Seguro que gana Capriles, puesto que la desilusión provoca menos ganas de votar entre los oficialistas bien intencionados, que lo que una cierta falta de ilusión puede provocar entre los aún no decididos.
Seguro que gana Capriles, puesto que el país ya sabe que con él resultará más fácil enderezar la carga... (por ejemplo el que se nos entregue directamente nuestras resultas petroleras).
Seguro que gana Capriles, puesto que cada día son más los que quieren unir al país, a sabiendas que solo de eso podemos todos vivir, que los que buscan dividir al país, por cuanto de eso es que ellos viven.
Seguro que gana Capriles, puesto que en este momento el oficialismo bien intencionado esta convenciéndose, cada día más, que Henrique Capriles habrá de respetarlos más de lo que es la real intención del oficialismo perverso.
Seguro que gana Capriles, pues de construirse un gran muro en el país, la gran mayoría ya sabe de qué lado le convendría quedarse... con los perversos, ni de broma.
Seguro que gana Capriles, por cuanto de verdad le está metiendo el alma al asunto, algo que sabemos apreciar.
Seguro que gana Capriles, y cobra, por cuanto los soldados venezolanos, son soldados venezolanos.
Francamente, si no fuese por el mal que ha causado gobernando, hasta podría dar lástima ver a quien ya no puede con su alma, siendo empujado por tenebrosos "aprovechavistas", nacionales y extranjeros, y a quienes solo les importa el 7 de octubre comprar un poco de tiempo para luego, con o sin él, ver qué otras marramuncias rojas inventan.
Habiendo protestado durante una década contra el económicamente, ambientalmente y socialmente criminal hecho que la gasolina se regala en Venezuela, no puedo dejar de comentar como con los susodichos chips, estos insensatos quieren cavarnos aún más profundo en el hoyo donde nos tienen metidos.
No condono las actividades ilícitas, por cuanto eso pudre a una sociedad, pero, en ocasiones he sostenido que quienes contrabandean la gasolina, para venderla a un precio más cercano a su valor internacional, pueden de hecho ser más patriotas que quienes la reciben regalada sólo para malgastarla en alguna interminable cola.
En ese sentido, el que nuestros cuasi-patrióticos contrabandistas ahora tengan que quemar más gasolina, y gastar más cauchos y más transportes importados para ejecutar su negocio, sólo por cuanto los chips se han colocado cerca de la frontera es una estupidez. Si es que los "geniecillos" insisten, pues que pongan sus chips por allá en Maturín y unas bombas de gasolina justo en la frontera, para así competir en precio con el contrabando.
Estas son las típicas cosan que pasan cuando los gobiernos se empantanan en ocurrencias propias que nadie se atreve cuestionar. Imagínense al cacique de turno tener que debatir esto con Capriles por televisión. Por supuesto que no se atreve a ello, hasta las locuras tienen sus límites.
Así que... ¿queremos los venezolanos que nuestro país se hunda en manos criminalmente tan ineptas? Lo dudo, ya sabemos que el mundo está haciéndose lo suficientemente difícil sin eso... y por lo que... ¡gana Capriles!
Y esto no se trata de oposición contra oficialismo, sino de oposición y oficialismo contra oficialismo perverso... como tan genialmente, en sus propias palabras, lo expresa Cantinflas en "Su Excelencia" ¡Véanlo!