septiembre 23, 2004

Un impuesto mundial

UN MUNDO QUE CADA DIA se torna más chiquito, pero con problemas que sólo se agrandan, hace necesario más recursos de carácter global, por lo que muy a regañadientes, ya se discuten propuestas para un impuesto mundial.
Antes que nada, si hemos de esforzarnos en navegar las inmensas dificultades políticas que tales impuestos entrañan, por lo menos que generen un monto importante. Así por ejemplo, gravar los vuelos comerciales no produciría muchos ingresos... por lo menos no comparados con las necesidades.
El impuesto también debe ser fácil de cobrar, para que no se diluya en la gestión de cobranza. Hay quienes desean cobrar un impuesto a la venta de armas. Suena bien, pero si ni siquiera logramos controlar el contrabando de armas, ¿cómo lo haríamos si damos el incentivo a las autoridades de recibir un impuesto por su venta?
El impuesto tampoco debe generar serias distorsiones económicas. En tal sentido, el principal obstáculo a un impuesto sobre transacciones financieras es que, teóricamente, desincentivaría la fluidez de las transacciones, incrementando así la volatilidad del mercado financiero. No estoy seguro del argumento... los intermediarios ya cobran comisiones por las transacciones.
En donde siempre terminan los estudios es en la gasolina. Ustedes saben cuánto he protestado contra los gigantescos impuestos a la gasolina que aplican muchos países consumidores, con los que discriminan al petróleo y conforman una de las principales razones por las cuales necesitamos de la OPEP. No obstante, la verdad es que los impuestos a la gasolina producen muchos ingresos. En Europa, sólo por la gasolina sin plomo, cobran más de 100 billones de dólares anuales. Son fáciles de cobrar y las distorsiones que generan al frenar su consumo, no puede decirse que sean del todo malas. Por lo tanto, como quiera que no hay cómo parar tales impuestos y a veces se usan hasta para subsidiar a otras energías, como el carbón, quizás nos resultarían más tragables, si una parte de los mismos fuera usada para el bien del mundo.
La opción gasolina también permite a todos participar de manera proporcional y así no ser excluidos del grupo de los responsables del planeta. Si en Europa, con su ingreso por habitante de 30.000 dólares anuales aplicasen 5 centavos de dólar por litro, un país con ingreso de 3.000 pagaría medio centavo por litro. Con tales cifras, el impuesto daría unos 50 billones anuales... y eso es plata donde lo pongan.



septiembre 09, 2004

"Púshalo"

Hemos visto la foto de un monito, que debido a un dolor estomacal rehusó seguir caminando sobre sus cuatro patas y comenzó a caminar erguido en dos, pero al leer al reconocido académico y politólogo norteamericano, Samuel Huntington, reiniciando cierto debate, esto nos hace pensar que algunos todavía como que caminan sobre las cuatro.
En la revista Foreign Policy de Abril 2004, Huntington expresa xenofobia en contra la comunidad latinoamericana, en especial la mexicana. La acusa de invadir su país y de amenazar el bienestar de una sociedad, cuyo origen y razón de ser considera exclusivamente anglosajón y protestante. Huntington para sonarle la alarma a sus compatriotas alude a la tasa de fertilidad…¡típico! y a una supuesta ausencia de querer integrarse por completo, que basa en el hecho de que tantos sigan hablando en español.
El aspecto lingüístico parecería ser de especial importancia para Huntington, ya que le advierte a los mexicanos residenciados en los Estados Unidos, que si quieren compartir el Sueño Americano creado por su sociedad anglo-protestante, deben aprender a soñar en inglés. Huntington cifra sus esperanzas de que ello ocurra en el hecho de que, según él, los emigrantes de segunda generación, a menudo, desprecian y rechazan su lengua materna y se sienten avergonzados ante la incapacidad de sus padres de comunicarse en inglés. 
Puede que haya casos así. Uno lo encontré volando hacia un país de Centroamérica, cuando una aeromoza de indiscutible ascendencia latina, molesta con un señor mayor, humilde y también latino, con dificultades para desabrocharse el cinturón de seguridad, le dirigió un despectivo “Púshalo o como Ustedes lo dicen... ¡oh forget it!”. No obstante, si Huntington cree que su país estaría mejor con quienes se avergüenzan de su origen, que con quienes se enorgullecen del mismo, ya es hora de que su universidad lo des-academice. 
Casualmente en el mismo Foreign Policy donde aparecen las opiniones de Huntington, su editor Moisés Naim, en un artículo titulado “Desde La Normalidad A Lo Lunático”, sostiene que muchos de los recientes movimientos latinoamericanos se alimentan de las políticas de furia, raza y venganza y que son intensamente nacionalistas reclamando sus raíces en las más viejas tradiciones de sus países. 
Amigos, como podemos observar, tanto aquí como allá, hay mentes y corazones chiquitos, acomplejados, temerosos... y probablemente muy solitarios.