septiembre 18, 2002

Paraísos de ilícitos aduaneros

No hay forma de que un país, como el nuestro, pueda aguantar lo que significa una apertura comercial lícita, si al mismo tiempo no logra eliminar la ilícita. En consecuencia, si aceptamos reducir los aranceles, no podemos también permitir que éstos se cobren sobre valores artificialmente reducidos. 
El comercio internacional lleva tiempo inmerso en discusiones sobre cómo evitar la sub-facturación, debate en el que se contraponen los intereses de los exportadores/importadores, por asegurar que las aduanas no cobren más de lo debido, con el del fisco/productores-domésticos, para que no se cobre menos de lo debido. En los países en vía de desarrollo, frecuentemente importadores de mercancías difíciles de valorar, es dramático ver los pocos recursos con que cuentan para defenderse tanto en las negociaciones, como en las aduanas. Tienen todas las de perder… un lujo que no se pueden dar.
Un aspecto de los ilícitos aduaneros, sobre el cual he buscado información, es el relativo a como se castiga a aquellos exportadores, que facilitan los ilícitos, por ejemplo, sub-facturando. No conseguí nada sobre el tema, ni aún en el anexo H delConvenio Revisado de Kyoto de 1999 para la Simplificación y Armonización de los Regímenes Aduaneros, que versa justamente sobre las infracciones aduaneras. Advirtiéndoles que no soy abogado, por lo cual existe el riesgo que desconozca otros procedimientos, pero que de existir, estoy seguro son poco ágiles, se me ocurrió que de la misma manera que hay legislación que afecta a los países (paraísos) que facilitan la evasión fiscal, debería existir alguna normativa global que permita o, por lo menos, ayude a castigar a los colaboradores de contrabandistas… estén donde estén.
Por ejemplo, aún cuando sea poco conocido, muy flexible y mucho menos aplicado, desde 1997 existe un Convenio entre los países de la OECD, que busca limitar la mala competencia, evitando la práctica de corrupción en la negociación con funcionarios públicos… estableciendo que al corruptor se le aplicarán las normas vigentes en su propio país de origen, como si hubiese cometido el delito allí … y no en un paisucho cualquiera.
Me parece, que desde tal iniciativa, deberíamos analizar la posibilidad de exigir la cooperación de los países exportadores para reducir la complicidad con los ilícitos aduaneros, identificar los otros culpables, aplicarle prohibiciones especiales a todo exportador-colaborador y hasta quizás cobrar un arancel especial a toda importación, que provenga de “paraísos” que inciten los ilícitos aduaneros.
Publicado en TalCual el 18 de Septiembre de 2002
PD. Igualmente hay que aprovechar al máximo la tecnología. La posibilidad de unir vía una huella digital la factura original con los documentos de embarque, podría eliminar la costumbre de las dos facturas… una verdadera y una para el fisco.