Si se entrega el 98 por ciento de todas las exportaciones del país al Estado, para que éste las administre, o se es un emirato o una monarquía absoluta, o un Estado comunista o una primitiva tribu. El derecho de poder dizque elegir al emir, al rey, al dueño del partido o al cacique, poco cambia las cosas... es más, hasta lo hace peor.
En una democracia real, quien queda elegido presidente, o nombrado primer ministro por los elegidos parlamentarios, opera casi exclusivamente con los recursos provistos por los ciudadanos, y por lo cual debe responderles a éstos.
En nuestra democracia petrolera de pacotilla elegimos, no a quien ha de respondernos con sus servicios públicos, sino a quien nosotros hemos de mendigarle favores. Y el hecho que los favores que al elegido se le ocurra hacernos, son en gran parte pagados con nuestras propias resultas petroleras, ni siquiera es considerado.
Así que somos sólo unos sumisos indiecitos, sometidos a un rito que denominamos democracia, con el cual elegimos un cacique, para luego tener que bailar lo que a éste se le ocurra tocarnos... sea un merengue "gasolina regalada", o sea un son "Cadivi".
Cuando, en el siglo XXI, uno busca explicar lo anterior en el exterior, uno siente cómo el aire se llena de pena ajena; una que por cortesía o lástima no se traduce en preguntas tales como: ¿Y por qué son ustedes tan imbéciles como para seguir aceptando eso? ¿Y por qué siguen buscando mejores caciques cuando lo que tienen que hacer es tumbar el sistema, reclamar sus resultas petroleras, y luego elegir un presidente que les responda a ustedes?
En septiembre 1998 publique un artículo en Economía Hoy que titule "Del petróleo la renta y la Constituyente". En ése escribí:
"Al discutir sobre la separación de poderes, por ejemplo la del Poder Judicial, no nos olvidemos de la necesidad de también separar los poderes monetarios, a Pdvsa, el generador de recursos, del Fisco, el derrochador de éstos... Mientras los ingresos petroleros no hayan pasado por nuestros bolsillos (según dicen para no corrompernos) poca será la importancia que le damos a la función de supervisar el rendimiento producido por aquellos que gentilmente se han ofrecido administrarlos en nombre nuestro".
Lamentablemente en este país, que prefiere la ilusión de encontrarse un mesías para no tener que asumir la responsabilidad, pocos hicieron caso al tema, el cual ni apareció en las discusiones de la Constituyente de 1999.
Hoy, 15 años más tarde, cuando los lamentos de no haberlo hecho deberían ser mayores, quizás la repartición de las resultas petroleras entre los ciudadanos como un principio fundamental de la nación, pueda que tenga la receptividad que se merece... digo para así no tener que seguir pasando pena ajena en el exterior, o seguir siendo todos unos sumisos pedigüeños en Venezuela.
El otro día oímos al cacique de turno, Nicolás, tratar de describir por dónde andaba el país... atacando a una burguesía parasitaria, aun cuando sabemos todos que el país está en manos de una petrocracia parasitaria. Por Dios, ni siquiera el cacique Carlos Andrés era capaz de tanta desfachatez.
Así que, Cacique Nicolás, no mienta más. El único proyecto que realmente resulta en un pueblo protagónico en nuestro país, es el que les entrega a los ciudadanos sus resultas petroleras.
PS. Leemos sobre Cuba liberando presos políticos. ¿Será que Cuba no quiere que Venezuela libere a Simonovis, para que ellos así queden mejor liberando a sus presos políticos?