junio 30, 2005

¡Deslíndense!

¡Sorprende la cantidad de funcionarios, militares y otros compatriotas, que apuestan su reputación y el futuro de su familia y el de su país, en creer que esta revolución tiene perspectivas de aguantar y lograr algo. Es trágico observar como los de buena fe, en nombre de una estúpida solidaridad automática o por el simple cariño que le profesan a su líder, se sienten obligados a extender su apoyo a quienes intuyen de mala fe. El costo para ellos y para el país de esa complicidad será inmenso, por lo que les suplicamos que se deslinden… ¡los necesitamos! Dado que Chávez repite tanto el “amor con amor se paga”, el primero que debería deslindarse es quizás él mismo... renunciando… así sea con un otro “por ahora”. 
¡Abajo complejos! El mundo se está encogiendo de mil maneras, como nunca antes y nadie niega que se necesita de mucha revolución para que la raza humana logre sobrevivir, conservando lo que la separa de los animales. Pero, para que esa revolución llegue a algún lado, no basta el buen corazón sino que requiere de inteligencia, creatividad y profesionalismo.
Estoy seguro de que Venezuela posee la gente con la cual, poco a poco, podrá situarse entre los mejores, pero para ello requiere liberar el país de los tantos complejos que la encadenan a la mediocridad, que abarcan desde los que le impiden a nuestros revolucionarios de pacotilla aceptar las opciones que el mundo ofrece, hasta los que causan que opositores también de pacotilla se traguen todo lo que el mundo les entusa con un asombroso y cursi servilismo. 
Los recursos globales están ahí para ser usados a favor de nuestro país… no para ser ignorados… no para satisfacer los intereses de otros. Si queremos que Venezuela sobreviva como nación, necesitamos recurrir a un gran pacto social. No un Pacto Punto Fijo, que en un sentido histórico buscaba mantener el equilibrio entre los complejos, sino más bien un pacto de ¡Abajo Complejos!, que busque eliminarlos. Así quizás logremos comprender que no usar las oportunidades globales a favor de nuestros intereses soberanos a cuenta de una soberanía mal entendida, es soberanamente estúpido. 
Necesitamos invertir en proyectos, que avancen al país y no sólo en aquéllos que busquen hacer algo más soportable su triste realidad. Nada puede garantizar el futuro, pero si por alguna razón terminamos ahorcados en la evolución, (Dios nos libre de ello), roguemos que por lo menos sea de un bello samán nuestro y no de un cocotal cubano o mayamero.

PS. En Enero 2019, casi 14 años después de éste artículo La Asamblea Nacional de Venezuela decreto la “Ley de Amnistía y de reconocimiento de todas las garantías de reinserción democrática para los funcionarios civiles y militares que colaboren en la restitución del Orden Constitucional en Venezuela”. Tal Ley facilitará mucho El Deslinde.






junio 16, 2005

¡Ahí vienen las olas!

