Si no tuviésemos el petróleo, imagínense las fuentes de empleo productivo que tuviésemos que tener, para importar lo que no tenemos.
E imagínense el respeto que le daríamos a quienes sepan generar esos empleos productivos, en lugar de dárselo, por necesidad, a quienes hoy se dedican al gasto improductivo.
E imagínense que con nuestros impuestos contribuyésemos a que el gobierno haga algo bueno, en lugar de que el gobierno hoy use nuestros impuestos sólo como una vulgar esponja, para recoger el exceso de liquidez que ha provocado con su abrumador gasto primario de nuestras resultas petroleras.
He estudiado, trabajado y escrito muchos artículos relacionados con el sector turismo, por lo que me encanta oír hablar de nuevo con cierto ahínco, sobre las posibilidades económicas y de empleo del sector turismo. No obstante, eso hace necesario recordarle a los venezolanos, que el gustarles como turistas que le atiendan bien, no tiene nada que ver con el gustarles y saber atender bien al turista.
Lo digo por cuanto no quiero que ni uno de los expertos turísticos del gobierno, quien sea el cacique de turno, se vaya a gastar uno solo de nuestros dólares, convenciendo al mundo del buen turismo que ofrecemos. Si nuestra oferta turística es buena, el mundo se enterará, y, si no, mejor ni se enteren.
Lo digo, por cuanto a menos que estemos hablando de uno de esos hoteles aislados del resto del país, como los de Cuba, donde el turista requiere casi un acto de fe para creerse en Cuba, el turismo requiere el apoyo de todo el país.
Lo digo por cuanto a diferencia de las industrias encerradas en un galpón, y que básicamente pueden prosperar donde sea, si la mano de obra es capacitada y los sueldos competitivos, el turismo necesita el apoyo ilimitado de la nación. Un solo cacique, sintiéndose dueño del mundo, un solo militar engreído, un solo burócrata inepto, un solo malandro y hasta un solo ciudadano idiota, puede echar a perder millones de inversión en turismo.
Lo digo por cuanto un poblado acostumbrado a pedir como el nuestro, debe cambiar mucho para estar en posición de ofrecer y de hasta aguantarles a algunos de los turistas, algunas de sus inevitables malacrianzas.
P.S.1. De repente he recibido numerosos emails solicitándome lanzarme a la presidencia... y bien seguro que no son de mi familia. A todos, gracias, pero ¡no! A estas alturas de la vida sé muy bien que la única presidencia que verdaderamente me interesa, es la presidencia de una oposición que busca generar una verdadera alternativa, que logre hacer país de nuestro poblado, y que no se conforma con que sólo se nos ofrezca a los ciudadanos una tantísima mejor continuación.
P.S.2. A votar el 12 de febrero, por quien sea. Yo, por cuanto la oposición me vale tanto más que cualquier candidato de oposición, votaré por el nombre que saque de mi tómbola casera. Es más, le ruego a quien salga ganador el domingo, que no vaya a creerse el ganador.
P.S.3. En comentarios al reciente artículo alguien me acusó de "desprecio por nuestro gentilicio", y no entendí porqué. Si bien es cierto que nuestro gentilicio está acostumbrado que sus resultas petroleras les sean administradas por el cacique de turno y círculo íntimo, no creo que sea un desprecio al gentilicio venezolano, el considerar que al ciudadano venezolano le haría mucho bien asumir él mismo, tal responsabilidad... para sembrar país.