Sabas Nieves es uno de los senderos más populares del Ávila. En los últimos años, también ha sido objeto de frecuentes controversias, principalmente relacionadas con la forma de hacer un uso correcto de él sin causar un dolor indebido a los habitantes de la zona.
Soy un visitante frecuente de Sabas Nieves; durante ciertos períodos me he vuelto casi adicto. Habiendo hecho evidente ahora el origen de la probable naturaleza subjetiva de mis comentarios, me abstendré de excusarme.
El ambiente entre vecinos y escaladores se ha desbordado con frecuencia. Recientemente ha llegado al punto en que los vecinos estuvieron cerca de poner barreras para limitar el acceso a la zona. Además, habiéndose tomado muy en serio la aplicación de modelos teóricos que exigían la imposición de tarifas por parte del Estado para todo tipo de servicios públicos y derechos de acceso, casi empezaron a cobrar peajes.
Una protesta sólida de los usuarios de los senderos, basada básicamente en la realidad amenazante de los números (es decir, los votos), le dio a los vecinos una derrota inicial. Lamiendo sus heridas, tuvieron que retirarse a sus guaridas e intentar idear nuevas estrategias.
Habiendo hecho eso, ahora han renovado su ataque. En esta ocasión, han desarrollado un plan mediante el cual ofrecen a los montañistas la alternativa de estacionar sus vehículos debajo de la Plaza Francia (todavía Altamira para algunos de nosotros veteranos) y ser transportados en modernos y cómodos autobuses hasta la base del montaña, disfrutando de videos ecológicos y esperando cantar alegres alabanzas sobre las ventajas de una solución tan generosa. Pero, he aquí, el costo inicial de esta solución se estima en el orden de Bs. ¡¡20 millones!!
Los montañeros, en cambio, habiendo descubierto que hay recursos a mano para una “solución”, analizan actualmente la posibilidad de solicitar la expropiación de la propiedad de algunos de los vecinos para ampliar el aparcamiento en la entrada de Sabas. Nieves.
Evidentemente, entre los usuarios de los senderos, hay todo tipo de personas poco educadas, irrespetuosas que crean todo tipo de dolor a los vecinos. Sin embargo, hay criaturas desvergonzadas presentes en todo tipo de asociaciones, en las mejores familias e incluso entre los vecinos de Sabas Nieves.
La solución a este tipo de problemas debería normalmente desarrollarse en un entorno de mejor educación y con la creación de presiones sociales que, a través de un sistema de castigo y estímulo, generen medidas correctivas. El tipo de solución que está dando la sociedad venezolana en el caso de Sabas Nieves, es decir, arrojar dinero a todo lo que se mueve, debe ser rechazada total y absolutamente si queremos tener alguna posibilidad de empujar al país hacia un futuro mejor.
En la montaña, hay carteles que indican que está prohibido transitar por los senderos sin camisa y otras prendas adecuadas. En lo que a la camiseta se refiere, esta regulación parece evidente ya que reduce la posibilidad de que algún co-montañista jadeante te frote el sudor. También es estéticamente más apacible en muchos casos.
Muchos compañeros de montañismo ignoran estas prohibiciones y no visten camisetas. En una muestra de solidaridad equivocada, la mayoría de nosotros no protestamos con la suficiente vehemencia. Estoy seguro de que si los venezolanos en general comenzamos a exigir un mejor comportamiento de nuestros hermanos, encontraremos soluciones inmediatas a muchos de nuestros males. Entre ellos, los enconados en Sabas Nieves.
Montañeros y Amigos, nos conviene evitar que otros compañeros aparquen mal y molesten a los vecinos de Sabas Nieves. Quizás, entonces, los vecinos de Sabas Nieves puedan a su vez evitar que unos pocos vecinos exagerados y demasiado sensibilizados promuevan soluciones extremas. Quizás entonces, los copeyanos, masistas y otras criaturas similares evitarán y censurarán los actos de corrupción de adecos, copeyanos, masistas y otras criaturas similares.
Mientras tanto, ahorren los autobuses. Cuando subo el Ávila por Sabas Nieves a primera hora de la mañana, lo hago un poco por el ejercicio físico y sobre todo por la tranquilidad espiritual que me ofrece, que a su vez me ayuda a superar los ajetreos diarios de una gran ciudad. ¡Bajo ninguna circunstancia voy a sufrir la tortura de un autobús ecológico con un conductor suicida que va de Altamira a Sabas Nieves… con viaje de regreso!
Publicado en el Daily Journal