Sin importar lo mucho que se hable sobre como la fuga de cerebros (brain-drain) pueda afectar negativamente a los países en vías de desarrollo, que presentan un alto nivel de emigración, en mi opinión lo mas importante para ellos es evitar la fuga de corazones (heart-drain). Una fuga de corazones traería como consecuencia no sólo la posibilidad de perder la ayuda que actualmente significan las remesas, sino más importante aún, que la nación pierda para siempre a muchos de sus ciudadanos, justamente aquéllos quienes emigrando quizás hayan demostrado la mayor capacidad de iniciativa.
Hoy en día, aún con tanto hablar sobre la globalización, los registros económicos siguen manteniéndose basados sólo en unas fronteras geográficas locales. Por ejemplo, si un guatemalteco sale de su país, pasa a formar parte del PTB de su país anfitrión y sólo su remesa familiar quedará registrada en las cifras económicas de su Guatemala. Lo anterior es una manera errónea de enfocar el asunto, ya que, en mi opinión, en un mundo globalizado un guatemalteco jamás debería ser menos guatemalteco por el sólo hecho de trabajar en otro lugar. En tal sentido, todo el ingreso bruto que un emigrante obtiene en el exterior debería formar parte de un PNB de su país de origen y esto evidenciaría con mayor claridad la necesidad del país en apoyar a sus emigrantes en lugar de olvidarse de ellos.
Considero que las reflexiones anteriores indican claramente cuál debería entonces ser la principal función de por ejemplo las universidades en Centroamérica, con respecto a los emigrantes de sus países. De un lado, deben analizar y desarrollar los programas que pueden ayudar a un emigrante a maximizar su potencial en un país extranjero, cuando ha tomado la decisión de emigrar, y del otro, analizar y desarrollar los programas que puedan ayudar a un emigrante a no perder el contacto con su país de origen.
Basado en la anterior apreciación y en el hecho de que no hay nada más superior que lo absolutamente primario, le recomendaría a las universidades desarrollar de inmediato unos cursos virtuales sencillos sobre la historia, la geografía y la cultura de sus respectivos países y colocarlos a la disposición de todos aquéllos que están a punto de pasar a ser la primera generación de hijos de emigrantes centroamericanos… y antes que perdamos sus corazones para siempre.
Publicado en El Tiempo Latino de Washington D.C.
Hoy en día, aún con tanto hablar sobre la globalización, los registros económicos siguen manteniéndose basados sólo en unas fronteras geográficas locales. Por ejemplo, si un guatemalteco sale de su país, pasa a formar parte del PTB de su país anfitrión y sólo su remesa familiar quedará registrada en las cifras económicas de su Guatemala. Lo anterior es una manera errónea de enfocar el asunto, ya que, en mi opinión, en un mundo globalizado un guatemalteco jamás debería ser menos guatemalteco por el sólo hecho de trabajar en otro lugar. En tal sentido, todo el ingreso bruto que un emigrante obtiene en el exterior debería formar parte de un PNB de su país de origen y esto evidenciaría con mayor claridad la necesidad del país en apoyar a sus emigrantes en lugar de olvidarse de ellos.
Considero que las reflexiones anteriores indican claramente cuál debería entonces ser la principal función de por ejemplo las universidades en Centroamérica, con respecto a los emigrantes de sus países. De un lado, deben analizar y desarrollar los programas que pueden ayudar a un emigrante a maximizar su potencial en un país extranjero, cuando ha tomado la decisión de emigrar, y del otro, analizar y desarrollar los programas que puedan ayudar a un emigrante a no perder el contacto con su país de origen.
Basado en la anterior apreciación y en el hecho de que no hay nada más superior que lo absolutamente primario, le recomendaría a las universidades desarrollar de inmediato unos cursos virtuales sencillos sobre la historia, la geografía y la cultura de sus respectivos países y colocarlos a la disposición de todos aquéllos que están a punto de pasar a ser la primera generación de hijos de emigrantes centroamericanos… y antes que perdamos sus corazones para siempre.
Publicado en El Tiempo Latino de Washington D.C.