septiembre 30, 2006

Paro Petrolero vs. Discurso en la ONU

Hay quienes consideran el paro petrolero un acto valiente, hay quienes lo consideran como algo accidental, hay quienes lo consideran como un acto criminal y hay quienes cuando aún lo crean criminal, lo consideran un crimen pasional. No obstante, independientemente de lo que se opine sobre el paro, es interesante analizar su costo, para compararlo con otros eventos.

Hay quienes simplemente multiplican los barriles que no se extrajeron durante el paro por el valor al cual se podría vender y dicen que ese es el costo del paro. Esa manera simplista de calcular me parece profundamente denigrante para un país petrolero, ya que deja entrever que el barril no extraído, no vale nada. Por cuanto considero que el petróleo sigue teniendo su valor, así lo extraigan nuestros nietos, como economista analizo el costo del paro más bien sobre la base de su costo de oportunidad.

Al observar el pobre uso que le estamos dando al contravalor que obtenemos cuando liquidamos para siempre nuestro barril petróleo, hasta regalándole el dinero a otros sin siquiera cancelar nuestras propias deudas, quizás debemos concluir que el costo de oportunidad de no haber extraído los barriles durante el paro, fue muy bajo. Tan es así que de repente algún algo exagerado podría hasta sostener que no hubo costos por el paro petrolero y que hasta ganamos por dejar los barriles donde estaban. Aparte de argumentar sobre el impacto negativo que el paro debe haber causado en nuestra imagen de suministrador seguro, no sabría que responderle.

Ahora bien de lo que si no tengo duda es que el costo del discurso del presidente en las Naciones Unidas si será muy alto ya que sembró unas inmensas dudas en nuestra capacidad de ser un suministrador seguro de petróleo, justamente en la mente del mayor consumidor del mundo, que además es el que mejor paga. Esa seguridad de suministro era, aparte de la cercanía de sus mercados, la principal prima que aspirábamos cobrar.

Del análisis comparativo debo concluir que si bien el paro petrolero tuvo ciertos costos para nuestro país, entre otros proveyó la perfecta excusa para un control de cambio, la búsqueda del pequeño aplauso en las Naciones Unidas nos costará, en ingreso petrolero, dólar por dólar, muchísimo más.

Hace años, cuando prohibieron el uso de la Orimulsión en la Florida, quede como un tonto cuando todos ignoraron mi sugerencia de abstenernos de visitar Miami por un tiempo. Con tal antecedente entenderán que desde la perspectiva de ese pequeño accionista de PDVSA que todos somos, no me gusto el paro ni muchísimo menos el discurso en la ONU. No obstante, no desespero, ya que debemos tener fe que cuando Dios mediante logremos repartir Nuestra Negra a los 26.000.000 de venezolanos, ese día mismo resultarán imposibles tanto los paros como los discursos que atentan contra nuestros intereses petroleros.

septiembre 25, 2006

El dólar debilucho y Venezuela

No hay duda que Estados Unidos tiene un déficit fiscal gigantesco tanto en su cuenta fiscal como su balanza de pago comercial. Hasta la fecha no han sufrido nada por ello al encontrar un mundo dispuesto a financiarlos, entre otros para seguirles exportando con el mismo ímpetu. Es difícil explicar el asombroso apetito del mercado actual para comprar dólares cuando aún el propio gobierno de los Estados Unidos le dice, por ejemplo a China, que el dólar vale un 30% menos de su precio actual. No obstante sabemos que estos déficit son insostenibles.

Recientemente oímos a Chávez burlarse de las debilidades del dólar repitiendo los argumentos que sus muy desarrollados oídos han logrado captar en el debate mundial. De lo que no tiene la más remota idea Chávez y por lo cual justamente él debería quedarse bien calladito, es que la manera más efectiva para los Estados Unidos solucionar sus problemas en el corto plazo, es simplemente buscar reducir su consumo de gasolina y lo cual afectaría muy negativamente los intereses a corto plazo de Venezuela.

De aplicar los Estados Unidos un impuesto al consumo de la gasolina equivalente a los que se aplican en Europa ese país tendría un ingreso fiscal adicional de unos 300 billones de dólares; impactaría de inmediato de manera muy favorable su balanza comercial; lograría reducir su dependencia del petróleo y de paso estaría cumpliendo con la demanda de todos los ambientalistas del mundo relativo a que los Estados Unidos disminuya su consumo de gasolina. Como petroleros que somos no debemos olvidarnos que los Estados Unidos consumen casi tres veces más petróleo per cápita que Europa y trece veces más que los de China.

