Por ahi a finales de los 80 exportaba (con unos socios) grandes cantidades de mangos a Inglaterra y los vendía en Harrods, la tienda insignia en Londres.
El 50 por ciento del costo era el flete aéreo el cual, por supuesto, como todo lo demás, mangos, empaques, mano de obra, tenía que pagarse por anticipado.
Justo después de un envío especialmente grande amaneció un ministro, Carmelo Lauría, diciendo que para él el bolívar estaba demasiado débil (creo que 36 a 1) así que (parecería que, hablando como un precursor de los defensores del bolívar) ordenaba ya al BCV venderlo al 30 por dólar.
Por supuesto al entonces poder cambiar la Libras que nos entregaron por mucho menos bolívares de los esperados perdimos un realero. Y en lo personal decidí retirarme del negocio por cuanto era imposible competir con el monstruo del poder del estado que hacia lo que le daba el forro hacer.
Para exportar concentrado de naranja a Florida y Europa tuvimos una ventana de oportunidad de dos años durante el gobierno de Lusinchi… después el bolívar se hizo demasiado fuerte para competir.
En este país de locos si en lugar de asignar divisas baratas para importar el BCV comprase las divisas provenientes de una exportación no tradicional pagando 20% más bolívares que la tasa flotante… de repente se podría reactivar la economía interna. Pero, los poderosos del gobierno, revolucionarios o neo-liberales, como que todos prefieren el whisky al ron:
Por Dios. Interviniendo mercados uno siempre corre el riesgo de equivocarse; por lo que lo importante es siempre asegurar el que si te equivocas, que por lo menos te equivoques más a favor de los tuyos. Y un bolívar demasiado fuerte significa exportar, innecesariamente, fuentes de trabajo.