Por cuanto el actual cacique lanzo su propia candidatura, el mismo no podrá entusiasmar lo suficiente a los que siguiendo tan desilusionados con la cuarta como siempre, hoy además se encuentran desilusionados con la quinta. Por lo tanto, las elecciones del 2012, no son del actual cacique para ganar, sino de los que están opuestos al actual cacique para perder, si es que no encuentran un candidato aceptable para que no se queden en casa los desilusionados con la cuarta y la quinta… ese inmenso grupo de votantes y que, mucho más que unos ni-ni, son unos ni-los-unos ni-los-otros.
No obstante, gane quien gane, hay que sentar las bases para que el país pueda salir unido de ese estado de indignidad en que ha sido colocado, a cuenta de entregar los ciudadanos todas sus resultas petroleras al cacique que esté de turno para, luego tener que humillarse ante éste para que se las devuelva.
En tal sentido estoy contemplando la candidatura Kurowski, por lo que estoy diseñando mi plan de los primeros y únicos100 días. Me imagino que algunos ya sospechan algunas de mis intenciones de llegar a ser Presidente pero, por si acaso, aquí van de nuevo:
Lograr, vía una enmienda, reforma o hasta una nueva constituyente, si fuese necesario, imponer unos estrictos límites a lo que el gobierno pueda disponer de nuestras resultas petroleras cada año. Ese límite sería el menor del 4 por ciento del Producto Interno Bruto, o el 15 por ciento de todas las exportaciones, o el 25 por ciento de todos los demás ingresos fiscales. Para fines de calcular el valor de los ingresos se utilizaría la tasa de cambio más alta que se haya pagado en el mercado venezolano en el año, para la compra de divisas.
Todas las resultas excedentes serán depositadas en un Fondo, donde solo podrán ser invertidas en el exterior (trasladarle a otros el problema de la enfermedad holandesa), y cualquier desembolso adicional que se considere prudente, solo podrá ocurrir mediante pagos iguales en efectivo a cada uno de los venezolanos por nacimiento o residenciados más de 10 años en el país. Ese Fondo será administrado por siete miembros electos por los ciudadanos, donde cada ciudadano tiene siete votos que puede usarlos como quiera, incluso votándolos todos por quien más le inspire confianza.
Obligaría que la gasolina venezolana se venda en las gasolineras venezolanas a su precio internacional y, si el gobierno quiere subsidiarlo, que lo haga usando partidas presupuestarias debidamente aprobadas y que el subsidio pagado quede indicado en el recibo que se emita.
Al Artículo 301. “El Estado se reserva el uso de la política comercial para defender las actividades económicas de las empresas nacionales públicas y privadas. No se podrá otorgar a personas, empresas u organismos extranjeros regímenes más beneficiosos que los establecidos para los nacionales”, le añadiría expresamente que eso incluye la prohibición de regímenes cambiarios que discriminan a favor de las actividades económicas externas y en contra de las nacionales.
Prohibiría cualquier privatización de un servicio público que tenga como objetivo maximizar el ingreso del Estado y no el de minimizar los costos de los servicios para el usuario. ¡Y, para atrás, con todas las expropiaciones no debidamente ejecutadas!
Luego renunciaría. Se convocaría a otra elección y, quien sabe, de repente, podría yo regresar feliz a mi actividad de consultor estratégico de empresas, ya que entonces eso podría por lo menos tener sentido.