La tarea de liberar a los Estados Unidos de su adicción al petróleo es muy difícil ya que los americanos están embobadamente enamorados de sus carros y por lo tanto de la gasolina barata. Hasta Al Gore ni siquiera se atrevió mencionar los impuestos a la gasolina en su película Una Verdad Inconveniente.

Pero las cosas pueden cambiar o cuando de verdad los costos de los desequilibrios así lo obliguen, o cuando se consigue un catalizador de voluntades como quizás resulten las palabras de Chávez en las Naciones Unidas.

La economía mundial necesita que Estados Unidos resuelva sus problemas de déficit fiscal y de balanza de pagos así como también la delicada situación ambiental del mundo con sus amenazas de recalentamiento global exige que los Estados Unidos disminuyan su consumo de gasolina. No hay nadie en Venezuela que pueda demostrar haber peleado tanto contra los impuestos de la gasolina como yo y si quieren evidencia simplemente vayan a esa pagina Web www.petropolitan.org.ve que abandonada aún flota por ahí. No obstante igualmente les debo reconocer que si yo fuese americano, hoy estaría vociferando frente a la casa blanca a favor de un impuesto a la gasolina.

Esos impuestos a la gasolina, querámoslo o no, pasarán de una manera u otra por la chequera nuestra, esa que actualmente esta en poder de Chávez. Como venezolano estoy seguro que el petróleo debe valer 100 dólares, o más, pero eso no quita que para nada me sorprendería que también pudiesen caer a 20, especialmente si los Estados Unidos, animados por las ganas de castigar a Chávez, corrigen aquello de lo cual hoy Chávez se burla.

septiembre 21, 2006

Nuestra Negra

El día en que los 26 millones de venezolanos llevemos Nuestra Negra en la cartera, ese día habremos al fin logrado nacionalizar de verdad nuestra industria petrolera, anclándola firmemente en nuestros corazones, con esa ancla de anclas que es el bolsillo. Ese día PDVSA tendrá el blindaje necesario para que nadie pueda manosearla de una manera que atente contra nuestros intereses. Ese día quizás lograremos oír en alguna iglesia nuestra unas Gracias al Señor por el petróleo. Ese día quizás hasta se nos ocurra celebrar en nuestro país petrolero, el día del petróleo.

El día en que los 26 millones de venezolanos llevemos Nuestra Negra en la cartera, ese día podremos distribuir el ingreso petrolero de manera transparente, evitándonos la necesidad de tener que pasar por el peaje de las reverencias o de las bajadas de mula, que hasta la fecha se nos han impuesto. Ese día podremos al fin construir la democracia participativa que todos queremos, Ese día tendremos al fin una la posibilidad real de liberarnos de los efectos más perniciosos que produce, lo que en el mundo se conoce como la maldición de los recursos.

El día en que los 26 millones de venezolanos llevemos Nuestra Negra en la cartera, ese día no habrá problema alguno en colocarle a la gasolina que vendemos en nuestro país, el precio que refleje su verdadero valor y así evitarnos esa nefasta y vergonzante política pública; que nos tiene como una fábrica de cerveza, que paga sus dividendos a sus accionistas con cerveza, para que la tomen quienes les gusta la cerveza y con el agravante de que, en nuestro caso, ni siquiera somos productores, sino simplemente unos extractores de un recurso no renovable.

Yo no conozco cual fue la intención inicial de Nuestra Negra y no me importa. Lo que si sé es que cuando algo tan bueno aparece, todos tenemos el deber de hacer lo mejor de la oportunidad, antes de que quienes temerosos de su potencial revolucionario o quienes molestos con que les pueda hacer perder su negocio de siempre, la hagan desaparecer. Amigos, el 3D, asegurémonos que nos entreguen Nuestra Negra ya, que ella representa nuestra mejor posibilidad de lograr reunirnos todos de nuevo, en un solo país.

Yo ya cargo mi cartoncito negro en la cartera y les sugiero que hagan lo mismo… se siente bien. Por supuesto, en su debido momento debemos pedirles propuestas de diseños a nuestros artistas plásticos ya que como entenderán Nuestra Negra será un nuevo símbolo patrio.

Publicado en Caracas en El Universal el 21 de Septiembre de 2006

septiembre 13, 2006

Alimentando La Negra

Al tener tiempo argumentando la necesidad que el ciudadano venezolano participe de manera mas directa en la toma de decisiones sobre el qué hacer con sus ingresos petroleros entenderán que estoy feliz cuando comienzo oír a un político, en este caso Manuel Rosales, tener la decencia de expresar con hechos una confianza en el venezolano, proponiendo entregarle con La Negra un 20% de los ingresos netos que resultan de la actividad petrolera, después de satisfacer los requerimiento de inversión de PDVSA. Por cierto hemos oído algunos comentarios de Benjamín Rausseo que apuntan en una dirección similar pero no conocemos detalles.

