En la vida uno tiene que tomar una decisión relativamente temprano. La de aprender a defenderse en la vida o la de defenderse de la vida. O uno se levanta temprano en la mañana dispuesto a enfrentar los riesgos de la vida, o uno se queda en la cama buscando evitarlos. O se abren los ojos aun a sabiendas que no todo será bonito o se prefiere correr el riesgo de quedar en tinieblas. O se corre el riesgo de oír sobre cosas feas y molestosas o no importa perderse de informaciones importantes. O uno acepta tener una RCTV actuando libremente para aprender, o uno prefiere callarla para que el ego débil del patrón no tenga que sufrir cuestionamientos. Ustedes díganme, en qué país prefieren vivir, en el de los valientes o en el de los timoratos y acomplejados.
¡No alcanza!
La mayoría está acostumbrada sacar un cálculo donde en el numerador pone los ingresos del Gobierno y en el denominador a la población venezolana, sacan su cuenta y se lamentan con un "lo tendremos que aguantar para siempre". Cuán equivocados están. Aun los ingresos petroleros crezcan y con ellos el numerador y el denominador baje si más venezolanos deciden irse, la fórmula no cuadra, sencillamente por cuanto ha ignorado un factor fundamental, el apetito.
El problema con usar mercenarios para gobernar es que en la medida de que se les paga por un trabajo su tarifa por hora no permanece constante. Por un lado van aprendiendo del cobrar con su "si me diste un millón por lo anterior entonces entenderás que para hacer esto tanto mucho peor, necesito que me pagues cien" y del otro lado van acumulando los bienes que querrán defender con su "cuando no tenía nada estaba resteado pero ahora con este milloncito en Miami no sólo tengo alternativa sino que además tengo que cuidarlo para poder disfrutarlo". Lo anterior incide en que lo que se conoce como el apetito crezca exponencialmente y con ello las demandas del denominador, por lo que resulta obvio que llega el momento donde simplemente… ¡Patrón no alcanza!
Los mediocres
Si el funcionario resulta bueno, qué bueno y si malo, pues se sale de él. El problema es que diablos se hace con aquellos mediocres, quienes sólo saben cultivar con ahínco las destrezas del cómo hacer para que su patrón los deje amarrados a sus cargos. El día de mañana, cuando la historia evalúe este deslave nuestro, se culpará de algo a los malos, de bastante a los oportunistas, pero de manera abrumadora a los mediocres. No hay que ser un genio para saber que con estos baqueanos malos no se llega a Guasdualito ni por la carretera nacional.
El asocialismo del siglo XXI
El hecho que un país de 26 millones de habitantes con un nivel de ingresos por habitante y de necesidades como el de Venezuela tenga un volumen de ventas anuales de vehículos cercanos a los 400.000 es la más clara demostración que estamos en manos de un Gobierno cruelmente asocial.
Como implora Cecilia Martínez, por favor no le demos el gusto a quienes disfrutan, gozan y ganan con que nos odiemos
El Universal