agosto 29, 2000

Notas sobre el valor del agua

Durante las últimas semanas he tenido la ocasión de reflexionar sobre el valor del agua y es por ello que hoy he querido compartir con Ustedes algunos de mis apuntes al respecto. 
El rango del valor del agua es casi infinito y abarca, desde un valor cero, que puede llegar a ser negativo (costo), cuando se encuentra excedentaria y produce desastres como los del Diciembre pasad; hasta un valor ilimitado, cuando la misma es indispensable para sobrevivir. Esos dos valores extremos los he ejemplificado en este artículo, como el valor del agua en la represa del Guri y el valor del agua mineral importada.
¿Cuánto vale un litro de agua en el Guri? Apartando la belleza de los embalses, el valor del agua del Caroní está estrechamente relacionado con la electricidad que produzca. Para efectuar tal cálculo, deben tomarse en consideración una serie de factores, entre ellos, los siguientes:
¿Cuánta electricidad genera? Mientras mayor sea la caída del agua, mayor el número de sitios para aprovecharla y mayor la eficiencia de las turbinas instaladas, obviamente que más será la electricidad que genera el agua y, por lo tanto, mayor su valor.
Abundancia o escasez. A veces el agua es tan abundante, que simplemente hay que dejarla correr por los aliviaderos, en cuyo caso no vale nada, otras veces escasea tanto, que su valor está en función del costo del racionamiento de la electricidad. Si un racionamiento sólo implica privarse un par de horas del uso del aire acondicionado, su valor no es tan grande, pero, si tal racionamiento le corta la luz a un quirófano durante una operación de corazón abierto, su valor es infinito.
El costo alternativo de la electricidad. Si el agua se usa para producir electricidad, es lógico que mientras más costoso resulte producirla por otra vía, mayor valor tendrá el agua. Por el contrario, si en Venezuela donde abunda el gas, se decide practicamente regalar éste para producir electricidad y las turbinas a gas cada día son mas eficientes y consumen menos gas para generar, entonces obviamente menos habrá de valer el agua en el Guri.
Las posibilidades de transmisión. De nada nos sirve lograr generar la electricidad del Bajo Caroní, si no la podemos transmitir luego a los lugares donde se encuentra ubicada la demanda. Bajo esta perspectiva, el valor del agua también estaría en función directa de la capacidad y eficiencia del sistema de transmisión, es por ello que me ha sorprendido que en la nueva Ley del Servicio Eléctrico, el Estado se haya reservado la generación hidroeléctrica en las cuencas de los ríos Caroní, Paragua y Cuara, sin haberse reservado la transmisión a los principales sitios de consumo de la electricidad allí generada. 
Por todo lo antes expresado, no resulta fácil cuantificar el valor del agua y debemos valernos para ello de modelos e instrumentos matemáticos, como programación dinámica estocástica y programación lineal. Describir cómo funcionan tales herramientas no es el propósito de este artículo, basta saber que permiten evaluar si el agua debe ser usada para generar electricidad hoy o, si por el contraria es mejor dejarla almacenada en el Guri para un futuro, corriendo incluso el riesgo de desperdiciarla, por una sobre abundancia.
He visto algunos cálculos del valor agua en el Guri. Entre ellos, un modelo presentado por el Ing. Alberto de Lima de la empresa Idese C.A., donde los valores fluctuaban, según las circunstancias, entre US$ 1.000 y US$ 45.000 por cada millón de metros cúbicos de agua, lo que equivale aproximadamente, a un valor de entre 0.07 y 3.15 cts. de bolívares por cada litro de agua con un valor mediano, que podría ubicarse alrededor de los 0.15 cts. de Bolívar. 
Lo anterior no parece mucho pero al considerar que el Bajo Caroní, con su generación eléctrica, hoy le ahorra al país, alrededor de 350.000 barriles de petróleo diarios y que tal ahorro será mayor en la medida en que se desarrolle todo su potencial, observamos que a US$ 30 por barril, estaríamos hablando de montos cercanos a los 10 millones de dólares diarios.
Hablemos ahora de otros valores del agua. Según entiendo, un camionero en la Isla de Margarita adquiere de Hidro Oriente el agua en 6 cts. de Bs. por litro y los revende a 1.50 Bs. por litro colocados en la puerta de su casa. Un botellón de agua potable de 25 litros cuesta 50 Bs. por litro y si queremos aplacar la sed con una botellita de agua local, hay que estar dispuesto a pagar alrededor de Bs. 400 por litro.
El premio de la especulación se lo gana el agua importada, donde el precio al detal, de acuerdo al tamaño de la botella, oscila entre 1.400 y 3.500 Bs. por litro. Cómo alguien paga esta cantidad por el agua resulta tan dificil de explicar que, por ejemplo, las autoridades francesas se han visto en la necesidad de decretar públicamente a este tipo de agua, como de interés nacional, lo que por supuesto es impreso en la botella.
Por cierto, hablando de agua importada (o agüita, como dirían algunos de mis “finos” compatriotas) me recuerdo que la última vez que revisé una etiqueta observé que ésta proporcionaba información precisa e importante sobre su “Contenido Nutricional” en los siguientes términos: Calorías 0, Total grasa 0 g = 0% del Valor Diario (VD), Sodio = 0 mg = 0% del VD, Carbohidratos 0 g = 0% del VD y Proteínas = 0 g = 0% del VD. Es por ello que cuando al tomarme ayer una botellita de agua en Margarita y estupefacto leí que, en lugar de los ceros franceses; contenía un Ph de 7.4, calcio 24, magnesio 14, hierro 0.1, sulfatos 20, cloruros 15 y fluor 0.9, me pregunté si su mercadeo estaría basado en ofecer más producto por el dinero. 
Hace una semana, en una tienda al mayor, observé a un venezolano comprar agua francesa a Bs. 860 el litro, lo que equivale a US$ 1.25, lo que a su vez equivale al precio de un litro de gasolina en Francia. No sé cuánto le quedará al productor francés por su agua, pero a Venezuela, por nuestra gasolina, no nos toca más que US$ 0.25 por litro, es decir Bs. 170, ya que el Fisco francés se apropia en impuestos de casi US$ 90 cts por litro (Bs. 620), o sea el 360% de lo que recibimos nosotros por liquidar un recurso natural no renovable.
Hago la anterior reflexión para poner en evidencia el inmenso valor educativo, que para nuestra juventud podría tener el enviarla, así sea un solo día, a discutir sobre materias energéticas, a orillas de la inspiradora represa del Guri.
Si en este artículo no he mencionado el precio que pagamos por el agua que recibimos por las tuberías en nuestro hogar, ello ha sido a propósito. Averiguarlo es la primera tarea de una asignación que debe ser obligatoria para todo venezolano. Otra tarea, ya más avanzado el curso, sería la de calcular el valor del agua para nuestra agricultura.