Después de las listas tascón, las venganzas pdvsa, los discursos rojos rojitos, los clamores por un nuevo estalinismo, el partido único, los tantos lo-que-me-da-las-ganas, los surrealismos jurídicos, del fiscal, los registros electorales obesos y ante nada la Asamblea del 167 a 0, el gobierno ya ha perdido, por voluntad propia, todo derecho a que se le conceda algún beneficio de la duda. En tal sentido, cuando entonces la sociedad opositora con ocasión de su gran relegitimación el 3 de Diciembre le solicita al oficialismo la liberación de los presos políticos, su respuesta, “¿qué presos políticos?”, eso solo termina siendo otra de esas burlas que, aún en el aire, se devuelven para burlarse aún mas de los mismos quienes las originan.
Digo lo anterior por recordarles a mis compatriotas lo difícil que resulta con absoluta certeza poder afirmar quien es el verdadero preso, la persona colocada tras rejas en un espacio físico reducido o la que se encuentra afuera. Por ejemplo, estoy seguro que esos compatriotas que actualmente están confinados a vivir dentro de una celda son mucho más libres que esa señora que le respondió a la sociedad opositora legitimada con un “para que los presos puedan ser liberados, deben antes pedir perdón.”
Los del espacio físico reducido sufrirán las molestias y los vejámenes del caso, y sus familias con ellos, pero siempre lograrán mantener su “yo” mucho mas intacto que quienes como la señora anterior dan zancadas por todo el mundo, aparentando ser libres, pero tienen sus movimientos totalmente limitados por unos grillos que, aparte de afear sus costosos vestuarios, les roban su dignidad individual y hacen de ellos unos verdaderos zombis… unos pobres muertos en vida.
No conozco a nadie de los que actualmente se denominan los presos políticos y menos aún a la señora con los grillos y cuyo nombre, al causar la pobre tanta pena ajena, decidí guardar en reserva por simple solidaridad humana con sus mas cercanos. No obstante sugiero que terminemos este año e iniciemos el próximo elevando una oración por la pronta liberación de todos ellos. Tanto de quienes por sin-razones políticas están confinados a vivir en un espacio físico reducido como también de los tantos, entre quienes se encuentran los 167, que por muy claras razones políticas han sido condenados, por su amo y comandante, a caminar entre nosotros como los zombis de una dizque revolución. ¡Y hay que ver lo difícil y lo contra-natura que le debe resultar a un venezolano o a una venezolana ser un zombi!
Digo lo anterior por recordarles a mis compatriotas lo difícil que resulta con absoluta certeza poder afirmar quien es el verdadero preso, la persona colocada tras rejas en un espacio físico reducido o la que se encuentra afuera. Por ejemplo, estoy seguro que esos compatriotas que actualmente están confinados a vivir dentro de una celda son mucho más libres que esa señora que le respondió a la sociedad opositora legitimada con un “para que los presos puedan ser liberados, deben antes pedir perdón.”
Los del espacio físico reducido sufrirán las molestias y los vejámenes del caso, y sus familias con ellos, pero siempre lograrán mantener su “yo” mucho mas intacto que quienes como la señora anterior dan zancadas por todo el mundo, aparentando ser libres, pero tienen sus movimientos totalmente limitados por unos grillos que, aparte de afear sus costosos vestuarios, les roban su dignidad individual y hacen de ellos unos verdaderos zombis… unos pobres muertos en vida.
No conozco a nadie de los que actualmente se denominan los presos políticos y menos aún a la señora con los grillos y cuyo nombre, al causar la pobre tanta pena ajena, decidí guardar en reserva por simple solidaridad humana con sus mas cercanos. No obstante sugiero que terminemos este año e iniciemos el próximo elevando una oración por la pronta liberación de todos ellos. Tanto de quienes por sin-razones políticas están confinados a vivir en un espacio físico reducido como también de los tantos, entre quienes se encuentran los 167, que por muy claras razones políticas han sido condenados, por su amo y comandante, a caminar entre nosotros como los zombis de una dizque revolución. ¡Y hay que ver lo difícil y lo contra-natura que le debe resultar a un venezolano o a una venezolana ser un zombi!