A los pobres les regalan alas para volar pero les roban el aire; al país le canjean su alegre joropo por un triste tango. ¿Quién gana? Los de siempre, los de la tribu autóctona de los quitatetuparaponermeyos
Hoy presiento a Chávez derrotado y renunciando frustrado tras su fallida pelea entre las cuerdas de las nostalgias izquierdistas; de los complejos y resentimientos de nuestra sociedad (los suyos incluidos); de las ineptitudes y, por supuesto, de la siempre briosa corrupción. ¡Qué lástima!...pintaba algo, pero, como dicen, para atrás ni para agarrar impulso. 
Los océanos globales están agitados y si no logramos dominar sus olas nos arrastrará el Tsunami. A estas alturas, el país ya intuye que no basta con construir líneas de defensa imaginarias, tipo Maginot o crear gloriosos escuadrones, tipo caballería polaca y que eso más bien sólo puede provocar que las olas revienten aún más fuerte sobre nosotros. 
Las olas, que se nos vienen encima, no son fáciles y por ser muchas de ellas nuevas, no basta la experiencia para manejarlas. En tal sentido, nos alegramos que el primero de la oposición que se haya ofrecido como candidato a conducirnos sobre ellas, sea alguien de la nueva generación ¡Así debe ser! Ahora sólo esperamos que los de Chávez, con su apoyo, también nos presenten sus relevos jóvenes. 
Pero nada impide que un joven cincuentón, que jamás haya logrado montarse sobre una tabla (menos ahora con más barriga) dé concejos. El primero y principal que les doy a nuestros jóvenes surfístas es que elijan muy bien las olas, asegurándose de montarnos en olas venezolanas y no en olas habaneras o mayameras. Igualmente les pediría:
1. Insertar en PDVSA una Junta Observadora, que representando a la ciudadanía supervise las actuaciones de los técnicos y las del gobierno. 
2. Saber que sueldos dignos a policías, prisiones decentes y registros eficientes, son más importantes para la majestuosidad de la justicia que toda la pompa de sus tribunales. 
3. Acabar con la deuda pública, para así eliminar ese enfisema pulmonar que le impide al resto de la economía respirar. 
4. Entender que un país que mantiene sus precios de gasolina tan bajos, que transfiere casi un 4% del PNB de los más pobres a los dueños y a los usuarios de vehículos, es un país socialmente inviable, punto. 
5. Jamás olvidar que no importa cuán buena sea la educación de los mejores, si no es buena la educación de la mayoría… y por supuesto, igualar hacia arriba y no para abajo.
Publicado en El Universal el 16 de Junio 2005








junio 02, 2005

Radicalmente racional

Estoy harto de aquellos radicales, de lado y lado, que lanzan sus engolosinados ataques al detectar cualquier debilidad en su enemigo, sin importarles un bledo si con ello incendian al país. Con sus estúpidas solidaridades automáticas y esas risitas tras las cuales no logran ocultar su gozo con las buenísimas-malas-nuevas sólo logran cohesionar más… a sus enemigos…como una pega-loca.

Por supuesto, la mayoría de las incontinencias de la oposición, son causadas por las soberanas tientas, que con capote y muleta les lanza cada domingo ese toreador, que tantos rabos y orejas ha cortado en las últimas temporadas. Por cierto, como nota curiosa, algunos de los últimos lances de ese torero, podrían ser demasiado revolucionarios incluso para su propia fanaticada.

No obstante, a sabiendas de que el país necesita construir puentes de entendimiento montados sobre unos sólidos pilotes de meas-culpas, dejemos al lado la discusión sobre el radicalismo-tienta y el radicalismo-respondón… y apelemos a un radicalismo-racional.

Hoy PDVSA enfrenta una situación grave, no tanto por la merma en la producción, ya que todos sabemos el pobre uso que siempre se le ha da a lo extraído, sino por el hecho de que por cada día que pasa, más se parece a una guarida a la que sólo tienen acceso quienes, de verdad o de mentira, han jurado lealtad a una revolución de pacotilla.

Para salvar a PDVSA es indispensable diluir la pega-loca y para ello es necesario que se comprenda que la tragedia actual no implica la maravilla del ayer, por lo que las críticas a la vieja PDVSA siguen vigentes. Igualmente hay que acordar qué hacer con su Ex-Gente y en tal sentido propongo el uso de la siguiente matriz: en el eje vertical, Culpable/Inocente (que cada quien decida qué rayos significa) y, en el eje horizontal, Necesario/No Necesario, de acuerdo a si antes hacían algo indispensable en PDVSA, o sobraban como consecuencia de la trágica reestructuración, que centralizó los poderes y acabó con las filiales.

Al grupo Inocente/No Necesario (¿la mayoría?) hay que indemnizarlos correctamente, ajustando por todos los retrasos en el pago. Al grupo Inocente/Necesario hay que abrirles la puerta a PDVSA y rogarles que regresen. Estos, por haber escarmentado historia en carne propia, conformarán la mejor línea de defensa para evitar que ésta se repita. Finalmente, ¿con los culpables?, decidan Ustedes, pero ni son muchos, ni creo que incluya indispensables.

Caracas, El Universal, 2 de Junio de 2005