UN MUNDO QUE CADA DIA se torna más chiquito, pero con problemas que sólo se agrandan, hace necesario más recursos de carácter global, por lo que muy a regañadientes, ya se discuten propuestas para un impuesto mundial.
Antes que nada, si hemos de esforzarnos en navegar las inmensas dificultades políticas que tales impuestos entrañan, por lo menos que generen un monto importante. Así por ejemplo, gravar los vuelos comerciales no produciría muchos ingresos... por lo menos no comparados con las necesidades.
El impuesto también debe ser fácil de cobrar, para que no se diluya en la gestión de cobranza. Hay quienes desean cobrar un impuesto a la venta de armas. Suena bien, pero si ni siquiera logramos controlar el contrabando de armas, ¿cómo lo haríamos si damos el incentivo a las autoridades de recibir un impuesto por su venta?
El impuesto tampoco debe generar serias distorsiones económicas. En tal sentido, el principal obstáculo a un impuesto sobre transacciones financieras es que, teóricamente, desincentivaría la fluidez de las transacciones, incrementando así la volatilidad del mercado financiero. No estoy seguro del argumento... los intermediarios ya cobran comisiones por las transacciones.
En donde siempre terminan los estudios es en la gasolina. Ustedes saben cuánto he protestado contra los gigantescos impuestos a la gasolina que aplican muchos países consumidores, con los que discriminan al petróleo y conforman una de las principales razones por las cuales necesitamos de la OPEP. No obstante, la verdad es que los impuestos a la gasolina producen muchos ingresos. En Europa, sólo por la gasolina sin plomo, cobran más de 100 billones de dólares anuales. Son fáciles de cobrar y las distorsiones que generan al frenar su consumo, no puede decirse que sean del todo malas. Por lo tanto, como quiera que no hay cómo parar tales impuestos y a veces se usan hasta para subsidiar a otras energías, como el carbón, quizás nos resultarían más tragables, si una parte de los mismos fuera usada para el bien del mundo.
La opción gasolina también permite a todos participar de manera proporcional y así no ser excluidos del grupo de los responsables del planeta. Si en Europa, con su ingreso por habitante de 30.000 dólares anuales aplicasen 5 centavos de dólar por litro, un país con ingreso de 3.000 pagaría medio centavo por litro. Con tales cifras, el impuesto daría unos 50 billones anuales... y eso es plata donde lo pongan.