Creo que es infinitamente más productivo convencer a un país, relativamente sano, sobre lo que le conviene, que a un país que se encuentre delirante de fiebre. Es por ello que no entiendo por qué algunos dejan para mañana la aplicación de los remedios, que urgentemente necesitamos ¿será que tienen miedo a que el “enfermo” mejore? Entre las medicinas preoperatorias, que cualquier doctor recetaría para Venezuela, estarían las tres siguientes:
En cuanto al precio de la gasolina, debe buscarse su justa medida, ya que si bien no debemos regalarla, tampoco debemos irnos de bruces estableciendo impuestos adicionales al que más consuma, ya que ello no se justifica en un país energéticamente bendecido como el nuestro. De allí que el precio de la gasolina, siempre deba situarse en un nivel tal, que garantice cubrir los costos directos de su producción, para evitar así la transferencia de un subsidio del común de los venezolanos a los que compren más gasolina.
Siempre he sostenido que la prestación de servicios públicos básicos, tales como luz y agua, pertenece a esas tareas no delegables, cuya ejecución forma parte del proceso de aprender a ser Nación. Hoy estamos a punto de tener que delegar tales tareas a extranjeros, no porque queramos, sino simplemente por cuanto ya casi no nos queda más remedio. Entonces, a sabiendas de que, por ejemplo en el sector eléctrico, el 90% de las dificultades de este sector podrían solucionarse de sólo lograr cobrar las tarifas actuales, es obvio que el remedio más urgente, sería justamente cobrarlas. Si como incentivo quieren bajar las tarifas un 20% para todo el mundo… perfecto… pero que las paguen TODOS… así sea a palo. Subir las tarifas un 20%, sólo para que menos consumidores las paguen, lo único que lograría sería empeorar aún más al enfermo.
Contrabando, siempre habrá… pero ese contrabando grande… descarado…de ilícitos aduaneros cometido en presencia de las autoridades…que nos desangra como país, sencillamente tiene que acabarse… sea como sea.
Ese es todo el récipe, MÁS NADA… pero si evalúan el impacto, que podrían tener estas medidas sobre la economía venezolana, si logran implementarse en un año, se darán cuenta de que Venezuela, gracias a Dios, tiene con qué salir de esta crisis con simple medidas de pulpero racional; a diferencia de otros países, que tienen que recurrir a la magia de las ciencias económicas ocultas.
El hecho es que cuando con un “pactico”, tan chiquitico como el propuesto, diseñado, ni para el gobierno, ni para la oposición, sino sólo para Venezuela, sabemos que podemos lograr tanto y, aún así, no somos capaces de celebrarlo, no nos queda más que avergonzarnos todos.
Publicado en TalCual 4 de Septiembre de 2002