La Constitución en su artículo 318 dice: "El objetivo fundamental del Banco Central de Venezuela es lograr preservar el valor interno y externo de la unidad monetaria". Art 320: "El BCV no podrá convalidar o financiar políticas fiscales deficitarias". Art 319: "El BCV se regirá por el principio de responsabilidad pública".
Y aún así el BCV lanzó un decreto de Guerra a Muerte al Bolívar, con un Artículo Único, el de: "Imprímase... muchos".
Y oímos a Maduro decir: "El ataque a la moneda en Venezuela es dirigida por un conjunto de páginas web... y ellos atacan la moneda desde allá... crean una circunstancias ficticias de guerra contra nuestra moneda y, por otro lado, aparecen las distintas formas para saquear a la clase media venezolana con una moneda inflada de manera ficticia". ¿Qué podemos decir?
O Maduro no tiene idea de cómo el BCV (y la banca del Estado con sus créditos fáciles) está inyectando bolívares sin respaldo en Venezuela, y en cuyo caso, el pobrecito, es uno de los peor informados funcionarios de la historia.
O Maduro conoce de lo anterior, y en cuyo caso, o es un absoluto ignorante en materia económica, o es un mentiroso de marca mayor.
Lo cierto es que imprimir bolívares sin respaldo, dentro de un mercado de divisas, sea éste libre o controlado, sólo para satisfacer necesidades políticas... es una estafa.
Por ejemplo, sólo en el 2013 aquello implicó someter a la clase media a una expropiación express, que les robó, por lo menos, el 30% de la capacidad adquisitiva de sus bolívares ahorrados en la banca.
En la Venezuela que he conocido, no recuerdo un momento donde la política monetaria y cambiaria, haya perjudicado tanto al 90 por ciento más pobre de nuestro país. Eso que se llama a sí misma la Revolución Bolivariana, debería sentir profunda vergüenza.
Y me produce amargura un sistema cambiario que favorece tanto más, a quienes tienen más capacidad para usarlo o abusarlo.
Y me produce amargura oír hablar de corrupción en Cadivi, ignorando las tentaciones que produce la venta de dólares a precios muy por debajo de su valor equilibrio.
Y me produce amargura cuando según el Art. 301 de la Constitución "No se podrá otorgar a personas empresas u organismos extranjeros regímenes [de política comercial] más beneficiosos que los establecidos para los nacionales"... y aún así tenemos un sistema cambiario que favorece la industria, la agricultura y el turismo de otros países, a costa de Venezuela.
Y me produce amargura leer cómo un exitoso Primer Ministro, en Letonia, renuncia, asumiendo la culpa por la caída de un techo que mató a 54 ciudadanos, mientras que en nuestro país, los culpables sólo les echan la culpa a otros.
Nuestros verdaderamente pobres, aquellos quienes se levantan todos los días sin tener la comida asegurada, tendrán más dificultades que de costumbre. Lloremos por ellos, pero, de cierta manera, solo siguen en sus mismos injustos infortunios diarios.
Son todos aquellos quienes se acostumbraron a tener algo de seguridad, por quienes quizás más debamos llorar, al pensar que ahora tendrán que enfrentar una calamidad económica, igual a la que si un terremoto les hubiese demolido todo lo que tenían.
Espero que todos los venezolanos entiendan bien lo que está pasando, y le extiendan un soberano voto de castigo al gobierno el próximo domingo.
Háganlo con toda confianza y tranquilidad ya que les aseguro que muy pocos interpretarían ese voto de castigo, como un voto de confianza ciega en la oposición.