EL WASHINGTON POST publicó la historia de un americano enfermo del corazón, a quien le presupuestaron un costo de 200.000 dólares por operarlo en Estados Unidos. Al no tener el dinero, se fue a la India, donde por apenas 10.000 dólares, pasaje incluido, le implantaron exitosamente una válvula y además pudo visitar el Taj Mahal. Otro ciudadano en Canadá, que debía esperar tres años para operarse la cadera, le cotizaron 23.000 dólares en Estados Unidos, pero también se decidió por la India y todo le salió por 5.000 dólares... dice el artículo que incluso fue recibido en el aeropuerto y alojado en un cuarto privado con Internet.
Simultáneamente leemos con frecuencia cómo se les hace cada vez más difícil a los países desarrollados cubrir los costos de sus promesas sociales, ante nada por los cambios demográficos, donde habrán más y más viejitos que cuidar y para viejos vamos todos.
Al igual que vemos personas con iniciativa, que deciden no permanecer en un país que no les ofrece posibilidades y emigran; los enfermos y las personas mayores, que no tienen cómo cubrir un costo de vida demasiado alto, resultan igualmente imparables cuando de repente se les presentan alternativas. Estas diferencias en costos siempre han existido, lo único es que ahora, gracias al Internet, tenemos acceso a la información al momento, desde casa y a un costo cero.
Lo anterior nos indica que habrá cambios muy importantes en la manera como se prestan los servicios personales a nivel mundial y muchas oportunidades económicas para algunos países. No es que sugiera que el consumidor viaje por un corte de pelo, pero aun en este caso podría ser que el ahorro obtenido pueda financiarle una buena parte de su turismo.
¿Y dónde quedará Venezuela? Lamentablemente, al encontrarse tan ocupada analizando su propio ombligo y como además resulta difícil mercadear servicios en un clima de conflictividad, lo más probable es que de nuevo perderá una posibilidad para diversificarse del petróleo. Otros países ya andan buscando cómo explotar mejor el negocio, dando facilidades de visa y exenciones de impuestos a todo retirado mayor de 60 años y, como la competencia no perdona, ya hasta juran por ahí, que a Venezuela no se puede ir.
Enfermeras bilingües con acreditación internacional y médicos con especialización geriátrica son valiosos activos en este campo, pero como su formación toma tiempo, tendrían que empezar desde ya.