera salvaje con el mundo capitalista necesitamos aclararle a los acreedores internacionales que en un país donde la oposición tiene un 47%, una Asamblea elegida 100% entre los adictos al Presidente carece de la legitimidad necesaria para aprobar contratos de deuda internacional. ¿Porqué pedir un referéndum revocatorio para la Asamblea cuando es tan fácil convencerlos que ellos son los que más necesitan una elecciones parlamentarias ya?
Tercero, buscar conversar con cualesquiera del otro lado que quieran conversar, para así garantizar la paz y la unidad tan necesaria para después de la victoria. Lo que si no es aceptable es la prédica de quienes aun ganando nos dicen que no hay nada que hacer y que con ello inconscientemente, incondicionalmente, le brindan su apoyo a la dizque revolución.
El Universal
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