Como un radical del medio, que sólo puede opinar mientras impera la razón, dependo del respeto a las instituciones, entre ellas la Constitución. Es por ello que sostengo que tanto imponer un referéndum presidencial a la fuerza antes del 19 de Agosto, como impedir o rehusarse a colaborar efectivamente con su ejecución después de esa fecha, si han cumplido con los requisitos de ley, sería contrario a la Constitución.
Considerando las diferencias entre los bandos contrincantes, es imposible predecir como será la largada el 19 de Agosto. Como los radicalizados se niegan a entender lo del referéndum, he considerado conveniente hacer un paralelismo con el matrimonio, institución ésta, que para su validez y muy especialmente si es por primera vez, requiere del previo cumplimiento de una serie de formalidades y de una respetuosa conducta ciudadana.
Hay un chiste de quien cree tanto en el matrimonio… que se ha casado ocho veces. Obviamente que si creemos en nuestras instituciones, no debemos contemplar la idea de desgastarlas, así que al matrimonio se debe acudir siempre como si fuera por primera y última vez, sin albergar dudas por el pasado o por lo que el futuro pueda traer.
Las épocas cambian, pero en general aún sobrevive en nuestra cultura el concepto del matrimonio doble, el civil y el eclesiástico. Aún me recuerdo…algo así como anteayer… de las precisas instrucciones impartidas sobre el hecho de que si bien el civil daba el título de propiedad, sólo el de la Iglesia confería el permiso de circulación. El respeto formal e informal a los plazos formales e informales, sólo puede fortalecer la institucionalidad del matrimonio y las bendiciones que de él puedan derivarse.
El matrimonio es una institución comprobadamente buena, por lo que nadie debe predicar su eliminación, por el solo hecho de que algunos hayan fracasado. Igualmente, calificarlo de inútil o simplemente darle un mateo en Las Vegas un fin de semana, para luego ver qué resulta el lunes, parece una tontería, dada la importante tarea de reconstruir a la familia venezolana. Mucho menos aún necesitamos de un matrimonio anulado por no haber fijado los carteles a tiempo…
Amigos, así se estén casando por amor (bueno), por escaparse de sus casas (malo) o sólo para renovar sus votos (válido), debemos respeto tanto a los novios como al matrimonio. Por lo que… volviendo a lo del referéndum, si lo hacen como Dios manda… ¡Sí, lo tomo!
Caracas, El Universal 31 de Julio de 2003