Cuando vemos niñitos venezolanos armados con rifles, sentados frente a un mural con un Cristo armado, y se nos pasa por la cabeza que quizás sea mejor que los niños se queden con las armas y no las devuelvan a sus maestros cargados de resentimientos, odios y locuras... es difícil ignorar que nuestro poblado se nos está desbarrancando... por la mismas vías de una Cuba, o de otra similar tragedia primitivista.
Pero cuando leemos noticias de La Habana sobre como un restaurante "nacionalizado" ha sido recuperado, restaurado y reabierto por el nieto del dueño original; y otro restaurante, El Chaplin, es manejado con espíritu emprendedor por un excanciller de Cuba y expresidente del ala juvenil del Partido Comunista... igualmente se nos pasa por la cabeza, un ojalá fuésemos por lo menos en la misma dirección que la Cuba actual
Desde siempre, como radical del medio, como extremista del centro y ante nada como venezolano, he sostenido: "Ni Miami ni La Habana... ¡Caracas!".
No obstante hay momentos donde hay que saber responder: ¿Si llegada una hora de las chiquitas, con quién debería estar Venezuela... con una Miami de Bush u Obama, o con La Habana de Fidel? ¿Si llegada la hora de tener que enviar un hijo al extranjero, de por siempre... a una Miami de Bush u Obama o a La Habana de Fidel?
Y estoy convencido que la inmensa mayoría de los venezolanos responderían "¡Miami, ni loco pa' La Habana!"; por lo cual el cacique de turno, con su discurso tipo bocazas en pro de la Habana de Fidel y en contra de Miami, o sea, silbando en la oscuridad para insuflarse de valor, no representa el país. Ya quisiera verlo atreverse hacer el referéndum ... "¿Jóvenes, dentro de 40 años, en qué espejo se quieren ver, en un Estados Unidos de Bush u Obama, o en una Cuba de Fidel?".
Una de las principales razones por las cuales los pobladores perdonan al protagonista principal del gobierno hecho reality show, es por cuanto están convencidos que Estados Unidos, el día de mañana, no se lo habrá tomado tan a pecho como para tomar represalias en contra de un pueblo que en esencia sabe ser muy mayamero. Si así no lo creyesen... ¡Ay mamá!
Parte de la fortaleza de la mentira cubana surge del mito de siempre encontrarse esperando un hombre nuevo. En Venezuela, no pasa lo mismo... aquí el hombre nuevo viene, y rapidito se va. En elecciones todos los candidatos se dicen hombres nuevos, para después de las elecciones argumentar, con caritas tan lavadas, que lo que pasa es que aún no les han llegado.
Lo digo por cuanto no entiendo cómo candidatos puedan, o mentir tan descaradamente, o creer tan descaradamente, en que ellos ahora si saben como administrarle las resultas petroleras al pueblo venezolano, para que el pueblo venezolano se crezca, aún sin llegar el pueblo a saber cómo administrar sus propias resultas petroleras.
¿Cuánta diferencia puede haber entre una y otra propuesta política en un país donde más del 95 por ciento del ingreso por exportaciones la recibe el cacique? Sólo la diferencia que puede haber entre un mejor y un peor gobierno comunista.
PS.-1 El cacique de turno nos debe la lista Kalashnikovs. ¿Dónde está cada una de los 100.000?
PS.-2 Debo expresar una gran satisfacción por la llegada del oro a Venezuela, por lo menos lo que llegó se salvó, por los momentos. Donde ése oro se encontraba podría fácilmente desaparecer, en un santiamén, con solo un cheque. ¿Y ahora qué esperan para repatriar el resto del oro... y el petróleo?
El Universal
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