Y ahí están, y ahí siguen
Muchos esperaban de Chávez algo más que un refrescamiento de su arrugado sistema político, ansiaban el rescate de una política económica, que produjera mejores resultados, que considerase de manera pragmática el interés venezolano y liberara al país de quienes sólo se sienten realizados copiando y pegando los paradigmas globales. Pero, ¡qué va!... ¡Qué difícil le resulta!
Nuestra no retribuida apertura comercial, le causó un inmenso daño al país. Y ahí están... siguen negociando quienes, aspirando lograr un cambur en un organismo internacional, se desvelan por ser fashion. Y ahí están... en materia de derechos intelectuales, marcas y patentes, siguen negociando quienes buscan representar los intereses de los propietarios de tales derechos y que, para eso, estudiaron sus jurisprudencias en sus universidades.
Vemos como países como Inglaterra, que entre 1980 y 1999 aumentaron anualmente los impuestos a la gasolina hasta situarlos hoy en más de Bs.630 por litro, perjudicando nuestra principal exportación. Y ahí están... nuestro petróleo sigue, básicamente, en manos de quienes no protestaron lo que ocurría o lo que es peor aún, ni lo vieron.
Hay quienes no fueron capaces de entender, que los 63 millones de dólares recibidos por el Estado en la privatización de la electricidad de Margarita, no eran sino otra deuda pública externa, sólo que, en este caso, pagadera por el consumidor de la isla a través de las tarifas. Y ahí están... en el sector eléctrico, siguen los causantes de ello y de la crisis que se nos avecina.
En 1997 advertía que el costo directo para el país de su entonces reciente crisis bancaria, sería superado por el costo de no saberla administrar y el costo, en términos de un menor crecimiento económico, que produciría el naciente puritanismo financiero. Y ahí están... tanto la burocracia de Fogade, como quienes regulan aceptando lo que el mundo les dicta en la materia, ignorando que Basilea nunca consideró los intereses de un país en desarrollo.
A finales de los 70, Venezuela tenía una de las bancas más modernas del mundo. Y ahí están ... quienes se desvelan por defender, como grandes avances tecnológicos y sólo por ser importadas, a unas pobres y vergonzosas loterías.
En 1997 también advertí, que el país se lanzaba por un horripilante tobogán recesivo cuando, en plena recesión, aumentaba la carga fiscal e iniciaba una política cambiaria, que parecía más destinada a abaratar el ocio en la Florida y el consumo importado, que a valorizar la competitividad del empleo en Venezuela. Y ahí están.. hoy, con la tragedia consumada, hasta Fedecámaras, hogar de tanto empresario suicida, no logra salir de su confusión.
¿Podemos encontrarnos? ¡Claro que sí! Para ello sólo requerimos de un nacionalismo, inteligente y libre de complejos. Es cierto que a veces “el patriotismo es el último refugio del vagabundo”. No obstante, si Janeth Kelly puede reclamar la presencia del “Antichavista Bueno”, me creo con igual derecho, para reclamar la presencia del Patriota Bueno.