Aún cuando el contador-del-otro le haya certificado a la oposición una inmensa cantidad de votos, casi cinco millones, 100% duros, es natural que sufran de una depre al intuir que si las condiciones hubiesen sido mas transparentes y el arbitro mas neutral un triunfo estaba a su alcance.
Pero los chavistas también sufren su depre ya que por haber usado muchos votos 100% fofos, ni tienen idea con cuanto “ganaron” ni pueden disfrutar el haberlo hecho en buena lid. Digo esto ya que por cada mensaje con el haremos-lo-que-nos-de-la-gana-y-si-no-les-gusta-váyanse, recibo de ellos diez que hablan sobre la necesidad del dialogo, como queriendo hacerse perdonar. Por cierto viendo como esta aumentando el número de chavistas que se ocultan tras seudónimos, ¿por vergüenza?, me pregunto que produciría más temor una lista Tascón, o una No-Tascón.
A todos quienes así me transmiten su voluntad de dialogo les respondo con un tajante “en democracia el dialogo se hace en el Congreso” y, para mi sorpresa, la mayoría de ellos me retrucan con un “de acuerdo, nosotros también necesitamos depurar el Congreso” ya que “se nos colaron unos cuantos casos imposibles”.
Pensando en lo poco que se podría hacer con un Congreso de por ejemplo 137 a 30, la verdad es que el 167 a 0 actual resulta casi milagroso para la oposición, mientras que para el oficialismo significa un grave accidente en el trabajo. De haberse percatado ellos a tiempo sobre la posibilidad del 167 a 0, sin duda que nos hubieren metido un 157 a 10 por el buche.
Hoy el 167 a 0 y que de no hacer nada al respecto significaría que los casi cinco millones de venezolanos certificados como oposicionistas pasarían los próximos cinco años sin un solo representante en el Congreso, es una imposibilidad política y el oficialismo lo sabe.
Solo para comenzar las calificadoras de crédito internacional, ante la necesidad que muchos de los actos del ejecutivo para ser legítimos también requieren de su aprobación por parte de un Congreso legítimo, ya se preguntan sobre el significado real de ese 167 a 0. En el mundo se debate una tesis según la cual una deuda pública no legítimamente contraída, la llamada deuda odiosa, no necesariamente tiene que ser cancelada.
En tal sentido la oposición y aun cuando esto pueda significar sacarle la pata del barro al gobierno debería, por el bien del país, ser magnánima y declararse dispuesta ir a unas nuevas elecciones parlamentarias, claro está una vez limpiado el registro electoral. Tales elecciones serían tambien el mejor remedio para combatir todas esas depres de las que sufre lado y lado. Hugo Chávez, haciéndose el loco, ha dicho chistosamente que esa decisión no le corresponde a él. ¡Ja, Ja, Ja!
Pero los chavistas también sufren su depre ya que por haber usado muchos votos 100% fofos, ni tienen idea con cuanto “ganaron” ni pueden disfrutar el haberlo hecho en buena lid. Digo esto ya que por cada mensaje con el haremos-lo-que-nos-de-la-gana-y-si-no-les-gusta-váyanse, recibo de ellos diez que hablan sobre la necesidad del dialogo, como queriendo hacerse perdonar. Por cierto viendo como esta aumentando el número de chavistas que se ocultan tras seudónimos, ¿por vergüenza?, me pregunto que produciría más temor una lista Tascón, o una No-Tascón.
A todos quienes así me transmiten su voluntad de dialogo les respondo con un tajante “en democracia el dialogo se hace en el Congreso” y, para mi sorpresa, la mayoría de ellos me retrucan con un “de acuerdo, nosotros también necesitamos depurar el Congreso” ya que “se nos colaron unos cuantos casos imposibles”.
Pensando en lo poco que se podría hacer con un Congreso de por ejemplo 137 a 30, la verdad es que el 167 a 0 actual resulta casi milagroso para la oposición, mientras que para el oficialismo significa un grave accidente en el trabajo. De haberse percatado ellos a tiempo sobre la posibilidad del 167 a 0, sin duda que nos hubieren metido un 157 a 10 por el buche.
Hoy el 167 a 0 y que de no hacer nada al respecto significaría que los casi cinco millones de venezolanos certificados como oposicionistas pasarían los próximos cinco años sin un solo representante en el Congreso, es una imposibilidad política y el oficialismo lo sabe.
Solo para comenzar las calificadoras de crédito internacional, ante la necesidad que muchos de los actos del ejecutivo para ser legítimos también requieren de su aprobación por parte de un Congreso legítimo, ya se preguntan sobre el significado real de ese 167 a 0. En el mundo se debate una tesis según la cual una deuda pública no legítimamente contraída, la llamada deuda odiosa, no necesariamente tiene que ser cancelada.
En tal sentido la oposición y aun cuando esto pueda significar sacarle la pata del barro al gobierno debería, por el bien del país, ser magnánima y declararse dispuesta ir a unas nuevas elecciones parlamentarias, claro está una vez limpiado el registro electoral. Tales elecciones serían tambien el mejor remedio para combatir todas esas depres de las que sufre lado y lado. Hugo Chávez, haciéndose el loco, ha dicho chistosamente que esa decisión no le corresponde a él. ¡Ja, Ja, Ja!