Si de una manera u otra se regala petróleo a otros países, o mediante la política cambiaria se abarata artificialmente las ofertas agrícolas, industriales y turísticas de otros que compiten con las nuestras, se está cometiendo injusticias con la familia venezolana, las cuales deben acabar.
Pero, si en Venezuela se está favoreciendo a unos ciudadanos más que a otros, por ejemplo al regalar gasolina, o al entregar dólares ganga a los que hacen turismo en el exterior, o dólares ganga para la compra de whisky de tantos años que sólo algunos la pueden comprar, se está cometiendo injusticias dentro de la familia venezolana... y eso es peor. Así que, oposición, aun cuando quiero tanto la gimnasia como la magnesia, por favor, no me confundan la gimnasia con la magnesia.
Qué diría un niño si alguien entrase en su clóset, le sacase un juguete, y luego se le apareciese vestido de San Nicolás, diciéndole... "si te has portado bien"... (sea eso habiéndose vestido de azul, rojo o amarillo, de acuerdo a los requerimientos de turno), "aquí te traigo un regalo"... y procede a entregarle su mismo juguete.
Y qué diríamos de ese niñito, cuando a sabiendas que ese juguete ya antes era de él, aún así pone su rodilla en tierra y exclama "Gracias San Nicolás... qué grande es Usted". Por supuesto diríamos que da lástima. Cualquier observador externo, objetivo, igualmente concluiría que todos somos unos idiotas, al entregarles a unos San Nicoláses falsos, más del 97 por ciento de todas las exportaciones del país, las que nos fueron entregadas por la providencia, para que esos decidan cuánto y cómo nos las quieren devolver.
¿Y cómo quedaríamos ante el mundo, ese que ya de por sí no es muy cuerdo, si como es el caso los San Nicolaseros le devuelven a los venezolanos, solo una partecita de sus juguetes?
Imagínense si Disney decide hacer un nuevo Monster Inc, donde en lugar de buscar capturar la energía presente en los gritos de niños asustados, deciden capturar toda la energía gastada por los venezolanos buscando recapturar lo que les sea posible de sus propias resultas petroleras. De repente ahí habría tanta energía que, por lo menos en Venezuela, ya no tendríamos ni necesidad de gasolina.
¿Cuántos de los alcaldes presentes y no presentes en la reciente reunioncita en Miraflores, son alcaldes que operan como si cada uno de los bolívares recibidos por su alcaldía son bolívares de los ciudadanos, y que deben ser administrados acordemente? ¿Pocos eh?
Al San Nicolasero mayor de turno, Nicolás Maduro, así como a todos los gobernadores, alcaldes y demás petrócratas, conviene recordarles lo que dice Proverbios 24:15: "Como nubes y vientos sin lluvia, así es el hombre que se jacta de falsa liberalidad (o en otra versión), quien presume de regalos que no ha hecho".
Amigos, aprovechemos estos días para pensar sobre la maravilla de no tener que mendigarle más a unos falsos San Nicoláses nuestras propias resultas petroleras. Lo digo para así un día podamos vivir en una nación y no tener que seguir rumiando todos dentro del negocio de otros.
Rogando por un feliz y pacífico desenlace de nuestra tragedia nacional, les deseo a todos unas Felices Navidades y un Próspero Año Nuevo.
PS. En un país donde se cometen las injusticias descritas, y tantas más, y además se imprime monstruosos excedentes de bolívares sin importarles la inflación que eso produce, valdría la pena preguntar... ¿Acaso la fuga de capitales no es una obligación moral... para con el país?