Nuevamente, las agencias internacionales de clasificación financiera, se están pronunciando sobre Venezuela y todos tiemblan. Sus resultados constituyen para muchos extranjeros y, lamentablemente también, para algunos venezolanos, una fuente primaria de información sobre el país. El debate sobre conceptos, tales como confianza y movilidad de los capitales internacionales, se inicia otra vez. Aprovecho para exponer de nuevo algunas evidencias, reflexiones y conclusiones a este respecto.
Evidencia 1: No hay duda de que la gran mayoría de los actores del mercado de capitales especulativos a corto plazo, responden, ante todo tipo de evento, como una manada de búfalos en estampida, entrando o saliendo a un país. Lo anterior origina una alta volatilidad en estos fondos, que correctamente son llamados capitales golondrina.
Reflexión 1: Como en tantos otros campos, en el de las finanzas, también rige la norma de que los errores cometidos por muchos de los participantes y por lo tanto, compartidos, se perdonan, mientras que aquéllos, cometidos en solitario, son castigados. Como resultado de esto, los profesionales que administran dichos fondos y que desean salvar su propio prestigio profesional, estarán propensos a dejarse llevar por la corriente, es decir, que su actuación obedecerá mas al criterio financiero de moda y no a lo que le pueda indicar su propia experiencia o instinto.
Conclusión 1: De acuerdo a lo expuesto, resulta perfectamente irrelevante el que los profesionales sean unos “genios”, por ser otros los motivos que guían sus actuaciones.
Evidencia 2: La crisis mundial de las deudas en 1982, agarró a mucho banquero con los pantalones bajados, exponiendo indecentemente inmensas cantidades de préstamos incobrables. De más reciente data, podemos nombrar los obvios errores contenidos en los reportes sobre Asia hace 18 meses.
Reflexión 2: Recuerdo mi asombro ante la reverencia con que, en 1983, se oían las opiniones “calificadas” de aquellos mismos banqueros, que tan recientemente habían demostrado las limitaciones de su genialidad. Hoy pasa lo mismo ¿Podrá ser que la necesidad humana de buscar orden en el mundo nos impulsa a atribuirle conocimientos mágicos a un grupo, lo cual estos explotan con desfachatez?
Conclusión 2: La verdad que el mundo es bien ingenuo cuando coloca una buena parte de su destino económico en manos de personas con un “curriculum tan bueno” pero un “track récord tan malo”.
Evidencia 3: Los volúmenes de los capitales golondrina presentes en el mercado son gigantescos, al compararse con las magnitudes económicas de muchos países, por lo que pueden causar grandes estragos.
Reflexión 3: Dada la magnitud y la volatilidad de estos fondos, es de esperar que los principales daños ocurran en las puertas de entrada y salida, donde sería lógico anticipar un cierto agolpamiento.
Conclusión 3: Al conocerse de la existencia de métodos bastante exitosos (Chile), para lograr administrar, de forma algo mas ordenada, la entrada y la salida de estos fondos al país, el hecho de que en Venezuela no se haya desarrollado nada similar, es otra evidencia de la desidia gubernamental que nos castiga.
Evidencia 4: Las decisiones económicas tomadas por los inversionistas a largo plazo, tanto extranjeros como nacionales, tardan en ejecutarse. Por ejemplo, la decisión de abrir una fábrica o de construir un hotel o de sembrar un bosque, no se toma de un día a otro. Por el contrario, los capitales golondrina reaccionan en segundos, vía ordenes de compra-venta y de transferencias electrónicas. Su impacto económico es, por lo tanto, mucho más inmediato y explosivo.
Reflexión 4: Creo que las señales económicas, más importantes para un país, emanan de los actores a largo plazo, tales como el hotelero de Cumaná, el arrocero de Calabozo y el industrial de Guacara. No obstante, la urgencia e inmediatez, que representan las presiones de los capitales golondrinas, probablemente hace que estos últimos logren acaparar, en demasía, la atención de las autoridades económicas.
Conclusión 4: Mientras que la economía (y la política) obedezcan, en mayor grado, al joven con pelo engominado y tirantes que lleva la batuta del corto plazo, ignorando las señales a largo plazo, el camino al desastre económico seguirá libre de obstáculos
Evidencia 5: Venezuela ha recibido durante los últimos 25 años una cantidad extraordinaria de recursos, a corto y largo plazo, y de nada le han servido. Venezuela, durante los últimos años, ha recibido importantes fondos a largo plazo y tampoco le han servido de mucho.
Reflexión 5: Si no sabemos administrar los recursos otorgados a largo plazo, ¿qué hacemos tratando de atraer recursos a corto plazo?
Conclusión 5: Mientras que no se haya establecido un modelo de desarrollo económico viable y un sistema de gobierno que inspire confianza, al país no le debería interesar para nada los capitales golondrina, aún en el supuesto de que cuente con un eficiente portero que regule la entrada y la salida.
Evidencia 6: Las agencias de “rating crediticio”, no obstante ser usadas por muchos actores diversos, tales como entes regulatorios de banca y seguros, con intereses a largo plazo, en realidad, trabajan principalmente para banqueros e inversionistas que desean tomar posiciones líquidas a corto plazo.
Reflexión 6: Para alguien interesado en el largo plazo, por ejemplo, un ciudadano joven, las opiniones de una agencia de “rating crediticio” pueden resultar bastante irrelevantes. Además, sepan que no toda expresión de desconfianza produce resultados malos.
Consuelo 1: Venezuela, durante los últimos años, no ha sido objeto de una invasión de capitales golondrina tan grande como podría haber sido. Imagínense el caos que se produciría, si al país le hubiesen entrado unos 20.000 millones de dólares de dinero caliente y que hoy estuviesen, ansiosamente, buscando su salida. Las tasas de interés necesarias para contener tal manada tendrían que sobrepasar los cuatro dígitos.
Consuelo 2: ¿Se recuerdan el cuento del deudor angustiado que encuentra el sueño cuando con un “no te puedo pagar” le traspasa al banquero su insomnio? En nuestro caso, ocurre algo similar. Cuando la puntuación venezolana baja, personalmente, duermo mejor, en la seguridad de que así no le estarán dando tantos recursos, en nombre mío, de mis hijas y futuros descendientes, a gobiernos que insisten en malgastarlos.
Conclusión 6: El día en que nuestros gobiernos (en época no electoral) le hagan mayor caso a la opinión de sus humildes súbditos, en lugar de a la opinión de las glamorosas agencias internacionales, ese día tendremos mayores posibilidad de salir de esta situación nuestra, que sólo puedo clasificar y, perdónenme el inglés, como un “standard moody and poor”.