En estas navidades muchos de la oposición, aún cuando estén sufriendo serias dificultades derivadas de una economía descalabrada, tienen por lo menos el consuelo de una reciente victoria electoral que les dibuja un panorama más esperanzador.
Pero los chavistas ni siquiera tienen tal consuelo, por lo que sus navidades deben ser pura desesperanza.
Hay muchos chavistas que han simpatizado con el gobierno pero sin abusar más de lo que un oposicionista promedio pueda haber abusado. ¿Será posible para estos chavistas ordinarios de a pie ser tratados bien y con normalidad por los victoriosos? Por el bien de nuestro país roguemos que si.