Sin duda Venezuela se encuentra en un valle de lagrimas del cual necesita salir. No obstante, para lograr aquello es necesario dos cosas que aún no existen.
Primero la descripción de una valle verde lo suficientemente diferenciado del actual, para que ese allá se transforme en un destino que sea deseado con suficiente intensidad por una mayoría. Segundo, un mapa que contenga la ruta de cómo ir de aquí a allá.
Estamos en un país donde el gobierno con regularidad se preocupa más de cómo le va con el petróleo, que de cómo le va a los ciudadanos, por lo cual nosotros simplemente vivimos en el negocio de ellos.
Por ello de nuevo propongo un valle verde donde absolutamente todos los ingresos del gobierno provengan de los ciudadanos, con nombre y apellido, y para que nuestros gobernantes no tengan la menor duda sobre a quienes se deben, y a quienes deben servir.
Obviamente lo anterior debe comenzar con una constituyente ciudadana que antes que nada reglamente dos aspectos.
Primero, el establecimiento de una Junta Ciudadana para los Recursos Naturales de Venezuela, encargada de representar los intereses de la ciudadanía; y de decidir cuantas son las resultas derivadas que pueden ser repartidas, obviamente después de asegurar que existan los fondos suficientes para acometer las inversiones necesarias para la extracción de tales recursos naturales.
Segundo, el mecanismo de distribución. Ese debe basarse en que el 100% de las resultas disponibles deben ser repartidas por igual entre todos los venezolanos que cumplan alguna característica determinada, por ejemplo haber nacido en el país y de padres venezolanos, y sin que alguna autoridad pueda intervenir discriminando los receptores de manera subjetiva.
¿Pero donde queda el gobierno? El gobierno podrá siempre retener un porcentaje de cada cuota de resulta individual, contra la entrega de un recibo por impuestos pagados a cada ciudadano, con nombre y apellido. Al principio es obvio que tal porcentaje de retención será bastante elevado, pero igual debe haber un cronograma fijo que lo reduzca, digamos a un máximo del 20% al cabo de 10 años.
Hace unos 80 años un escritor sueco, Hjalmar Söderberg, dijo: "Si uno niega la responsabilidad del individuo por sus acciones, es demasiado estúpido tratar de pasar esa responsabilidad a una sociedad compuesta por individuos."
Y por supuesto, el enseñar a cada quien valerse por si mismo, y no depender de lo que papá-papaúpa gobierno decida hacer con el petróleo, implica una revolución educativa. Y obvio que para eso necesitamos reeducar a los maestros. ¿Como pueden educar quienes ni siquiera protestan que en su país se regale gasolina por un valor superior a los que se gasta en todos los programas sociales juntos?
Amigos, ya esta más que suficientemente llegada la hora para que los venezolanos nos responsabilicemos por nuestras resultas petroleras; y así al mismo tiempo logremos arrebatarle a quienes nos gobiernan, esa madera con la cual siempre nos golpean… nos golpean.
Amigos, ya esta más que suficientemente llegada la hora para que nos consigamos unos líderes que quieran llevarnos a ese valle verde para ahí servirnos, sin ellos querer caerle a palos a la piñata con nuestras resultas petroleras.
Amigos, ya esta más que suficientemente llegada la hora para que aprendamos a respetar el petróleo, siendo eso la única manera de poder levantar la maldición del petróleo. Designemos el Día del Petróleo, y en nuestras iglesias demos gracias a la providencia por habernos bendecido con ese recurso… ¡Feliz 2015!
PS. Increíble que quienes hace 15 años soñaban con un petróleo a US$ 30, hoy tienen pesadillas por cuanto bajo a US$60 el barril.
Noticiero Digital
@PerKurowski