Cuando observo el uso tanto más efectivo que alcaldes y gobernadores de la oposición logran darle a los recursos que se le asignan, lo atribuyo, ante nada, al hecho que no les queda otra, y al hecho que, francamente, la competencia no es muy reñida. Quienes gozan de la simpatía del cacique y tienen acceso a mayores recursos, simplemente pierden más el tiempo en repartirlos y en asegurar mantener la simpatía del cacique.
Un problema de los contratos públicos asignados a dedo, es que las "comisiones" son exigidas en el momento de los desembolsos, por adelantado, y no en el momento de concluirse las obras. De sólo lograr asegurar que las corruptas comisiones se pagasen una vez ejecutado el proyecto, las comisiones seguirían por supuesto siendo corruptas, pero por lo menos sería una corrupción más productiva. ¿Debe acaso la Ley contemplar: "La pena de cárcel por corrupción, cuando está relacionado con una obra se haya ejecutado en el tiempo y con el costo previsto, será reducida cuatro quintas partes."?
Si los venezolanos hubiéremos recibido nuestras resultas petroleras en efectivo y las hubiésemos entregado a un administrador financiero con una capacidad de administrar recursos ingentes tan pobre como la que le hemos observado a nuestros gobiernos, desde la era del petróleo dorado iniciado en 1974, hace tiempo que le hubiésemos retirado el mandato de gestión, reservándonos además el derecho de demandarlos por desfalco. Francamente, nuestra costumbre de confiar al Estado el manejo de las nuestras resultas, sin cuestionar ese arreglo tan dudoso, es indicativo de que algún tornillo importante nos hace falta.
Los países desarrollados atraviesan actualmente una gigantesca crisis bancaria que ha llevado a discutir sobre la importancia que bancos y banqueros expongan más de su propio pellejo. Y eso es algo sobre lo que también debemos pensar mucho más en Venezuela. No podemos permitirnos el lujo que nuestros burócratas sean unos fallidos administradores, y nada les pasa. ¿Cuándo vamos a inhabilitar un funcionario público por el sólo hecho de ser un mal funcionario público? En términos reales eso puede ser mucho más importante que inhabilitarlo por corrupto.
Lo anterior requiere que nosotros, las víctimas, sepamos mantener una constante vigilancia crítica de las autoridades... lo que requiere abandonar nuestra boba costumbre de dejarnos alumbrar hasta la ceguera por la autoridad, tanto cuando esta se basa en colores políticos, como en méritos documentados, olvidándonos que el papel aguanta todo.
Buscando explicarle a un grupo de profesionales escépticos lo idiota de las regulaciones financieras producidas por la inteligencia más meritoria del mundo, me sirvió mucho un libro de Edward Dolnick titulado "The forger´s spell" 2008, algo así como "El embrujo del falsificador"
El libro que trata sobre como un falsificador logro engañar a todo el mundo con unos mediocres cuadros falsos de Johannes Vermeer, cita a Francis Fukuyama citando a Patrick Moyniham opinando "Hay algunos errores que requiere de un Ph.D. para hacer". Igual nos recuerda el comentario de George Orwell: "Uno debe pertenecer a la inteligencia para creer tales cosas: ningún hombre ordinario podría ser tan estúpido."
Nosotros, los del poblado Venezuela que no logra ser país, bobamente caímos en las muy tristes circunstancias actuales. No permitamos ahora que, como unos neo-bobos, sólo nos den una vuelta y de nuevo nos lleven al mismísimo punto de salida.