noviembre 07, 2002

Huellas de Venezuela

Me urgía un pasaporte nuevo, así que cuando el funcionario de la DIEX me dijo “nai nai, lo lamento, no encontramos su archivo alfabético, ése que tiene todos sus datos”, sentí… bueno Ustedes saben que. Así que cuando, al rato, ese mismo oficial me dijo “no se preocupe… ya lo conseguiremos” y procedió a tomarme mis diez huellas digitales, estuve a punto de hacer pucheros… convencido de que de que jamás saldría de ese pantano Kafkiano.
Imagínense entonces mi asombro cuando, en menos de una hora, mi potencial enemigo, hoy mi amigo, regresa sonriente diciendo -“te conseguimos… oye en el Táchira, en 1957… ¿quién lo diría?”. Si él estaba sorprendido con el lugar y fecha de mi cédula, yo estaba atónito de que me “hubieran conseguido” y curioso le pedí - “Muéstrame como”… ¡Aprendiz de Harry Potter!
Me llevó a la Dirección de Dactiloscopia y Archivo Central, unos cuantos cuartos tenebrosos, llenos de polvorientos archivos… ambientado para una película de magos. Allí, entre libracos y tarjeteros, su jefe, el Director y sus asistentes, amablemente me mostraron todo lo que ocurre cuando te sacas tu primera cédula, como tus huellas son analizadas y clasificadas bajo una lupa Galtoniana, produciendo una morfología única para cada ciudadano venezolano. Con mis nuevas huellas (algo más gorditas…), re-establecieron una cadena de 14 números, gracias a la cual encontraron en el archivo digital la tarjeta con mis huellas (chiquitas), ¡sacadas hace 45 años!, con la que la DIEX pudo constatar que el ciudadano Per Kurowski existe, que es venezolano y que merece un pasaporte. ¡Qué impresión me provocaron esas impresiones¡
En el acto me recordé de que hace cinco años había protestado un plan de modernización del sistema de identificación, por cuanto me parecía un robo de caro, ¡500 millones de dólares! Callando tal pecadillo, me senté a conversar con mis nuevos amigos sobre “la modernización”. Con modestia, me indicaron la urgente necesidad de una nuevas lupas, una mejor luz para ver las huellas mejor y sí, si fuese posible, digitalizar los archivos para agilizar el trabajo de identificación. Terminaron diciendo, “hemos oído que pronto instalarán un sistema nuevo”-“¿Qué sistema?”- “No sabemos, pero dicen que costará unos buenos reales”.
¡Aja! Me dije, como que yo también sé de huellas, acabo de identificar la huella de la administración pública de Venezuela. En lugar de permitirle a estos funcionarios, obviamente dedicados y capaces, acceder de manera continua a los pocos recursos, que necesitarían para lograr maravillas y mantenerse modernos, para lo que de seguro bastaría una partecita de los intereses anuales, que costaría un plan de 500 millones de dólares, allá, en algún ministerio, hay un político sabelotodo y quierelotodo, generando su propia solución… ¡a realazo limpio.!
Gobernantes de Venezuela, el día que quieran modernizar la DIEX, les ruego que no abusen de los servidores públicos que allí laboran, mejor úsenlos… ¡son unos verdaderos magos.!
El Universal, 7 de noviembre de 2002