Mi país se parece a un campo de batalla de la primera guerra mundial. Dos trincheras profundas, cada una con aproximadamente un cuarto del país; otro cuarto corriendo expuesto entre ellas en tierra de nadie y un cuarto final deambulando como en estado de shock por los alrededores. ¡Mi Dios!… ¿cuándo seremos nación de nuevo?
Gracias a la inspiración de los estudiantes el domingo, abrazando fuertemente a nuestros queridos y alzando nuestras "Gracias Señor", celebramos el haber evitado la partición final, en la raya. Hoy lunes ya necesitamos de regresar al proyecto de construir una Venezuela para todos.
Según las cifras oficiales del CNE en Diciembre del 2006 de 15.8 millones de votantes 7.3 millones votaron por chávez , 4.3 millones votaron por Rosales y 4.2 millones se abstuvieron. En el referéndum del Domingo de 16 millones de votantes, 4.6 millones votaron por el NO, 4.3 millones por el SI y 7.1 millones se abstuvieron.
La oposición consiguió 300.000 votos nuevos, ante nada por liderazgo de los estudiantes; el apoyo de los autocríticos como Ismael García, Baduel y otros; una excelente actuación de apoyo de los protagonistas tradicionales; así como una cierta discreción de ese extremismo opositor que ahuyenta a muchos. Si a los votos NO se le añade además unos 200.000 de los que fueron demasiado leguleyos, finos o enterrados como para votar, así sea solo por solidaridad, la oposición atrincherada tiene 4.8 millones de votos.
Los votos duros de chávez, la otra trinchera, son los 4.3 millones que lo acompañaron a pesar de lo deformante de su proyecto de reforma y siempre claro que a este número, le debemos restar una cierta cantidad de los votos virtuales tradicionales.
Si los abstencionistas de siempre y para siempre siguen siendo los 4.2 millones del 2006, tenemos entonces que de los 3 millones de votos que perdió chávez, 2.7 millones se abstuvieron, o sea que se subieron a tierra de nadie. El que ello haya ocurrido se debe a las locuras propias de La Deformante; al excelente trabajo persuasivo de los autocríticos antes mencionados; y al hecho que los agresivos e incompetentes del gobierno y asamblea simplemente no se hicieron perdonar.
El reto actual es asegurar que esos 2.7 millones no se vuelvan a atrincherar y generar una nueva y decente propuesta de país que incite a los que siguen en las trincheras y a quienes merodean que se unan a los de en tierra de nadie, para convertir ésta en tierra venezolana.
El primero que tiene que decidirse sobre si ordenar a sus tropas que caven más profundas sus trincheras o pedirles que suban a buscar la nación, es por supuesto chávez. Para ello, dado que repitió tanto el argumento que hay otras democracias donde los gobernantes pueden ser reelectos y gobernar por mucho tiempo (siempre ocultando que se trataba de sistemas parlamentarios) bastaría recordarle que si un gobernante de esos países hubiese sufrido un voto de falta de confianza en su visión para el país como el que se le dio a chávez el domingo, ya tendría que haber renunciado.
Por cuanto el domingo ganó nuestra actual Constitución no estoy para nada a favor de una Asamblea Constituyente. No obstante, el resultado del referéndum, sí clama a gritos una nueva Asamblea, para así poder reiniciar el verdadero dialogo que tanto necesitamos.
PD. Mis felicitaciones por la corajuda actuación durante la angustiante incertidumbre por parte de conocidos como Enrique Márquez, William Ojeda, Andrés Velásquez, Enrique Capriles Radonski y otros, así como la de los tantos héroes anónimos…de ambas trincheras.