agosto 25, 2011

¿Con que replegándose eh?

Yo puedo perfectamente entender a un ciudadano que, temeroso ante todas las incertidumbres económicas en el mundo de hoy, se repliega en una estrategia de inversión exageradamente cuidadosa... y cuidado si no entierra unas morocotas de oro donde su abuelita le contó haber oído que el bisabuelo enterró algunas... no sabe si en el siglo pasado o en el antepasado. Y cuidado si el oro no termina valiéndolo todo y de hecho logra salvar al ciudadano, durante ese limitado horizonte de tiempo que es de su interés principal. 
No obstante, un país no puede andarse en esas, como cuando trae sus reservas de oro para esconderlas... en un por si acaso. En el mundo actual lo anterior implica una retrograda aversión al riesgo, del tipo: "¡No eduquemos a nuestros hijos para que otros países no se los lleven! Mantengámoslos brutos, pues además eso nos conviene, para que no nos superen". Y, con eso, no se construye un futuro... si ni siquiera alcanza para mantener un pasado. 
Y además, todo ese oro... ¿desde cuándo lo tiene Venezuela? ¿No es desde mucho antes de la República de turno? ¿No representa ese oro solo el repele de lo que nos queda después de haber desperdiciado unas fortunas increíbles? 
 Y además, todo ese oro... ¿en realidad es una reserva de los ciudadanos? ¿O es de esas reservas que puede gustarle a uno de esos típicamente anticuados caciques de turno, de los que piensa ante nada en términos de la capacidad de carga de neo-vacas sagradas? Si hemos de cuidar el oro, cuidémoslo de quienes verdaderamente representan una amenaza. ¡Mosca con los guardaespaldas alquimistas de una plaza Bolívar en una isla caribeña! 
Y además... no acabamos de declararnos el país de las mayores reservas de petróleo del mundo... ¿entonces qué rayos hacemos aferrándonos al oro? ¿No sabemos que los endeudamientos desbocados de otros son los que ayudan a sostener la demanda por el petróleo? Supóngase que la disciplina del oro se imponga en los mercados causando, como sería natural, la madre de todas las recesiones mundiales correctivas... ¿dónde creemos que va a ubicarse el precio del petróleo? Más que reservas de oro necesitamos, por ejemplo, reservas de alimentos producidos en suelos agrícolas nuestros, por agricultores nuestros que sepan de agricultura y no de ideologías o cartas de colores. 
A mí lo del oro y otros eventos relacionados con las caídas de otros caciques de turno en otros lares, me presagia bastante un final al capítulo actual nuestro. Lamentablemente, nada me presagia un cambio fundamental en la realidad nuestra... por cuanto todo lo que oigo por ahí de los que aspiran colocarse el magnífico plumaje diseño torre petrolera, son las mismas tan bonitas sonantes verdades de siempre, que tarde o temprano terminan en lo mismo. La centralización de recursos simplemente no da para más que crear promesas de galán de novelas. 
El muro detrás del cual se repliegan los caciques de turno tiene actualmente una altura de 63.875.000.000 dólares anuales en resultas petroleras. Si lo tumbamos a la altura de solo unos 200 dólares mensuales por ciudadano entonces al fin podríamos como país ver un horizonte. ¿Pero será que nosotros somos tan cobardes que siempre preferiremos replegarnos tras un cacique de turno, por supuesto siempre y cuando sea el nuestro? Por mi querida Venezuela, ruego que así no sea. Compatriotas, atrevámonos asumir la responsabilidad por la siembra del petróleo.

agosto 11, 2011

Quiero dos tarjetas electorales más.

 Ya en 1896, hasta antes del petróleo, en el COJO ILUSTRADO, Manuel Vicente Romero García escribía "Venezuela es el país de las nulidades engreídas y las reputaciones consagradas". Hay que ver cómo esa verdad luego se potenció a la enésima con la ayuda de las resultas del petróleo. Sazonado con mucha cursilería mediática, las nulidades nos restriegan a diario sus imbecilidades y, como razón, esa sola bastaría para arrancarle de cuajo al cacique que esté de turno, la chequera con nuestras resultas petroleras.

Pero qué difícil es cuando la sola posibilidad de llegar ser el cacique manejador de tales las resultas, o uno de sus más íntimos ayudantes, hace que todo político venezolano insista en que esas resultas sean del Estado. El poder decidir qué hacer y qué deshacer con nuestras resultas es un instrumento de poder demasiado irresistible para ellos poder renunciar a éste. En otras palabras, los ciudadanos necesitamos movernos nosotros mismos, si es que queremos acabar con tener nuestras resultas petroleras financiando a las nulidades engreídas.


En tal sentido le pido a la MUD, y al PSUV, que en las próximas elecciones presidenciales, incluyan una tarjeta donde el elector pueda votar por el candidato de la MUD o el del PSUV, pero cuyo uso expresa la exigencia del votante de que existan estrictas limitaciones sobre el monto de las resultas petroleras a ser entregadas al Estado, y que las restantes sean repartidas de manera disciplinada y equitativa entre los ciudadanos.


Y el asunto se nos hace urgente por cuanto la campaña electoral está entrando en esa fase donde se nos promete extraer más y más petróleo (ellos lo llaman producir más y más petróleo) y donde se nos promete usar las resultas petroleras mejor y mejor (sin que oigamos algo nuevo o distinto de lo que hemos oído desde 1974). La verdad es que algunas de las cifras de extracción que están asomando por ahí, si calculamos los barriles vendidos a los precios actuales, resultaría en unos ingresos petroleros del Estado tan gigantescos, que sin duda garantizaría una dictadura de-facto... sin importar el candidato que gane.


La semana pasada pregunté en este mismo espacio ¿quién cree usted que le puede dar un uso más adecuado a las resultas petroleras, cada venezolano usando 200 dólares mensuales, o usted usando 63.875.000.000 anuales? Si bien recibí apoyo como nunca de los ciudadanos, ni un solo político siquiera asomó una respuesta. ¿Será necesario inscribir una candidatura monotemática en las primarias de la MUD para tener el chance de que el asunto sobre quién debe ser el sembrador del petróleo en Venezuela, el cacique o los indios, por lo menos se discuta? ¿Algo como lo que describí en "Los 100 días del presidente Kurowski" en El Universal 
el 5 de mayo 2011?


En Estados Unidos existe hoy un movimiento que se conoce como el "Tea Party". Es muy difícil definir a ese movimiento pero por lo menos ha logrado que ciertos asuntos de gran interés para el ciudadano, y para quienes pagan impuestos, y que antes estaban silenciados por el sindicato de los políticos, por lo menos se comienzan a discutir. ¿Será que aquí necesitaremos algo parecido? Lo bueno es que en nuestro caso ese movimiento no tendría por qué azuzar más divisiones, por cuanto sería un movimiento con todos los ciudadanos unidos de un lado y algunos pocos políticos unidos del otro.

 

Publicado el El Universal