Les confieso que a mi me hubiese gustado más un 80%-20% que el 20%-80% propuesto pero lo más importante en este momento es que La Negra no resulte en un pequeño esfuerzo marginal sino que su impacto transformador se sienta desde el primer momento. En tal sentido propongo que alimentemos a La Negra con el 100% de los ingresos nuevos resultantes de vender la gasolina en Venezuela a su verdadero precio de oportunidad internacional y luego repartamos estos ingresos íntegros, el 100%, vía una La Negra pero en este caso entregada al 100% de los ciudadanos.

¿Que significaría esto? El precio de la gasolina doméstica aumentaría una barbaridad, como a Bs.1.380 por litro, pero simultáneamente se estaría en posición de repartir alrededor de Bs.50.000 mensuales a cada uno de los 26 millones de venezolanos, con los cuales podrían comprar su gasolina como antes o usarlo en lo que les resulte mas necesario. Una familia de 5 personas recibiría entonces de La Negra, solo por este concepto, Bs. 250.000 al mes lo que, en gasolina a los precios nuevos equivaldría a un tanque semanal completo pero que también les permitiría recibir su dividendo así no usen gasolina. Por cierto propongo que Las Negras de los menores de 15 años deberían, como regla básica, ser entregadas a sus madres.

De esta manera La Negra lograría eliminar para siempre esa locura de vender nuestro valioso recurso no renovable por nada, como si fuese agua, lo que conforma una de las políticas públicas más nefastas que jamás se haya visto y que en el mundo entero nos deja pintados como unos soberanos idiotas. ¡Viva La Negra!

septiembre 07, 2006

Nosotros los borregos

“Amigos, estamos hartos de oír a los políticos prometer una mejor distribución de la riqueza petrolera, como si acaso fuese de ellos, cuando lo que les toca es simplemente entregarnos nuestros cheques. Si necesitan ingresos, pues que cobren sus impuestos. Un país se construye haciendo al ciudadano responsable, no declarándolo irresponsable.” Así escribí hace dos semanas y como nunca me han rogado seguir sobre el tema.

Los revolucionarios, los neoliberales, los ni-lo-uno-ni-lo-otro, los indiferentes, los hombres, las mujeres, los viejos y los jóvenes, todos estamos de acuerdo en que el dinero que obtenemos en Venezuela a cambio de sacrificar nuestro recurso no renovable es de los venezolanos.

Lo que si podemos discutir es sobre cómo rayos caímos, como pueblo entero, en eso de entregarle nuestro dinero, enterito, a unos pico de plata que dicen saber administrarlo mejor, sin siquiera reservarnos el derecho de pedirles una verdadera rendición de cuentas. Algunos dirían que por confiados y otros por estúpidos, pero por cuanto ambos puede que tengan algo de razón, de acuerdo a la enciclopedia, todos clasificaríamos como borregos. El que nos dejemos engañar así tiene sus consecuencias.

La primera, quizás la mas inocua de todas, es que simplemente todo lo recibido por el petróleo se pierde, sin dejarnos mucho mas que las memorias de una borrachera. Otra, algo peor, es que por ser petroleros el mundo nos cree ricachones, con lo cual los gestores de crédito gestionan aún más recursos para nuestros gobernantes, para que igualmente los desaparezcan, pero en este caso dejándonos una resaca de deudas, que vendrán a cobrarnos justamente cuando los precios petroleros bajen.

Igualmente trágico, pero con viso de comedia, es el ritual que debemos iniciar el mismo día que elegimos a quien ilusionados creemos ser nuestro Rey Salomón, sólo para al poco rato descubrir de nuevo la triste realidad, no quedándonos otra cosa que pasarnos el resto de su gobierno haciéndole reverencias, a ver si logramos que nos devuelve algo de lo que era nuestro para comenzar.

No obstante, lo peor ocurre cuando vivimos una bonanza petrolera, como la actual, pues entonces nuestro simplón de turno, aparte de ser un mal administrador, como los demás, además llega a creerse lo de ser el Rey Salomón, o más aún. Amigos, una vez leí un anónimo definir la locura como el repetir vez tras vez lo mismo, esperando distintos resultados... ¿Hasta cuando Venezuela?

Publicado en Caracas en El Universal el 7 de Septiembre de 2006