"Nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía. Un justo celo es la garantía de la libertad republicana…". Parte del Discurso de Angostura pronunciado por Simón Bolívar en 1819.
Lo anterior, con lógica, se cita mucho para rechazar los deseos bastante naturales del cacique de turno de quedarse eternizado en el poder.
No obstante, la verdad es que no importaría tanto el que un mismo ciudadano permaneciese por mucho tiempo en el poder si ese poder fuese debidamente limitado. Pero, mientras el poder del Estado venezolano se nutre tanto de las resultas petroleras aquí podemos elegir gobiernos totalmente nuevos cada año y aun así seguir bajo la misma tiranía.
Lo digo por cuanto ya esta más que demostrado que el ciudadano venezolano hace tiempo se subyugó y se acostumbró a ser tan pero tan obediente que ni siquiera le pasa por la cabeza la posibilidad que pueda ser él mismo quien administre y siembre de manera directa sus propias resultas petroleras.
Que un comunista o un salvaje pseudo-capitalista-amigote-del Estado esté feliz con el como se organiza en Venezuela la administración de las resultas petroleras no lo dudo un instante pero, el que los socialistas o los capitalistas y liberales que predican la importancia de los mercados debidamente regulados para la toma de decisiones económicas lo acepten, sin discusión, sólo resulta del haberse subyugado ciegamente a quien controla la chequera petrolera, o sea la corona, el manto y el cetro de nuestro reino petrolero.
Cuando Bolívar dice "Un justo celo es la garantía de la libertad republicana" se referiría hoy directamente a la necesidad de republicanamente reclamar que nos sean entregadas directamente las resultas petroleras, por cuanto ya no deberíamos aceptar más nunca a reyes o reyezuelos que se creen sabihondos y actúan todopoderosos.
Que el cambiar una monarquía petrolera por una democracia petrolera sea algo fácil, nadie lo ha dicho. El proceso para desintoxicarnos de ese veneno que nos tiene a todos los venezolanos sentaditos esperando todo del Estado, elección tras elección, desilusión tras desilusión, siempre con una misma boba fe en el quítatetú-paraponermeyo de turno, no será nada rápido; justo por lo cual debemos comenzarlo cuanto antes, por el bien de nuestros descendientes.
Lo que sí les puedo garantizar es que lograr instaurar una real democracia petrolera en Venezuela produciría un venezolano más fuerte, más rebelde, más responsable, más venezolano, en fin, más como un Simón Bolívar de nuestros sueños.