Allá en el otro mundo, con sus otros rollos, ése que no es Venezuela con sus rollos endógenos, con frecuencia se menciona al "cisne negro", una teoría desarrollada por Nassim Nicholas Taleb relativo a la ocurrencia de un evento muy poco probable pero de gran impacto.
Llevo años protestando como sus reguladores bancarios se aprovechan de ese cisne negro para desviar la atención sobre su responsabilidad en causar su gran crisis bancaria. Ese pobre cisne negro ha terminado siendo solo otra versión más sofisticada de nuestro humilde paga peo. Habiendo escrito antes sobre tal crisis, he aquí la versión breve:
Los activos que han puesto a tambalear al mundo son: bonos garantizados con hipotecas mal otorgadas al sector "subprime" de viviendas en EEUU y que lograron ser calificados AAA; prestamos excesivos a soberanos "sólidos" como Grecia; los más de 60 billones de dólares en pólizas de seguro contra el incumplimiento de créditos que logró vender una AIG sólo a razón de poseer la varita mágica de ser calificada AAA; la obesa exposición de bancos españoles a bienes inmuebles, etc.
Y la correlación que existe entre tales activos, y el hecho que los bancos estaban autorizados por los reguladores a mantenerlos en sus balances con muy poco capital, por cuanto se consideraban oficialmente como absolutamente seguros, es total. De hecho no hay ni uno solo activo que hubiese sido considerado como riesgoso al ser incluido en los balances de los bancos, que hoy represente un mayor problema.
Y de seguir aplicándosele a los bancos los requerimientos de capital basado en la percepción de riesgos, estarán condenándolos a morir asfixiados en alguna playa dizque segura... y siendo muy probablemente las últimas de estas la deuda pública de Estados Unidos y de Alemania. Ya se intuyen las lápidas "¡Aquí yacen los restos de la economía mundial!".
No obstante, en Venezuela, igual se usan con frecuencia a cisnes negros, en su versión criolla de "rabipelados", quizás cuadriculados, para explicar que todas nuestras "malas suertes" se derivan de hechos totalmente inesperados y que nadie tendría porque anticipar.
Y sin duda, el rabipelado cuadriculado de mayor trascendencia en Venezuela, es ése a quien se le atribuye la explicación del porqué, casi siempre, terminamos con un gobierno inepto. ¡¡¿Quién pudiese haber pensado que nos íbamos a topar con un rabipelado cuadriculado?!!
Y nos rehusamos entender que a razón de una especie de Darwinismo perverso, la concentración de nuestras resultas petroleras en muy pocas manos, a veces una sola, no puede sino garantizar el que todos nuestros gobernantes terminen siendo de malosos, a malos, a fatales. La carga genética petrolera es demasiado fuerte.
Ruego que, Henrique Capriles, elegido presidente, ayude a no tener que terminar explicándolo a él, como solo otro rabipelado cuadriculado más. A tal fin, él necesita entender, en todo sentido, que mientras más dependiente sea nuestra economía del petróleo, más importante es evitar la concentración de las decisiones sobre el uso de sus resultas... y actuar en consecuencia.
Y por favor, ese día cuando el Guri, por la desidia e ineptitud de quienes son responsables de su manejo, colapse, no vayamos a culpar a otro rabipeladito cuadriculadito, sino reconozcamos que aquí, los que tienen el rabo pelado recibiendo pela, somos los ciudadanos que permitimos que se burlen tanto de nosotros aquellos que nos siembran nuestras resultas petroleras.