Hemos visto la foto de un monito, que debido a un dolor estomacal rehusó seguir caminando sobre sus cuatro patas y comenzó a caminar erguido en dos, pero al leer al reconocido académico y politólogo norteamericano, Samuel Huntington, reiniciando cierto debate, esto nos hace pensar que algunos todavía como que caminan sobre las cuatro.
En la revista Foreign Policy de Abril 2004, Huntington expresa xenofobia en contra la comunidad latinoamericana, en especial la mexicana. La acusa de invadir su país y de amenazar el bienestar de una sociedad, cuyo origen y razón de ser considera exclusivamente anglosajón y protestante. Huntington para sonarle la alarma a sus compatriotas alude a la tasa de fertilidad…¡típico! y a una supuesta ausencia de querer integrarse por completo, que basa en el hecho de que tantos sigan hablando en español.
El aspecto lingüístico parecería ser de especial importancia para Huntington, ya que le advierte a los mexicanos residenciados en los Estados Unidos, que si quieren compartir el Sueño Americano creado por su sociedad anglo-protestante, deben aprender a soñar en inglés. Huntington cifra sus esperanzas de que ello ocurra en el hecho de que, según él, los emigrantes de segunda generación, a menudo, desprecian y rechazan su lengua materna y se sienten avergonzados ante la incapacidad de sus padres de comunicarse en inglés.
Puede que haya casos así. Uno lo encontré volando hacia un país de Centroamérica, cuando una aeromoza de indiscutible ascendencia latina, molesta con un señor mayor, humilde y también latino, con dificultades para desabrocharse el cinturón de seguridad, le dirigió un despectivo “Púshalo o como Ustedes lo dicen... ¡oh forget it!”. No obstante, si Huntington cree que su país estaría mejor con quienes se avergüenzan de su origen, que con quienes se enorgullecen del mismo, ya es hora de que su universidad lo des-academice.
Casualmente en el mismo Foreign Policy donde aparecen las opiniones de Huntington, su editor Moisés Naim, en un artículo titulado “Desde La Normalidad A Lo Lunático”, sostiene que muchos de los recientes movimientos latinoamericanos se alimentan de las políticas de furia, raza y venganza y que son intensamente nacionalistas reclamando sus raíces en las más viejas tradiciones de sus países.
Amigos, como podemos observar, tanto aquí como allá, hay mentes y corazones chiquitos, acomplejados, temerosos... y probablemente muy solitarios.