Pague o se apaga
Venezuela enfrenta una emergencia eléctrica y lo que el Ministerio de Energía y Minas pretende disminuir el consumo mediante la utilización de señales de mercado, castigando el mayor consumo con mayores tarifas e incentivando el ahorro con bonos… ¿100% neoliberal?
Venezuela es un país energéticamente bendecido y el costo del 70% de su energía primaria, la del Caroní, es bajo. El que, no obstante ello, tengamos tarifas altas y un suministro eléctrico pobre, se debe a dos problemas estructurales, que curiosamente no son eléctricos.
El primer problema radica en que un gran porcentaje de la electricidad consumida simplemente no se paga, con lo cual ni hay dinero para inversiones, ni puede haber tarifas razonables. Si todos los ciudadanos de Venezuela pagaran lo que consumen, es posible que hasta bajando las tarifas, nos sobrara dinero para hacer inversiones.
El segundo problema lo encuentro en que no obstante que el negocio eléctrico debería verse beneficiado con los capitales más baratos, por ser el más seguro del mundo, sin embargo, hoy sólo atrae capitales costosos, con lo cual las inversiones salen caras y las tarifas altas. Un negocio que no logra cobrar lo que debe, lamentablemente resulta riesgoso.
Ante estos problemas, lo propuesto por el MEM, aunque fuese técnicamente factible de implementar, lo cual dudo, podría hasta agravar la precaria situación de nuestro sector eléctrico, al colocar todo el peso del racionamiento sobre aquellos que pagan y aumentar el valor del botín para quienes no pagan.
Por el contrario, considero que esta emergencia sería una excelente ocasión para generar un poco de ese sentir colectivo tan necesario para arreglar nuestro pésimo sector eléctrico… y tantas otras cosas más.
Muchos dirán que apelar a la responsabilidad ciudadana es inútil, por lo menos en el corto plazo… que esto requiere de generaciones de educación… ¡Pues no sé! Como todos necesitamos de la luz, tiene que haber alguna forma de encontrar las llaves a la conciencia de los venezolanos y por lo menos creo obligatorio partir de esa premisa.
No sé si la solución esté en crear círculos neoliberales o ONG´s Bolivarianas pero, con mucho respeto a los productores de la cuña actual, creo que un Simón Díaz tendría mayor capacidad para convocar los sentimientos que necesitamos y, francamente, eso de apague o se apaga, puede que tenga mucho de lo que le sobra a la electricidad, la chispa, pero poco de lo que le falta, el corazón, el carácter y la autoridad.
Aún cuando considero que el esfuerzo para conseguir apoyo al racionamiento debe centrarse principalmente en las escuelas, no estoy pregonando una campaña blandengue del tipo ¡Porfa!, sino una campaña de verdad. La mejor señal de mercado para incentivar el ahorro en este momento es ir de frente contra el robo eléctrico… ¡Preso por alteración de medidor!
Me pregunto: ¿qué diría el país si su factura eléctrica discriminase entre el monto que debe pagar por su consumo y el monto que debe cancelar a cuenta del robo de sus vecinos?
Publicado en El Universal, Caracas, 11 de Abril de 2002