De tín marín de don pingüé cúcara mácara títere fue...o sea el nombre que me aparezca en un papelito doblado, que habré sacado, con mi inocente mano, de una tómbola casera que contiene los nombres de cada uno de los candidatos.
Y no es por cuanto no sienta yo más simpatías especiales por uno u otro de ellos, o, como en la Venezuela de hoy ridículamente habría que decir, uno u otro de ellos o ella, claro que las tengo. Lo de echarlo a la suerte, es por lo siguiente:
Primero, por cuanto el librarnos del cacique actual tiene muchísima mayor importancia que el tener una buena puntería en seleccionar quién será el cacique del próximo turno.
Segundo, aun cuando mi candidato, el ciudadano, no corre en estas primarias, hay que apoyar y sumarle votos a la oposición. A nosotros, los hartos de elegir caciques solo para que nos gobiernen y dominen con nuestras propias resultas petroleras, nos parece que será más fácil plantear un referéndum sobre el tema, de ser cualquiera de ellos el cacique.
Tercero, por cuanto en verdad ninguno de los candidatos ha logrado ser más candidato por fuerza propia, que candidato por fuerza de oponerse al cacique de turno, me parece bastante justo que mi selección resulte de una lotería entre la unidad de oposición.
Cuarto, por la sencilla razón que detestaría que el próximo cacique pueda llegar a creer que yo lo elegí tras un cuidadoso análisis, con lo cual yo pudiese llegar a ser en algo culpable de generarle un sentimiento de ungido.
Y quinto, por cuanto si no podría caer en la terrible tentación de comenzar mi próximo artículo con un venezolanísimo "¡Felicitaciones! Como sabes, siempre voté por ti y siempre te apoyé. Aquí me tienes a tus órdenes".
¿Significa esto que no estoy 100% con la oposición? ¡Por supuesto que no! Tan estoy 110% con la oposición que el día que se cambie al actual cacique, ese día, a más tardar, voy a una oposición II... la que busca entregar a los ciudadanos la responsabilidad de ser los sembradores del petróleo.
Como un venezolano que vivió el vertiginoso aumento en los ingresos petroleros desde 1974, lo cual desequilibró nuestro país y rebajó al ciudadano a ser inconscientemente un pedigüeño, permítame asegurarles que no hay absolutamente nada entre todo lo que esgrimen los candidatos, que me indique que alguno de ellos estaría en capacidad de sembrar mejor las resultas petroleras que los caciques del antaño.
Cuando en los "Lineamientos del Gobierno de Unidad Nacional" se dice que los logros de la descentralización venezolana en el período 1990-1998 fueron muchos a pesar de "una baja sustancial de los precios petroleros", no olvidemos que algunos de esos logros se dieron justamente por cuanto los ingresos petroleros no apabullaron.
No seamos ilusos creyendo en una descentralización basada en que las resultas petroleras pasen en un mayor grado del Estado central a los estados y municipios... si bien eso nos puede salvar de un ataque del corazón, los riesgos de sufrir serios coágulos en las extremidades aumentarían mucho.
Solo una descentralización que haga pasar las resultas petroleras por los bolsillos de los ciudadanos, antes de llegarle al presidente, gobernadores, alcaldes y círculos íntimos, nos hará país, en lugar del poblado que somos.
La increíble amplitud del programa de la oposición evidencia lo entrampados y embarrados que nos encontramos en nuestro Estado petrolero. Sana, sana, parte posterior de rana, si no sanas hoy, sanarás mañana.