El entusiasmo es bueno, pero siempre carga en sí la semilla de la frustración. Lo digo por cuanto al oír al Presidente arengar por la cogestión e instando a empresarios privados a regalar parte de sus empresas, me recordé de la poca acogida oficial que tuvo la Cooperativa de Trabajadores de Alucasa cuando solicito cogestionar con el Estado. No es la primera vez que observamos serias fallas en la comunicación entre el Presidente y el Gobierno por cuanto una cosa dice él y otra cosa hacen ellos.
Alucasa fabrica el papel aluminio que todos conocemos, más otros productos que utilizan como materia prima el aluminio. En sus inicios la empresa requirió mucho capital, pero hoy su destino se encuentra fundamentalmente en manos del cariño y la dedicación de sus trabajadores. Hace unos cuatro años, todos daban a la empresa por quebrada, pero buscando salvar sus empleos, los trabajadores la levantaron, como si jalándose por sus propios cabellos, cual Barón Von Munchausen.
Al pertenecer una parte de las acciones de Alucasa a bancos privados y a Fogade – quienes querían vender por reconocer que tampoco eran buenos en el rol de propietarios de empresas – sus trabajadores, casi 400, formaron una cooperativa para comprar un porcentaje de la compañía. Para ello no pedían un regalo, sino simplemente que la misma Alucasa, de sus flujos de caja, le prestase una porción prudente a la cooperativa para que ésta pudiere pagar la compra de las acciones. Posteriormente, la cooperativa, de sus dividendos, cancelaría a la empresa los préstamos.
Todos saldrían ganando, pero qué va, como que la cogestión siempre es buena…sólo cuando es para otros. La cooperativa nunca recibió el apoyo oficial necesario y las acciones terminaron traspasadas a la CVG. En este contexto el Presidente haría bien en recordar que en las empresas privadas ya por lo menos existen dueños, mientras que en muchas empresas oficiales, sólo existen observadores políticos transitorios, a veces totalmente desinteresados, a veces solamente interesados, en lo suyo… y ya.
No estoy sugiriendo crear cooperativas en toda empresa estatal, aún cuando ciertamente PDVSA debería actuar mucho más como la cooperativa de toda Venezuela que debería ser. No obstante, es urgente generar en muchas empresas del estado, los dueños e interesados que engorden el ganado, como sería el caso de los trabajadores de Alucasa o el de los usuarios de una distribuidora eléctrica.